ArteZeta está presente en la edición número 19 del Festival Internacional de Cine Independiente. En esta primera cobertura analizamos una película sobre trabajadores de una mina en Bolivia, lo último de Mike Mills, un retrato generacional costarricense y un debut prometedor. 

Viejo calavera (Competencia Oficial Internacional/ Kiro Russo, 2016)

Las placas iniciales dicen la película está producida por el “Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de Huanuni” y se espera una especie de panfleto a favor de las luchas obreras. Hay escenas de asambleas, hay arenga pero el protagonista de la película es un joven medio punk que vive borracho y está fuera de la norma. Su padre murió en un extraño episodio en el que se encuentra implicado el padrino, compañero del joven en la mina. La ópera prima de Kiro Russo comienza con un plano hipnótico en un boliche que nos lleva a un éxtasis de alcohol y delirio de Elder, el pibe al que no le interesa nada. El relato toma la tradición de los trabajadores revolucionarios bolivianos y utiliza “no-actores” que dan verosimilitud y fuerza. A esto se le suma la utilización de locaciones reales: se ven imágenes de mucha belleza en los planos abiertos llenos de bruma en la montaña y también en oscuridad de la mina, que muestra la asfixia muy de cerca. Viejo Calavera es un relato circular que no busca dar ejemplos moralizantes sobre la clase trabajadora y eso lo hace un plato interesante en la sección de Competencia Internacional, donde las cosas a veces se ponen predecibles. Ayelén Cisneros

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20th. Century Women (Trayectorias/ Mike Mills, 2016)

A contramano de las películas de “historias cruzadas”, el director de Thumbsucker y Beginners, se pone autobiográfico y presenta a cinco personajes de distinto sexo y diferentes generaciones haciéndolos confluir en un mismo espacio: la casa de Dorothea (Annette Benning), escenario por el que desfilarán temas universales como el despertar sexual, la soledad y el paso del tiempo. Situada a finales de los setenta, y mediante una estética polaroid y de a ratos psicodélica, Mills vehiculiza los conflictos de sus personajes haciendo referencia tanto a la literatura como a la música de su época. Política, feminismo, algo de Black Flag, otro poco de Talking Heads y el talento de un director que sabe sacar lo mejor de Elle Fanning, Greta Gerwig, Billy Crudrup y el sorprendente Lucas Jade Zumann para entregar una película tan sensible como lúcida. Martín Escribano

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Atrás hay relámpagos (Competencia Oficial Internacional/ Julio Hernández Cordón, 2017)

Dos adolescentes pierden el tiempo en una ciudad de Costa Rica hasta que encuentran un cadáver en el auto de la abuela de una de ellas. El film de Julio Hernández Cordón comienza como una piña pero luego se diluye en lugares comunes del cine independiente. ¿Cuál es el estereotipo de estas películas? Jóvenes sin rumbo, canciones de bandas indies que musicalizan momentos como andar en bici o mirando el mar, un dilema existencial y chicas raras. Nada pasa y eso podía ser vanguardista hace años. El tema es qué se hace con los estereotipos, si se los usa para darles otra vuelta. Los personajes son raros pero no atraen porque no se construyen en el relato, la película funciona como un videoclip y su irreverencia radica en eso. El final pega otra piña y no se entiende cómo ocurre. Atrás hay relámpagos incluye una escena que es un guiño para el público argentino: mientras los chicos juegan al metegol suena una versión acústica de “Mi próximo movimiento” de El mató a un policía motorizado. Probablemente el objetivo de la película haya sido mostrar un retrato generacional y que pasan cosas en la movida independiente de Costa Rica. La sensación que deja es que este film ya estuvo en el BAFICI muchas veces, casi desde su inauguración. Ayelén Cisneros

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The Edge of Seventeen (Hacerse grande/ Kelly Fremon Craig, 2016)

Tildarla solo de “comedia adolescente” no le hace justicia al debut como directora de la hasta ahora guionista Kelly Fremon Craig, que cuenta con una ya veinteañera Hailee Steinfeld (nominada al Oscar en 2010 por True Grit, de los hermanos Coen) brillando como Nadine, la drama queen más inteligente y narcisista de la última década. Lejos de cualquier cliché, la complejidad de su personaje se deja ver tanto en la rivalidad con su hermano superestrella (Blake Jenner), como en la relación que mantiene con su denostada madre (Kyra Sedgwick) y con un profesor que la empata en cinismo (Woody Harrelson, genial, para variar). Y aunque todavía es pronto, el tiempo se encargará de poner a The Edge of Seventeen allá arriba, junto a Clueless y Sixteen Candles, entre los clásicos de las películas de adolescentes. Martín Escribano//∆z

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