Con más de diez años de trayectoria y tres discos en su haber, Taura se prepara para su primera Trastienda esta noche. Nos sentamos a charlar con ellos para que nos cuenten cómo es la vida del otro lado del alambrado del metal, allá donde el diablo no llega y la música se hace a puro sangre, sudor y alegría.

Por Pablo Lakatos

Es verano, hace varios meses, y en una sala de ensayo chiquita chiquita que queda sobre la peor avenida de la ciudad (esa sería Avenida Córdoba, para que no queden dudas) están metidos cuatro pibes que se miran confiados, relajados. Llego y me dan algodón para los oídos. Se viene el rock. Ellos son Taura, y te rompen el cerebro con rock. Sin embargo, ya desde los cuerpos se descubre algo distinto, están tranquilos, descansan los dedos sobre los instrumentos… Después de todo, están ensayando. Las versiones son tranquilas, en clave miniatura: iguales pero pequeñas. Qué lindo es cubrir bandas y tener acceso a estos mini recitales privados. El rock no pagará pero al final de alguna manera lo hace. Los chicos ensayan los últimos tres o cuatro temas que les faltan y se descuelgan las armas. Están contentos, tranquilos, la atmósfera que se respira es de camaradería, sobran las palabras cuando todo anda bien.

Taura nace a principios de siglo (como chistearán los integrantes) en el encuentro de Santiago García Ferro (ex-guitarrista de Kin Crisis) y Chaimon (ex-vocalista de Vrede). Por la formación pasaron Alfredo Felitte (hoy en Ararat) y… (no creo que se esperen esto) Lars Rosenberg, bajista también de Therion, Entombed y Serpent. Después de un rápido reacomodamiento de integrantes se suman a la banda Leonardo Della Bita en bajo (extraordinario, si me permiten la acotación) y Alejo García Guraieb (ex-Quemar) en batería. Taura son los cuatro pibes que están en este cuarto, es lo que sale cuando se juntan a tocar y sacan esa música. Taura. Nadie lo dice, pero parecen pensar “¿Qué historia? Acá estamos”. Esa historia no es nada despreciable, en 2004 se presentaron como teloneros de los ortivos QOTSA en su primer show porteño. Se les suelta la lengua, sí, cuando se ponen a hablar de música.

Chaimon: una vez que tuvimos la formación definitiva, inmediatamente empezamos a tocar con bandas del circuito… “stoner”, ese plan. Vimos que nuestra propuesta empezaba a diferenciarse un poco, a tener como vida propia e independiente, lo que derivó en empezar a pensar en un primer disco, que fue Mil Silencios (2006, Días de Garage Records). A medida que lo íbamos presentando…

AZ: decís que su propuesta es diferente, es verdad, yo lo noto mucho con la banda, con el sonido. Otra banda que me parece que comparte eso es Buffallo (Chaimon y el Pastor solían ser compañeros en Vrede). Es como que entran en un circuito, pero el sonido en realidad no llega a definirse como “Stoner”. Yo lo escucho y no digo “Es stoner” y está bueno eso. Los pone en un lugar más difícil, ¿no? Ha llegado un punto en que se ha formado una escena de “stoner Argentino”, pero ustedes incluso se corren un poquito de ese lugar.

Chaimon: sí. Si me permitís -como diría mi amigo Adrián Ortega- discrepar, yo creo que no tenemos nada que ver con Buffallo. En ningún sentido. Nosotros sentimos que hacemos algo diferente a lo que se denomina Stoner. No creemos que sea ni mejor ni peor, es algo diferente. Ni siquiera estamos dentro de los cánones del stoner. Hacemos otro tipo de letras, la duración de las canciones es otra, el sonido es otro. Con el tiempo… Mil Silencios tal vez todavía tiene esos resabios pequeños de ese tipo de música que hacíamos apenas empezamos, pero después con Huésped (2008) la dejamos atrás y ahora con el último, con El Fin Del Color sentimos que ya tenemos como identidad propia. Me parece que cuando la gente escucha Taura, identifica que es Taura. Después insisto, no es ni bueno ni malo, eso corre por cada uno, pero sentimos que ya tenemos una personalidad propia.

Santi: en cuanto a la identidad, nuestra premisa desde el día uno, desde antes de empezar a tocar, era darle esta trascendencia a la canción. Que la canción sea la protagonista de lo que queríamos contar. Justo en ese momento coincidió… Viste que cuando surgen los estilos se los asocia a un montón de cosas que no tienen que ver con la música en sí…

AZ: a la estética.

