Tercer entrega de crónicas de algunos de los films vistos y reseñados por el enviado especial de ArteZeta al Festival de Cine Independiente de Buenos Aires.

Por Claudio Kobelt

Mahjong (Dir: João Pedro Rodrigues/João Rui Guerra da Mata) / O CORPO DE AFONSO (Dir: João Pedro Rodrigues)

Cuando el portugués João Pedro Rodríguez desembarcó en el Bafici con “Morrer como un homem” (Bafici 10) no pasó para nada desapercibido. Su enorme calidad cinematográfica y su sello personal dejarían un recuerdo imborrable en aquellos que tuvimos la suerte de apreciar su gran obra. Hoy, algunos años después, y tras el paso de “The Last Time I Saw Macau” (Bafici 12), Rodrigues vuelve al Bafici con dos mediometrajes sumamente complejos, profundos y por sobre todo que reafirman su excelencia como realizador.

En “Mahjong”, un auto recorre las calles en la oscuridad. Parece estar siguiendo a otro vehículo sin que este se dé cuenta. La tensión avanza, la búsqueda se profundiza, el misterio crece. El papel indiscutido de la banda de sonido, las pocas luces, la oscuridad, el silencio, el vértigo, todo genera un suspense intenso y crudo que nos mantendrá al borde de la butaca sin caer en clichés ni golpes de efecto.

Reformulando con mucho de poesía y experimentación algunos de los aspectos del cine noir, “Mahjong ofrece en sus primeros 10 minutos más tensión y suspenso que la mayoría de la gran cartelera del Hollywood de súper acción.

Y en su otro mediometraje, “O Corpo de Afonso”, Rodríguez plantea un ejercicio sumamente interesante: Poner frente a cámara a diferentes hombres portugueses, muchos de ellos fisicoculturistas, y examinarlos en detalle, escucharlos. Oírlos mientras cuentan acerca de su propia vida, de sus múltiples trabajos, de su desocupación, y acerca del primer Rey de Portugal, Alfonso I. El film avanza intercalando imágenes de la estatua del Rey Alfonso con la actualidad de esos hombres a torso descubierto narrando su epopeya. Si prestamos atención al escucharlos, al ver sus cuerpos desnudos, sus tatuajes, sus cicatrices, su búsqueda, se siente la historia de Portugal en la voz y el sentir de cada uno de ellos.

Rodrigues elabora dos films excepcionales, notables por donde se los mire, y especiales para aquellos que buscan en el séptimo arte un poco más de lo convencional.

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La ballena va llena (Dir: Colectivo Artístico Estrella del Oriente)

Un grupo de artistas argentinos se entera que cierta fundación española llama a concurso para la presentación de obras de arte para una beca en euros. La discusiones sobre qué proyecto presentar avanzan, y allí surge el tema de la inmigración de habitantes de países “tercermundistas” a Europa, con Europa como ese paraíso soñado, ese lugar mejor. Entonces esa es la idea: La obra será un barco gigante con forma de ballena que ira por todo el mundo, recolectando migrantes deseosos de mudar de país, y los llevara hacia Europa pero ya no como inmigrantes, sino  transformados en obras de arte, seres artísticos que de ahí en más vivirán sus vidas en los museos del mundo.

El proyecto suena atractivo pero es sumamente ambicioso, y por supuesto muy costoso. Construir un barco con forma de ballena no suena algo que pueda entrar en la beca española. ¿Pero cuánta gente planean llevar a bordo? les pregunta a los artistas el Director del Museo Whitney de New York:” ¿Serán 100, 120?”, a lo que le responden “120 mil aproximadamente”. La cara y la voz de asombro del Director no tienen precio.

Es este un documental brillante, entretenido y sumamente hilarante, que con ese humor omnipresente, plantea diversas discusiones más que interesantes, como por ejemplo el siempre discutido concepto de que es una obra de arte, como también  la idea de los inmigrantes y su transformación en obras durante el recorrido del barco (“ya que como inmigrantes son maltratados en Europa, y las obras de arte son bien recibidas siempre, se nos ocurrió que estas personas entraran como obras de arte” dice brillantemente Pedro Roth).

El film posee un humor imparable, pero no por ser ridículo o falso, sino por las reacciones genuinas que genera este colectivo de artistas al exponer su idea ante el público y, principalmente, antes quienes deberían financiarlo.  Imperdible la escena donde el Ingeniero Marítimo les dice el presupuesto estimado de cuanto saldría construir el barco-ballena. Imaginen una cifra muy alta, altísima, bueno, seguro se quedaron cortos. Y por mucho.

¿Es esto una película documental sobre la realización de una obra de arte imposible, es sobre el sistema de becas y el apoyo de las instituciones públicas y privadas al arte, es sobre la crisis económica mundial, o es sobre todo eso y mucho más? Las discusiones entre los artistas se tornan cada vez más reales, más intensas, las presentaciones del proyecto se vuelven más y más complejas. Ya hay voluntarios anotados para formar parte del viaje como pasajeros (“más que un barco, es un sistema que produce obras de arte” dicen) y la construcción de la “ballena” parece haber arrancado…aunque bien sabemos nunca llegara a su fin.  En tiempos del crowdfunding, llamados a concurso y presentaciones a financiamiento, esta es una película fundamental para aquellos artistas independientes de cualquier área, y para todos aquellos que quieren acercarse a este mundo de una manera inteligente y divertida.//z