A tres décadas de un año clave, repasamos los discos que definieron el sonido de 1995: del auge del britpop y el resurgimiento punk al indie de culto y las voces femeninas que marcaron época. Un recorrido por los álbumes que moldearon una generación y todavía resuenan como clásicos.
Hay una generación de melómanos que con justa razón entiende que 1991 fue uno de los mejores años para la música. La explosión del grunge (Nirvana con Nevermind, Pearl Jam con Ten, Soundgarden con Badmotorfinger), la masividad a la que llegaron los Guns N’ Roses con sus dos Use Your Illusion, las ventas que lograron los Peppers con Blood Sugar Sex Magik o Metallica con su Black Album, incluso R.E.M. con Out of Time y Primal Scream con Screamadelica, son solo algunos ejemplos que hacen que se considere ese año como un parteaguas en la historia de la música.
Los que tal vez no tengan el lugar merecido en las memorias del rock -aunque sí en la historia del género- sean los discos que salieron en 1995. Lo cierto es que esos discos fueron parte central para una generación nacida a mediados de la década del 80, que llegó tarde a la llamada “Generación X” y que tal vez hayan visto a sus hermanos mayores comprar los discos de comienzos de década pero fueron ellos mismos los que hicieron filas en disquerías para comprar los que ahora están cumpliendo exactos 30 años. Más aún, para muchos, estos discos salidos en el 95 fueron sus primeros CDs. Sin ánimos de rankings pasados de moda y sin caer en un exhaustivo análisis técnico, veamos entonces cuán importantes fueron estas producciones y hagamos honor a esa generación.
La consolidación del Britpop
Para 1995, el britpop ya era decididamente la respuesta británica al estallido del grunge en Norteamérica. El Reino Unido necesitaba un movimiento que devolviera a sus bandas a los primeros puestos de los charts y a la tapa de los medios especializados. Oasis y Blur habían explotado a tal punto que el 14 de agosto de ese año se libró lo que se conoce como “La batalla del britpop”: Blur decidió adelantar una semana la salida de su sencillo “Country House” para que coincidiera con el lanzamiento de “Roll With It” de Oasis.
La “batalla” llegó a los principales medios del país y generó una expectativa enorme. Blur vendió 274.000 copias y Oasis 216.000. Ambas bandas, sin embargo, lanzaron discos que se convirtieron en sus trabajos más celebrados y vendidos.
El 11 de septiembre Blur lanzó The Great Escape, su cuarto álbum de estudio. Para muchos es su último disco netamente britpop (en su siguiente producción cambiarían el rumbo hacia el rock alternativo norteamericano). Éxitos como “The Universal”, el mencionado “Country House”, “Charmless Man” y “Stereotypes” lograron que el disco llegara al primer puesto del chart británico. Blur seguía siendo una de las bandas del momento.
Por otro lado, Oasis publicó el 2 de octubre (What’s the Story) Morning Glory?, y terminó de catapultar su carrera. Grabado en los históricos Rockfield Studios de Gales, el disco vendió más de 30 millones de copias y llegó directo al número uno. “Wonderwall”, “Some Might Say”, “Morning Glory”, “Don’t Look Back in Anger”, “Champagne Supernova”: todos hits que siguen sonando en todas partes del mundo. Oasis conquistó el planeta con este trabajo y de alguna manera empezó a torcer aquel resultado de agosto. Incluso su portada es un clásico del rock de los 90: hoy todos quieren sacarse una foto caminando por Berwick Street en el Soho de Londres.
Pero hay un tercer disco que completó el cuadro. El 30 de octubre, Pulp publicó Different Class y logró entrar en la historia grande de la música británica. De las bandas ligadas al britpop, Pulp era la que más trayectoria tenía: había empezado a tocar en 1978 y el estallido del movimiento los encontró casi por azar. Supieron aprovecharlo y lanzaron el mejor disco de su carrera. “Common People” y “Disco 2000” se transformaron en himnos, mientras que “Mis-Shapes” y “Sorted for E’s & Wizz” siguen siendo clásicos celebrados por fans y crítica. Para melómanos y coleccionistas, la edición original traía doce portadas -una por cada canción- con una estética vintage y se podían ir intercambiando a gusto. En las ediciones posteriores formaron el booket del CD.
