En esta segunda cobertura del festival hablamos con María Álvarez, directora de Las cinéphilas, un documental sobre mujeres jubiladas amantes del cine.
Por Ayelén Cisneros
Una señora que ronda los 80 años se acomoda el rodete. Está en una peluquería donde otras mujeres se hacen color y se cortan el cabello. Dice: “no quiero ser una mujer de pelo corto color ceniza”. Parece estar orgullosa de sus canas. La peinan y luego se va: la cámara acompaña su caminata hasta el cine. Lleva un bastón que la ayuda a caminar con sus plataformas. Ella está un poco sola pero tiene un acompañante fundamental: el mundo que se abre cuando las luces de la sala se apagan.
Seis mujeres transitan la tercera edad en Argentina, Uruguay y España. Tienen algo en común: el amor por el cine. Todas las tardes van a ver una película distinta, algunas ya las vieron, otras son novedades, van por lo general solas y si tienen que recorrer toda una ciudad para llegar a una función, lo hacen. Las cinéphilas es un documental dirigido por María Álvarez y fue estrenado en la Competencia Internacional de la edición nº 19 del BAFICI.
La película abunda en escenas filmadas en puertas de cines y espacios culturales. También vemos a las protagonistas en sus casas, mostrando sus cosas, contando su pasado. Algunas dicen que su escapatoria es el cine y otras odian esa idea. María Álvarez conversó con ArteZeta sobre su experiencia como realizadora del documental y su repercusión en el BAFICI.
ArteZeta: ¿Por qué hacer un documental sobre mujeres de la tercera edad, una temática que no parece ser muy “vendible”?
María Álvarez: Jamás pienso en si lo que voy a hacer es “vendible” o no. El proyecto nace como una necesidad de expresar algo, sin ningún tipo de especulación. Son años de trabajo y es muy importante que lo que tengo para contar sea lo suficientemente fuerte como para resistir todas las instancias del proyecto.
AZ: ¿Cómo llegaste a las protagonistas? ¿Cómo fue la selección?
MA: Vengo viendo a señoras como las protagonistas del documental desde mis años de estudiante de cine, compartiendo las funciones de la tarde con ellas. Las veo siempre en los sitios donde las fui a buscar. Allí estaban, y aún están, “las cinéphilas”. Todos las vimos y las vemos siempre. Yo decidí filmarlas.
Filmé varias señoras más que las que quedaron. Pero después de una primera entrevista, fui profundizando con las que me parecía que tenían algo que ver con lo que quería contar. Cada una de ellas es una cara de un único personaje: mi propio futuro.
AZ: ¿Cómo fue el proceso de rodaje? ¿Fue muy largo, tuvo contratiempos?
MA: El documental lo produjimos Tirso Díaz-Jares Rueda y yo. Tuvimos que adecuar su realización a nuestra vida y a nuestros otros trabajos, que nos permitieron realizar la película. Filmamos durante un poco más de un año pero de manera salteada. Las limitaciones de filmar muchas veces sola, sacando la cámara de la cartera, terminaron siendo parte intrínseca del documental: la forma afecta al contenido.
Lo más difícil fue la edición. Es un trabajo muy solitario para el que hay que estar muy bien física y psicológicamente.
AZ: ¿Cómo viste la recepción de la película en el BAFICI?
MA: La sala estuvo llena las tres funciones, hubo gente que se quedó sin poder verla por falta de entradas y otra que eligió verla dos veces, con tanta oferta de películas. Sinceramente jamás imaginé que el público recibiría el documental así, llorando y riendo al mismo tiempo. La película ya es un ente aparte y conectó con el espectador por su cuenta, me sorprendió muchísimo y me dio una alegría inmensa.
AZ: ¿Se va a estrenar en salas comerciales y del circuito independiente?
MA: Aún no tengo muy claro los siguientes pasos, pero espero que el documental pueda ser visto por la mayor cantidad de gente posible.
AZ: ¿Qué significa el cine para vos?
MA: El arte, que incluye al cine, es lo que me salva. Si no me pensase como una “cinéphila” no podría haber hecho este documental.//∆z