Vuela el Pez es el lugar elegido para la excursión sonora que arrancó bastante más tarde de lo anunciado, entre escasas mesas ocupadas, el “everybody must get stoned” del Dylan eléctrico y canciones del Flaco Spinetta como música ambiente. Vúmetro, Amel y Tulús se fueron sucediendo en una ralentizada presentación que acá les contamos.
Por Seba Rodríguez Mora
Fotos de Pablo Lakatos
Apenas pasada la medianoche, le tocó dar el acorde iniciático a Vúmetro, un sorprendente trío de guitarra, batería y un hermoso contrabajo eléctrico. En unos seis o siete temas se llevaron aplauso, medalla y beso por la energía para rockearla y especialmente por despertarnos del bostezo generalizado con un contundente cachetazo musical. Saltando con soltura entre bases poperas, cuelgues flasheros con la excelente pedalera de efectos de Murci Bouscayrol (guitarra y voz) o momentos de power trío clásico, se transpiraron todo para abrir con un set que tal vez fue el más interesante de la noche. Charlando con ellos un poco más tarde, contaron que Vúmetro se formó hace poco más de un año y que lo primero que salió como objetivo fue la grabación de un DVD en vivo para mostrarse, el mismo que -a pesar de la humildad con la que lo ofrecen- tiene una presentación prolijísima y un contenido perfecto: treinta y algo minutos de ensayo filmado a cuatro cámaras, con una producción muy profesional y excelente sonido. Mientras el bajista se vendaba el índice derecho por la ampolla enorme que le dejó su contrabajo, avisaron que van a andar por Montevideo y Buenos Aires para seguir difundiéndose. Prestemos atención que es una gran banda para ver en vivo.
Tomándose su tiempo, Amel soltó amarras con una proyección filmada de algo así como una instalación a lo Marta Minujín, que puede investigarse minuciosamente en su web, hecha para jugar con el mouse. Boyando entre el jazz, el funk y el blues rockero, la banda conducida por Gonzalo Pallas -hijo de Ana, la que no dormía en el temazo de Almendra- y el baterista Gustavo Spinetta, hermano del Flaco, ofreció un show moderado pero agradable. Es una banda que disfruta –o sufre- de un exceso de fantasmas spinetteanos. Entre otras cosas, Gonzalo tiene un parecido físico escalofriante con su tío ilustre, y las bases de batería de Gustavo recuerdan demasiado a los últimos discos que nos regaló Luis Alberto. Es inevitable establecer paralelos y, aunque la banda no los niegue y los explote para deleite de la audiencia, por momentos son demasiado evidentes. En cuarenta y cinco parcos minutos dejaron temas destacados como “La destrucción del hombre”, “Cuervo” y “La abeja”, para despedirse y quedarse por ahí deambulando con el resto de los mortales.
Bien entrada la madrugada, Tulús salió de los humeantes boxes del lugar y ofreció un set fervoroso, bien cargado de rock condimentado con psicodelia. Los teclados y efectos viajan directo del UFO Club londinense, aunque en sí la banda no sea canónicamente setentosa. Tal vez ahí encontremos el mayor atractivo de la banda liderada por Santiago Compiano en guitarra y voz: hay rock al palo y una estudiada desprolijidad, que cruzada por la maquinaria de efectos resultan algo más que cuatro tipos nostálgicos reinterpretando el pasado.
En una lista de diez canciones presentaron casi todo su primer LP titulado Círculo Vital, el cual salió a finales del pasado año 2011 con producción de Manza y grabado en los estudios ION. De este disco destacaron “Anguila Eléctrica”, “Regreso al Círculo Vital” –con el característico compás perezoso-blusero de Floyd- y “Las Manos”, que tiene un gran video en Youtube para apreciar un vivo intenso en Brasil, ante una audiencia sacada y feliz.
En una noche larga y cambiante de viernes palermístico, Vuela el Pez y sus pocos parroquianos se llevaron un poco de todo. Arrancando arriba con Vúmetro y yéndose con “Cormano o Todo Danza” de Tulús, la jornada tuvo sus picos y sus bajones, pero nos mantuvo atentos al escenario con nuestros vasos siempre llenos, a pesar del fin de octubre con bolsillos medio vacíos.