Sin las mismas ventas y con menos exposición que las anteriores bandas mencionadas, también salieron otros discos en Reino Unido que hoy son clásicos, justamente, circa 1995. Radiohead publicó The Bends, su segundo álbum de estudio, en donde si bien nadie podría incorporarlo dentro del brit pop, el grupo -que ya había obtenido masividad con “Creep” de Pablo Honey un año atrás- se consolidó con un disco más completo que su debut. Para muchos críticos fue una obra de arte del rock con temas que son clásicos de la banda como “Just”, “High and dry”, “Fake plastic trees” y “Bones”. Este disco los llevó a girar por Norteamérica como teloneros de REM y de Alanis Morissette.
La banda The Verve estaba a punto de desaparecer en 1995 pero antes grabó A northern soul, un disco catártico, donde ya podían vislumbrarse todos los problemas de los integrantes del grupo, pero como si fuera una misión, antes de romperse dejaron un puñado de buenas canciones como “This is music”, “On Your Own” y “Life’s an ocean”. Muchos especialistas eligen este trabajo como el mejor de la banda, muy por encima de Urban Hymns, el álbum que significó su regreso unos años después.
Sería injusto cerrar este período sin nombrar a dos bandas que hicieron su debut: Supergrass y Elástica. La primera, surgida en Oxford, editó I Should Coco y llegaron a tener una notoria rotación radial con “Alright”, que hoy sigue siendo un clásico. Por otra parte, Elástica publicó su disco homónimo y fue la primera banda en triunfar del otro lado del océano consiguiendo el disco de oro, entrando en los principales charts con “Connection” y “Stutter”, y dando un recordado show en el Lollapalooza. Estos dos discos, hoy también son incluidos dentro de la denominada era de la “Cool Britannia” de los 90.
La despedida de Ramones y el estallido de una nueva ola de punk rock
El final de Ramones estaba anunciado desde comienzos de la década del noventa. Los constantes conflictos entre los integrantes de la banda, el cansancio de veinte años de carrera ininterrumpida, sumado a las maratónicas giras anuales que afrontaba la banda, generaron un “secreto a voces” que dejaba correr la casi segura separación del grupo. El 18 de julio de 1995 salió Adiós amigos y con ese título ya confirmaban el final de los Ramones. Con algunas buenas canciones que había dejado Dee Dee -quien se había ido de la banda en 1989- como “Makin monsters for my friends” y “The crusher”, algunos covers como “I don’t want to grow up” de Tom Waits y “I love you” de Johnny Thunders y dos muy buenas canciones como “It’s not for me to know” y “She talks to rainbows”, que se metieron de lleno en el corazón de los fans, Ramones grabó un disco crudo, fiel a su estilo, para despedirse de la mejor manera posible. Más aún, la edición japonesa contó con “R.A.M.O.N.E.S.”, la canción que Motorhead hizo en su honor, y la norteamericana con “Spiderman”, el reconocido tema de la serie animada del superhéroe de Marvel. Si bien el disco no tiene el éxito de los mejores trabajos de la banda, es un adiós a la altura y sus fans lo reconocieron como tal.
Mientras Ramones se despedía, el punk resurgía en EEUU de la mano de la denominada “tercera ola” con bandas como Rancid, NOFX, Green Day, Offspring, Pennywise, Riverdales, Lagwagon y No Use For A Name. En 1995, salieron discos claves para la escena. Green Day sacó Insomniac, que en un principio fue pensado como un disco de canciones que habían sobrado del explosivo “Dookie”, lanzado el año anterior y con el que la banda llegó a los principales charts, pero con el tiempo terminó siendo considerado uno de los mejores trabajos de la banda. Los tres cortes de difusión, “Geek stink breath”, “Brain stew” y “Walking contradiction” le dieron más rotación en los canales musicales y en las principales radios de rock en todo el mundo. Incluso canciones como “Stuck with me” y “1986” son hoy muy aclamadas por sus fans, algo que quedó muy claro cuando hicieron la gira por los 25 años del disco recién finalizada la pandemia.ç
Al igual que Green Day, otra banda que había explotado en la escena era Rancid, que hace 30 años publicó And come out the wolves, uno de sus mejores trabajos y con el que se metieron de lleno en la historia grande del punk rock. Con canciones como “Ruby Soho”, tal vez el mayor hit de la banda, “Roots Radicals” y “Time bomb”, la banda de Berkeley se ganó un lugar en lo más alto del género. Rancid supo combinar el estilo punk clásico (pelos parados, chupines, borcegos, sombreros) con letras que no se alejaban de lo que le pasaba a los pibes y las pibas de los suburbios bien entrada la década del 90. Hoy, el disco es una joya para todo punkrocker.
