Un septuagenario Robert Redford se pone al hombro All Is Lost, la segunda película del director de Margin Call en la que protagoniza a un náufrago sin isla, a estrenarse en las salas argentinas el 6 de febrero.

Por Martín Escribano

La película comienza y ya estamos en problemas. La madera se quiebra y el agua no tarda en abrirse paso hacia el interior del yate. El cielo está limpio, el viento es sereno, el mar es un gran manto azul y sin embargo, hay alarma. No tardamos en descubrir que el barco ha chocado con un container alrededor del cual orbitan, impasibles, cientos de zapatillas.

Recuperado de esta singular visión nuestro hombre se dedicará, a fuerza de parches, cinta y pegamento, a tapar la grieta dejada por semejante objeto extraño. El resultado será una cascarita dispuesta a sangrar hacia adentro frente al primer roce. Así, con el bote herido y el cansancio a cuestas, empieza esta historia, el primer unipersonal de Robert Redford que, solito y solo, comparte cartel con el océano Índico.

Si en Margin Call, J. C. Chandor nos sumergía en los inicios de la crisis económica de 2008, aquí nos sumergirá –de a ratos, literalmente- en la silenciosa desesperación de un hombre frente a las fuerzas de la naturaleza. Tanto en su anterior película como en esta, no importan las razones que desencadenan la crisis (global en Margin Call, individual aquí) sino las consecuencias psicológicas de la misma.

No tardarán en llegar los obstáculos que siempre propone el mar abierto (tormentas, hambruna, tiburones…) Sin pelota de vóley que oficie de Wilson y sin islas a la vista, la situación de nuestro hombre es más desesperante que la de Tom Hanks hace ya ¡diez años! Habrá que recurrir a la vieja escuela, al mensaje en la botella y esperar, porque es condición para que podamos sostener nuestra propia existencia en este mundo que haya un Otro. Y si el Otro no da señales de vida, pues bien, lo inventamos.

Aunque tiene solo dos largos en su haber (el tercero, “A Most Violent Year”, tiene fecha para el 2015) Chandor parece decirnos que más allá del medio, sea este el mercado o el océano, la falla es siempre humana y en ella se articulan tanto una condena como la posibilidad para que emerja lo novedoso.

“Nadie podrá decir que no lo intenté” reflexiona nuestro hombre sin nombre mientras se le agotan los espacios y los recursos, y quizás de eso se trate All Is Lost. La banda sonora del debutante Alex Ebert, reciente ganadora del Globo de Oro, acompaña a la perfección durante hora y media esta historia que susurra en voz baja que aunque no haya rumbo, si hay voluntad para navegar, no todo está perdido.//z

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