Antes de su show en The Roxy Live, el artista chileno cuenta cómo dio sus primeros pasos en el mundo del rock hasta llegar a colaborar con Queens of the Stone Age, PJ Harvey y producir a Chris Cornell. 

Por Agustín Argento

“Hola Alain, ¿preferís hacer la nota en español o en inglés?”, pregunta ArteZeta por teléfono. Desde Santiago de Chile, Johannes contesta en perfecta lengua de Castilla: “Como quieras. Pero te pido que no me hables con slang porteño”, cierra entre risas. Johannes llegó a su tierra natal para dar un concierto. Desde allí, luego de visitar amigos y familia, partió hacia Brasil y Uruguay para recalar este jueves 22 en The Roxy de Buenos Aires.

Acompañado por los hermanos Cote (batería) y Felo Fonseca (bajo y teclados), el ex miembro y asiduo colaborador de Queens of The Stone Age realizará un repaso de sus dos discos solistas y de su ex banda Eleven, tocará algunas de sus composiciones para las Dessert Sessions y empuñará “algunas sorpresas”, sin adelantar mucho a qué se refiere. El interrogante es enorme: además de haber sido un QOTSA, compuso gran parte de los últimos cuatro discos de Mark Lanegan, es parte de la banda de PJ Harvey y produjo grandes álbumes como Euphoria Morning, de su amigo Chris Cornell.

“A mi padre lo conocí en 2010, en mi primera visita desde que me había ido del país a los 12 años” –explica a modo de background. “Acá tengo dos hermanos, cuatro primos, tíos y tías y siempre que vengo la paso muy bien. Mi hermana nació en Buenos Aires y mi padrastro vive en Argentina con su hijo. En Año Nuevo de 2016 los visité y nos fuimos de viaje a  las Cataratas de Iguazú”. Además, Johannes vivió en Suiza y México, dónde conoció a Black Sabbath y Led Zeppelin.

“En esa época ya pensaba: ‘Quiero estar en un lugar para conocer gente y hacer música’. Por suerte, a los 15 conocí a Jack Irons y armamos una banda a la que después ingresó Flea. Después conocí a Anthony (Kiedis) y a Natasha (Schneider, su esposa fallecida en 2008) y poco a poco se fue sumando Pearl Jam y Soundgarden. Los teloneamos y fue todo tan natural que después conocí a Josh. Pero jamás se me hubiera ocurrido que iba a tener lugar en un ambiente como ese. Y siento que tuve mucha suerte”.

Ésta no será la primera visita de Johannes a Argentina, pero sí la más rockera y distorsionada. En 2010 y 2015 teloneó al grupo de su compinche Josh Homme con su guitarra de caja de cigarros, en un show íntimo, a pesar de haber sido delante de miles de personas.

ALAIN FOTO PRENSA

AZ: ¿Cómo se te dio por dar un número acústico en la previa a un show híper rockero como el de Queens of the Stone Age? 

AJ: Es algo bien cercano al corazón, porque con esa guitarra compuse mi elegía para Natasha. Se me hace bastante fácil hacer una canción, sólo me tengo que focalizar en qué es lo que requiere y cómo me tengo que entregar a ella. Si hay cincuenta personas en un bar o sesenta mil en un estadio, no me importa. Sólo me enfoco en la canción. Además, imagino que el contraste con respecto a la banda principal también es interesante. Ese set lo hice en varios festivales y tuve suerte porque a la mayoría le gusta.

AZ: Tenés una gran carrera como productor y como músico. ¿De qué lado de la consola preferís estar? 

AJ: Disfruto mucho las dos partes. Son dos formas diferentes de ver la música y de ser creativo. Empecé desde muy chico. A los cuatro años ya tocaba la guitarra y a los nueve tenía equipos de grabación y empecé a tocar otros instrumentos. Me gusta mucho estar dentro de un proceso con buena onda, ya sea como productor o como músico. No puedo dividir las dos cosas: me encanta formar parte de bandas como QOTSA, Them Crooked Vultures, PJ Harvey y ser solista. Lo que me gusta es formar parte de una familia y es increíble que pude estar con todos esos artistas. Cuando me llaman para producir (siempre me llaman, yo nunca lo hago) pienso en cómo puedo asistir o ayudar.

AZ: Tus producciones tienen la particularidad de no sonar semejantes a otras. Es como si no se te pudiera conocer la firma. 

AJ: Yo no tengo una forma de trabajar en la producción, hago lo que se necesita y lo que se me pide. Si hay que hacer buenas tomas, las hago; si me piden que colabore con la composición y los arreglos, también me meto ahí. En lo que sí me meto bastante es en los sonidos y el microfoneado.

AZ: Es como si lograras captar lo que el músico quiere, pero sin interferir en su obra. 

AJ: Claro. Yo soy muy sensitivo y puedo razonar muy fácilmente lo que no se puede explicar. Un artista no necesita decirme qué es lo que necesita realmente, yo me doy cuenta. Si Lanegan llega al estudio a la mañana, toca unos acordes, le pone una melodía y me dice: “Me imagino algo que suene como tal cosa”, o me da una descripción más abstracta, automáticamente empiezo a tocar algo que a la otra persona le llega. También, por eso, me gusta trabajar con gente con la que siento empatía. Con Mark, por ejemplo, podemos grabar un tema entero en tres o cuatro horas, máximo. De todos modos, con él hago lo tengo que hacer, porque no le gusta mucho estar en el estudio, se aburre y se va (risas).

AZ: ¿Y en cuanto a tus propios sonidos? 

AJ: Intento poner lo menos posible lo que yo pondría, sino lo que trae el artista con sus temas. Todo lo que yo le pondría, mis sonidos, etcétera, me lo reservo para mis bandas y mis discos solistas. Yo respeto lo que el artista trae.//∆z