En la parte un tanto más under de la escena, Lagwagon sacó un disco muy recordado: Hoss, que para muchos críticos fue el mejor de la banda (el último con la formación original). Es considerado uno de los discos más importantes del punk melódico y tiene una de las canciones más conocidas de la banda: “Razor Burn”. En esa misma línea, No Use For A Name publicó ese año Leche con carne, un disco con el que la banda ganó popularidad y la hizo ser el telonero principal de Offspring en la gira presentación de Smash.
Aunque la banda más importante del punk se despedía, el género atrapó, con discos emblemáticos de bandas que quedarían en lo más alto de la década, a un montón de adolescentes que amaban a Ramones pero no habían podido disfrutarlos a tiempo.
Indie rock
No muy lejos de la filosofía punk (undergrounds y con la bandera del DIY bien alto) muchos grupos y cantautores considerados indies tuvieron en 1995 su explosión definitiva. Un claro ejemplo de ello fue Teenage Fanclub con el lanzamiento de Grand Prix. Los escoceses ya habían llegado a los grandes charts, precisamente, en 1991 -otra vez ese año como insignia en la historia del rock- con Bandwagonesque. El mismísimo Kurt Cobain se fanatizó con ellos y los invitó a telonear a Nirvana en la gira europea del 92. Pero en 1995 la banda de power pop grabó Grand Prix y hoy es de los discos favoritos de todos sus fans. Arranca con uno de los máximos hits de la banda, “About you”, y sigue con “Sparky’s Dream”, otro clásico ineludible. Aún hoy en día las canciones de este disco son mayoría en la lista en vivo cuando toca la banda: a las ya mencionadas, suelen sumarse “Mellow Doubt”, un acercamiento hacia los sonidos del grunge, y “Neil Jung”, entre otras.
Algo similar pasó, del otro lado del océano, con Guided By Voices. Para cuando la banda se puso a grabar su octavo álbum, ya contaba con cierto reconocimiento de la crítica especializada y más aún, siempre fue vista como una de las bandas más prolíficas de toda la historia (grabando de 2 a 3 discos por año). Pero en Aliens Lane, lanzado el 4 de abril del 95 por Matador, se encuentran muchos de sus hits más importantes con “Game of pricks” a la cabeza, el clásico más grande que tenga el grupo hoy en día. Son 28 canciones en poco más de 40 minutos (como aquellos discos hardcore punks pero en versión indie lo fi). La revista Rolling Stone calificó al disco con 4 estrellas y años más tarde, la revista digital Pitchfork lo posicionó en el puesto 27 de los mejores álbumes de la década del 90. Para el crítico Steven Hayden es el mejor álbum de rock clásico posmoderno por cómo sintetiza el sonido de la década. Treinta años después, GbV sigue grabando dos o tres discos por temporada pero difícilmente alguno llegue al corazón de sus fans como Aliens Lane.
En esa misma línea, Pavement editó Wowee Zowee. Lejos del éxito que un año antes había tenido Crooked Rain, Crooked Rain, la banda se dedicó a trabajar su lado más experimental y dejó temas que sus fans aman como “Rattled by the rush”, “Father to a sister of thought” y, sobre todo, “Grounded”.
Por otro lado, Elliot Smith editó en 1995 su disco homónimo -su segundo LP solista, luego de la separación de Heatmiser- y si bien no tuvo la repercusión que iban a tener sus sucesores (Either-or y Figure 8, años más tarde), ya se podía vislumbrar un poder compositivo y un manejo de la guitarra que iban a ser característicos en el autor. Temas como “Clementine” y “Needle In The Hay” sirven para ver ciertos cimientos desde donde Elliot Smith iba a construir su carrera solista. Sin dudas, un disco de culto de esos que se transformaron en una perlita.
