En tan sólo tres años el trío nacido en zona sur ya grabó dos discos, hizo una gira por Chile, realizó shows conceptuales en los que repasaron sus dos discos en forma completa y se consolidó como una de las propuestas más interesantes de la escena pesada underground.

Por Gabriel Feldman

En los salones oscuros hay tres pibes que se pintan de colores fluorecesntes y entregan una experiencia única sobre el escenario. Así es Elefante Blanco, una banda con aires místicos y embarcados en los caminos de la experimentación. Néstor Kern (Bajo), Alejandro Lambardi (batería) y Matias Carranza (voz y guitarra) abren portales libres de tiempo y espacio para hacernos partícipes de su trance sonoro. “Tres tipos haciendo lo que más les gusta, intercambiando energías para moverlas del lugar que estemos”, asegura su cantante. Con una pata en los sonidos del desierto californiano y otra en la agresividad casi punk, el Elefante Blanco pisa fuerte con su propuesta existencial psicodélica e intensa en el mundo del ruido y los colores.

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AZ: ¿Cómo y cuándo se forma Elefante Blanco?

Matías: Elefante Blanco arrancó con los ensayos a principios de 2009 y para la segunda mitad de año ya estábamos tocando por Bernal y Zona Sur. No fuimos vuelteros ni estructurados para mandarnos a tocar, un mes de ensayo y fue… medio como seguimos siendo ahora. No sé cómo estará la movida hoy en día en el sur, por ahí está un poco mejor, pero en esa época de música entre rock intenso y experimental ni hablar. Era mucho rock n’ roll, punk o metal pero no había algo en el medio.
En capital eso había más bandas, más movida de la que buscábamos empaparnos. Grabamos el primer Ep en vivo (Esquizofrenias vol. 1, de 2009). Después entra Ale en la batería, y empezamos a encontrar un camino musical, un estilo y tocamos todo el año de acá para allá. A fines de 2010 grabamos nuestro primer disco, Voyage #1 Psychédélique- fumée- acide- et bruit blanc. Habíamos ido a La Plata a la casa de nuestros amigos, los Knei, con la idea de grabar dos covers (“Break on Trough” de The Doors y “Allen´s Wrench” de Kyuss) y ya que estábamos terminamos grabando todo los temas, cuatro nuestros más los dos covers…Salió de casualidad.

AZ: Indudablemente en ese primer disco hay una fuerte influencia del sonido de Palm Desert californiano o de los primeros discos de Los Natas, que también se nutren de eso. Pero también salen con un cover de The Doors y está presente la impronta de la psicodelia ¿Qué otras influencias tienen?

M: Los Natas fue una referencia muy marcada. Era de las bandas que iba a ver muy seguido porque era de las que más movidas hacían en ese palo. Y además porque fue una banda que hizo los discos que quiso, mutando todo el tiempo. Pero también tenemos mucha influencia del rock de los ’70. A mi me gusta mucho lo que fue la movida de acá: Vox Dei, Pappo’s Blues, el Flaco, Color Humano, El Reloj y después tenemos mucho de la psicodelia de los primero dos discos de Floyd y también Sumo. Por otro lado se nota claramente la influencia Punk de Néstor tipo 2 Minutos, Pennywise en temas como “Furia”. El primer disco es más stoner, más colgado. Pero los temas de ahora son más rápidos, se apoyan más en el rock, en “Jeremías Pie de plomo”, de Vox Dei o El Reloj por ejemplo, que en el stoner propiamente dicho. Es rock fuerte e intenso.

AZ: En el EP que sacaron ahora como adelanto del segundo disco se escucha un sonido mucho más directo.

M: Sí, porque la banda encontró aún más su estilo, se mezclaron los colores. Nos fuimos más para el lado del hardcore californiano mezclado con el rock and roll. Me gusta que cada uno tenga su mambo y la banda se nutre de todo. Igual yo siempre digo lo mismo: “no somos una banda para mover la cabeza, somos una banda para bailar”. Escucho a la banda y me hace mover el cuerpo, ponele.