Santi: tal vez a la estética. Nosotros, por ese lado, desde el inicio, pusimos por encima de eso la canción. La canción es lo fundamental. De esa forma, podíamos trascender un estilo, para nosotros un estilo no es suficiente. A partir de ahí dijimos “bueno, si nos vamos a dedicar a hacer canciones, vamos a hacer las mejores canciones” y después si a alguno le suena un estilo particular u otro, ya es… No podés sentarte a contradecirlo, por lo pronto, ese siempre fue el objetivo.

AZ: ¿De ese primar las canciones es que llegan a la duración corta? Dicen, la idea ya está, no vamos a estirarla, a alargarla…

Santi: nunca se sabe. En realidad cada uno tiene una percepción diferente de la música, de las canciones, pero… No estamos con el cronómetro diciendo “el tema no puede superar los 3 minutos”, pero casualmente dura más o menos eso. El tema es que como a nosotros nos gusta la música y nos gusta la banda en la que tocamos y queremos que nos gusten también las canciones, escucharlas, y que no sea una actividad tediosa. Entonces pasa por ahí. Pero de repente a todos nos gustan bandas que tienen temas de… 12 minutos.

Alejo: ¡23! (Risas).

AZ: está bien, pero en el proceso de composición les salen…

Ch: Si porque aparte, viste que hay como una diferencia. Una cosa es lo que uno escucha y una cosa diferente es lo que uno hace, con respecto a lo musical. Y cuando uno tiene una banda eso combina ineludiblemente, es imposible que no lo haga. Que se yo, a mi me puede gustar mucho Merciful Fate, pero no canto como King Diamond. A Santi le gusta mucho King Crimson, a los chicos les gusta mucho Rush, que tienen una duración tremenda las canciones y nosotros no hacemos eso. Bueno, en la combinación de lo que escuchamos y de lo que intentamos ejecutar, sale algo. En lo que coincidimos por suerte los cuatro es en el formato canción. Por ahora lo que nos identifica y mejor habla de nosotros es el formato canción de tres minutos y pico.

AZ: ¿El sello Pleamar (por el que salió El Fin Del Color) es de ustedes?

Santi: sí.

AZ: ¿Y cómo es eso? ¿Cómo es la Autogestión? Sus CDs son un producto completo bastante copado: los libritos tienen un montón de páginas, tienen fotos, tienen…

Ch: un laburo por detrás.

AZ: ¡Sí! Un laburo por detrás. Y se notan unas ganas de poner un producto, como cuando yo, cuando ustedes iban a musimundo y se compraban un CD que venía con un montón de…

Ch: tratar de hacer el mejor disco posible, que es el tuyo y es en el que vos ponés todas tus energías, y todo tu dinero (risas) es el punto. Hacer el disco que querés implica muchas cosas. Que cada cosa que diga Taura tenga dignidad es primordial, por un lado, pero por el otro, nosotros somos nuestros propios jefes. Al ser fanas de la música nosotros lo pensamos también como aquellos que vamos a comprar un disco.

Alejo: somos de la generación de los que compran discos. Sentimos que a la gente hay que darle un disco que valga la pena ser comprado. No que lo bajás y lo bajás. Nosotros no pensamos que la gente no se puede bajar el disco. Pero la idea es hacer un disco que nos gustaría comprar a nosotros. Si lo compramos, tener esa sorpresa “que bueno que está, cuanta data tiene, cuanto arte”.

Ch: a nosotros nos parece revolucionario seguir apostando a ese formato que hace que a uno le guste tocar en una banda. En algún momento uno pone un póster en la pieza porque tiene el cassete en su momento, o el disco o el vinilo o el blah. Bueno, nosotros entendemos que la revolución un poco es esa: cuando la gente va por el MP3, por poner el disco gratis en la red, nosotros te proponemos un disco que te den ganas de comprar, no negando la posibilidad de que se lo puedan bajar, ¡como lo hacemos nosotros con las bandas que nos encantan! Incluso lo pusimos para que la gente se lo pueda bajar en formato wav [el wav es más parecido al FLAC que al MP3, tiene mucho menor perdida de información]. A diferencia de Metallica no nos peleamos con eso (risas), pero seguimos apostando por nuestros sueños. Y nuestro sueño es ese, y la verdad que suena pedante, pero, es mucho más difícil para nosotros que lo hacemos con nuestras propias manos que para un sello.

AZ: y teniendo así un sello propio y sacando con la autogestión ahí al frente. ¿Cómo es la realidad de la banda, por un lado para componer y por otro para salir a tocar y mostrarse?

