Te acercamos el disco de versiones de Nick Drake que realizó el diario platense de rock: De Garage.

Por Gabriel Feldman

A resumidas cuentas Nick Drake fue un muchacho que solía tocar principalmente la guitarra y el piano. Estaba un poco atormentado por la depresión y desvelado por el insomnio. En 1974, con veintiséis años de edad, murió de una sobredosis de antidepresivos. Nick grabó tres discos, el primero tan sólo con veinte años. En su momento pasaron casi desapercibidos y muchos años después de su muerte se convirtieron en obras de culto. Su enigmática figura despertó curiosidad, ¿quién era este pibe? Poco se sabía de su vida (no mucho más se sabe ahora) y la mejor frase para describirlo pareciese ser: un extraño entre nosotros. Sus canciones eran tesoros escondidos que con el correr de los años dejaron de ser el secreto mejor guardado de algunos, para convertirse en algo más. Nick Drake tenía una sensibilidad especial, una piel muy fina aseguran. Dueño de una voz muy calida y una simpleza tremenda, hizo hermosas y conmovedoras canciones que dan cuenta de su profunda melancolía.

A casi cuarenta años de su muerte, desde La Plata (cuándo no desde La Plata creando y creando), el diario de rock De Garage reclutó a algunos de sus mejores representantes locales para dar forma a un disco de versiones de Drake. Siempre es complicado rendir tributo u homenaje a un artista. Cuando se quieren hacer versiones se puede caer en la replica casi exacta de la canción original o incluso deformarla tanto que termine quedando algo completamente irreconocible y que pierde toda relación con el objeto primario al que se quería homenajear. En este caso el resultado es espléndido: once canciones con identidad propia pero que guardan el espíritu simplista-melancólico que Drake imprimía en sus interpretaciones.

Y en esta idea de reconstruir a Drake desde la mirada propia, Tomás Vilche convierte “Know” (devenida en “Saber”) en un blues espacial con el sello que le conocemos cuando está al frente de La Patrulla Espacial. Por su parte, “Things behind the sun”, la que le da el nombre al disco, es recreada a dos voces por Tano Caccavo (Villesia) y Valeria Laferrara (Lumilagro). Con dulces y armónicos arreglos Juan Irio (The Siniestros) hace propia a “The thoughts of Mary Jane” y Pablo Matías Vidal (Orquesta de Perros) le da impronta criolla, al compás del bombo legüero, a “Parasite”. Cuco se suma en la locura y propone un viaje psicodélico en “Pink Moon”, mientras que Camión no se queda atrás construyendo su versión post-apocalíptica de “River Man”.  Sobre el final de este recorrido de once canciones llenas de la mística de Drake y de aquellas diagonales que se erigen en la usina creadora que sigue siendo La Plata, asoma “Fly” por Antolín. Con la simpleza de Drake, Andrés Olgiatti se despacha con una tremenda versión que incluso linda el loquero mental de Daniel Johnston. Los platenses toman la acuarela y le agregan más colores al folk drakeano No hay ningún límite establecido y como resultado el disco no tiene desperdicio.

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