AZ: ¿Qué pueden contar de la grabación de ese segundo disco?

M: Fue una sesión muy enquilombada. Lo grabamos en Pronoise, un estudio que ya tiene seis años y siempre impulsó a la movida under (se grabaron muchas bandas como Olfa Meocorde, Los Pus, Los Cuscos, Riphle, Mujercitas Terror, Knei, Favalli) y, como el estudio se mudaba, lo grabamos a las apuradas. Ese día hicimos como dieciséis temas en una sesión intensa. Es un disco con un contenido que sigue una única línea que es la del descubrimiento interior, que va progresivamente cambiando con el tiempo y que se adecua, como cualquier relación humana que se construye y va cambiando. Todavía no lo terminamos, subimos las sesiones previas como adelanto pero faltan ultimar detalles.

AZ: ¿Cómo podés describir un show en vivo de Elefante Blanco?

M: Desde adentro es un ritual. Es entrar en estado de trance sonoro. Olvidarse del entorno, de dónde estamos y arrancar con esos ruidos internos. Es rock intenso y fuerte, con muchos matices y música para bailar. Te da ganas de ponerte a bailar y saltar, y en eso caemos a un cuelgue como en un agujero negro. Nos gustan muchos los cambios, y jugar con eso de mover las sensaciones lo más que se pueda. Tres tipos haciendo lo que más les gusta, intercambiando energías para moverlas del lugar donde estemos… eso, un intercambio de fluidos energéticos.

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En el último mes estuvieron realizando un ciclo conceptual en el Club V en el que repasaban sus dos discos en forma completa. Sobre el escenario ya están los instrumentos en posición y los equipos encendidos…hay tubos de luces negras estratégicamente ubicados en los bordes y diferentes figuras decorativas pintadas estrambóticamente entre los amplificadores. Sólo faltan algunos detalles. En el segundo piso los tres integrantes de la banda están parados como maniquíes mientras les terminan de pintar sus cuerpos –manos, brazos, caras y algunas partes del pelo- como si fueran parte de alguna tribu milenaria.

Superhombres fluorescentes con cuerpos verde y naranja que resplandecen en contacto con la luz violeta. Despegar…psicodelia, acido y ruido blanco…colores, relaciones…y el ruido: siempre el ruido, la intensidad. “Cada uno es un color y se vuelve otro color cuando se pone al lado de otro. Es una realidad. Vos te relacionás con alguien y cambiás, se genera algo diferente”.

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AZ: Me sorprendió que al poco tiempo de establecerse como banda hayan ido a Chile a hacer una gira. Incluso salieron en un programa de televisión, ¿Cómo fue esa experiencia?

M: Se dio que Los Kayros, una banda chilena de stoner, vinieron a la Argentina y nosotros compartimos las fechas con ellos ya que organizamos las dos giras. Pegamos muy buena amistad y nos hicieron la onda para ir allá. Giramos por cinco provincias y tocamos en El Gallinero, un programa televisión de la ciudad de Concepción que se transmite por un canal de aire, en donde es normal que toquen bandas en vivo. Chile es un país que tiene un crecimiento en la música mas pesada y se está generando una escena interesante. Tienen dos bandas emblemáticas de los ’90 corte Los Natas: Hielo Negro y Yajaira, y además están saliendo bandas nuevas.

AZ: ¿Y cómo ves la movida acá?

M: Y el rock “popular” es una cagada hoy en día. Y después en las cuevas las dos movidas que más movimiento están teniendo son dos: por un lado tenés la gente que escucha stoner, doom, música psicodélica y se apoya en un palo más pesado, y por otro lado tenés la parte entre “indie” (etiqueta rara porque es como decir under y no un estilo) y noise, que es otro público.