Alejo: es libertad total, con lo bueno y lo malo. Todo lo bueno que tiene la banda es gracias a nosotros, y las cosas que no se dan, a veces corren por cuenta nuestra y a veces no. Cuando estás en un sello, a mi me tocó, cuando estuve en un sello con otra banda anterior era… nada. Te dan los discos… y vos no formás parte de nada. No sabés a quien le dan los discos, si se promovía el disco, si no se promovía el disco. En cambio acá somos dueños de todo lo que hacemos, entonces, como somos fanáticos de nuestra propia banda (por suerte), le damos a todo el mundo que escuche nuestros discos, nos juntamos con las bandas que queremos, no viene una persona y te dice “tenés que tocar en tal fecha en tal lado” y vos por ahí no tenés ganas. Y bueno, por otro lado, la parte no tan buena de la autogestión es que también acceder a grandes festivales o a eventos de mayor magnitud es más difícil porque eso está todo ya prearmado, preacordado con sellos más grandes.

AZ: ¿Ustedes sienten que tienen su espacio para salir a tocar?

Ch: y… lo armamos nosotros mismos.

Santi: hicimos varios conciertos en Buenos Aires Club, en el teatro Arlequines, y ahí nos viene a ver un público que nos permite seguir haciendo esos recitales. Nos permite seguir sacando discos. Nosotros creemos que el espacio que no te dan te lo tenés que generar. En capital sobretodo, tratamos de producir nuestras propias fechas, nos gusta hacerlo, y por suerte nos va bien. Nuestra intención con este disco es tocarlo más en provincias, en el gran buenos aires, salir un poco más, cosa que para un grupo autogestionado es complicado, pero bueno, el objetivo es ese: tratar de llevar el disco… Ya que el disco cuesta que llegue físicamente a determinados lugares, bueno, nosotros te lo vamos a llevar. Vamos a hacer el esfuerzo para que las canciones sean escuchadas porque, personalmente, creo que merecen ser escuchadas. Ahí está el trabajo de hormiga de llevarlo a la mayor cantidad de lugares posibles.

AZ: les pregunto sobre el disco nuevo ahora. Lo primero que noté, lo más fuerte para mi, es el armado de sonido y como tu voz [a Chaimon] está mucho más presente, está mucho más arriba. ¿Esto es un proceso natural, es una búsqueda de algo en particular, algo que se fue dando en las canciones?

Ch: nada en Taura es azaroso. Absolutamente nada, ni un segundo del disco es casualidad o se dio. Todo está pensado. No zapamos nosotros, cuando ensayamos tocamos las canciones. Respecto al disco, nosotros veíamos que las canciones tenían una diferencia respecto de los anteriores discos. Eran tal vez un poco más técnicas, tenían otra intensidad. Entendíamos que la diferencia esa tal vez teníamos que marcarla al momento del disco final en la voz, para que tenga un sentido tal vez… más de equilibrio. Para que sea un poco más pop, al menos desde la voz. Porque desde lo musical es mucho más rockero, mucho más técnico, es un poco más pesado, está mucho mejor tocado… Desde mi percepción, que no toco nada (risas). Y creíamos, creemos fervientemente que la voz tenía que equilibrar un poco esa circunstancia de que la canción (porque en un punto sigue siendo eso) tenga esa… ese deslice en el oído. Cuando vos escuchás una canción lo primero que escuchás es la voz, la melodía. Detrás de esa voz hay un montón de cosas que están sucediendo. Hay un montón de trabajo detrás. Y entendíamos que la mejor forma de presentarlo era de este modo. El salto que mencionás (y que agradecemos que menciones) en cuanto a lo sonoro y a lo técnico es real, es concreto, es marcado y buscado.

Santi: parte de ese mérito de que la calidad sonora está justamente, en un trabajo de cada uno; en el ámbito de la sala y en su ámbito personal le dedica una cantidad de tiempo a su instrumento que permite después hacer el ensamble que nos da esto. Que hay infinidad de arreglos… nosotros sabemos que la banda no es una banda de una sola lectura, ¿no? En esas relecturas uno se puede encontrar con una serie de cosas que enriquecen, desde mi punto de vista, aún más el trato que se le da a la canción. Hay una cuestión que tiene que ver con lo natural que es la composición, uno aplica la intuición para componer. Después cuando uno quiere plasmar esa intuición utiliza el raciocinio, se dedica más a analizar y a ensamblar. A grabar y a regrabar, nosotros de lo que nos podemos jactar es que las canciones que inventamos son las que queremos que se escuchen, por eso llevamos la canción hasta el final.//z

TAURA se está presentando hoy por primera vez en la Trastienda (Balcarce 460) a las 21 hs. Las entradas pueden conseguirse por Livepass o en boleterías de la Trastienda.

Leer Taura – 2da parte

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