En el último Ciudad Emergente tocó Ararat, que es del palo más pesado, y Acorazado Potemkin, que es una re banda y te marca el otro camino que está surgiendo, que es un rock n’ roll que la gente lo relaciona al indie. No es como El Mató, que es la otra parte del indie más marcada que a mí tanto no me gusta. Hay bandas que la gente las cataloga como indies que son re crudas, como Riphle, Callao o Los Pus, con un sonido más cercano a Dinosaur Jr. o Sonic Youth, y que están haciendo música increíble. Todo autogestionado y generando un nicho de bastante gente que todavía disfruta ver bandas en un bar, en una casa o en un centro cultural.

AZ: ¿Y ustedes dónde se paran?

M: Nosotros estamos en el medio. Me gusta mucho Kyuss y Los Natas, que fueron una banda que me influenció mucho, pero siento que nos acercamos más al rock n’ roll, al noise o al punk que al stoner, y en el segundo disco está más marcado. Cuando nosotros empezamos en el 2009, el circuito lo hacían Los Natas, Sick Porky, Poseidótica, Humo del Cairo, Autómatas, Buffalo y Dragonauta, todas bandas muy buenas. Leticia Soma ya tocaba, Doma también y Knei empezó en esa época en La Plata ¿Con quien ibas a tocar, con el que hace hard rock o metal? No. Te acercás más a la movida stoner porque son las bandas que tenían esa mixtura entre lo pesado y lo psicodélico y nos gustaban.

Humo del Cairo para mí se acerca más a Pappo, y obviamente lo relacionan con el stoner por la densidad del sonido y porque tocaba en ese circuito, pero es una banda que la vas ver con una persona que escucha cualquier otro estilo y le termina gustando. Y es uno de los grupos que más shows con bandas de otros palos hace. Queda en uno no cerrarse y materializar un circuito mucho más grande. Hay bandas como Asalto al parque Zoológico, Riel o Bosques con las que tal vez ninguna banda stoner armaría una movida y a mí me re caben. Estaría bueno que el circuito sea nutrido entre todos los estilos…sin etiquetas

AZ: Todas sus grabaciones, tanto el disco debut como los distintos EPs, se pueden descargar gratis en Bandcamp o en Soundcloud, ¿las redes sociales son el nuevo formato de distribución musical?

M: Internet te da la posibilidad de llegar a muchas más personas. Hoy todo el mundo está en internet todo el tiempo desde una computadora, una tableta o un teléfono. Entonces tenés esa facilidad de que cualquiera se puede bajar tu música al toque y es mejor que andar dando vueltas con un disco que hoy en día perdió un poco de valor. No sé cuántos tienen ganas de comprarse un disco…Personalmente disfruto mucho más comprándome un vinilo que un disco. Además de que soy un poco melancólico, tienen una calidez más humana. Además vos agarrás una tapa y es otra cosa…miras In the Court of the Crimson King, de King Crimson y es una locura.

AZ: ¿Cuáles son los planes a futuro para la banda?

M: Seguir tocando, porque lo que hace que una banda exista es que toque todo el tiempo. Además la idea sería sacar el disco a fines de año. En su momento lo tuvimos que grabar a las apuradas, ahora quisiéramos hacerlo un poco más tranquilos. El plan es empezar a grabar de nuevo para que tenga la esencia de ese momento. Grabamos todo siempre en vivo. Así la banda es intensa, como es en vivo sin retoques, más crudo. Y también estamos ansiosos de grabar porque la banda ahora tiene mucha mas poesía. Va a ser un disco mucho mas cargado de letras. También grabamos los recitales del ciclo que estuvimos haciendo y, cuando tengamos más tiempo, vamos a editarlos para poder subirlos.

Elefante Blanco va a tocar el 20 de septiembre en Cultura Sur (Av. Meeks 1066, Temperley) en el marco del ciclo “Nuevas Criaturas” con Leticia Soma y Escupen Serpientes. El 6 de octubre en La Cigale (25 de Mayo 597) junto a Neura. Y el 24 de octubre en Dirty Club (Balcarce 605) con Leticia Soma.

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