Mujeres al frente
En 1995 se empezó a consolidar algo que venía gestándose desde fines de los 80 pero que tuvo su auge unos diez años después. Si bien en los 80 Bikini Kill había pateado el tablero con Kathleen Hanna como líder, y el Riot Grrrl de a poco empezó a copar escenarios alternativos, durante el 95 salieron varios discos que pusieron a muchas artistas mujeres, algunas líderes de grupos y otras solistas, en la cima de todos los rankings radiales y televisivos mediante distintos estilos rockeros. Uno de los trabajos más emblemáticos en esta línea fue Jagged Little Pill de Alanis Morissette. Es uno de los 15 discos más vendidos de la historia (el 5° más vendido por una artista mujer) y está repleto de hits que marcaron la música alternativa de la década: “Ironic”, “You learn”, “Hand in my pocket”, “You oughta know” y se podrían nombrar todas las canciones del disco. En este trabajo, la artista abandonó el dance pop y con guitarras distorsionadas (más cercanas al grunge que al pop) se ganó un merecido lugar en la historia del rock de los 90.
Parecida es la situación de No Doubt y su disco Tragic Kingdom. El tercer disco de la banda fue un boom de ventas en todo el mundo y colocó a un grupo de la tercera ola del ska en los primeros puestos de todos los rankings. Con un sonido más crudo (por momentos más punk y grunge que ska) y temas como “Just a girl”, “Sunday Morning”, “Spiderwebs” y la mega exitosa balada “Don’t speak”, la popularidad del grupo explotó a niveles impensados y fueron una de esas bandas ineludibles para hablar del rock alternativo de los 90. La figura de Gwen Stefani, una especie de Madonna alternativa y muy rockera, con la voz bien al frente, y el mejor momento creativo de los músicos lograron poner a No Doubt entre las grandes bandas de la década.
Otra artista que empezó a marcar su camino a partir del año 95 fue Shirley Manson con Garbage, banda clave de la música alternativa. Los productores Butch Vig, Steve Marker y Duke Erikson armaron la banda y cuando dieron con Shirley se pusieron a trabajar en el disco debut que terminó mezclando canciones críticas a la frivolidad de la década con otras que hablaban de la lucha contra la depresión que llevaba adelante su cantante. Así el disco consiguió varios éxitos como “Vow”, “Stupid girl” y “Only happy when it rains” y temas muy oscuros como “Milk” y “A stroke of luck” que son muy valorados entre sus fans.
PJ Harvey, por su parte, ya era una cantautora reconocida en el under alternativo pero explotó en masividad cuando editó To Bring You My Love, uno de los álbumes más clásicos de su carrera. El tercer disco de la compositora inglesa contó con una banda nueva, luego de la disolución del trío original, junto al productor Flood, a John Parish y a un conjunto de multiinstrumentistas, y es considerado uno de los trabajos más fructíferos, tanto por su producción final -“Down by the Water”, “C’mon Billy”, incluso el tema que le dio título al álbum- como por sus ventas: es el disco de estudio más vendido de PJ.
Desde escenarios más unders, The Muffs, una banda punk con Kim Shattuck como líder, se terminó de consagrar con Blonder and Blonder, un disco que está más cerca de los trabajos enumerados en el apartado sobre el punk que a los de este grupo de álbumes, pero que logró que Kim se posicionara como una importante figura dentro de la historia del punk rock y del rock alternativo de los 90. “Sad tomorrow” se convirtió en uno de los máximos hits de la banda y otras canciones como “Oh Nina” y “Agony” fueron dos clásicos que acompañaron por siempre a la banda.
El rock sin Cobain
Cuando el 8 de abril de 1994 se conoció la noticia del suicidio de Kurt Cobain, toda una generación que acababa de acercarse al rock vía el grunge quedó conmocionada. Ese 94 terminó siendo, no obstante, muy fructífero en cuanto a ediciones gracias a los trabajos de Pearl Jam, de Soundgarden y de STP (incluso podríamos incluir Live Through This de Hole). Pero muy poco se supo de los dos integrantes restantes de Nirvana.
El 4 de julio de 1995, Dave Grohl fue el primero en aparecer a gran escala: editó Foo Fighters, el primer disco de lo que luego sería su banda. De este primer trabajo grabó prácticamente todos los instrumentos y reunió material que venía escribiendo desde sus épocas en Nirvana. Sin los grandes éxitos que cosecharon los discos posteriores (con la banda ya armada), dejó igual muy buenos temas como “This is call”, “Big me” y “For all the cows”.
Sonic Youth, por su parte, editó uno de sus mejores trabajos de la década: Washing Machine. Un disco que, en el momento en el que las bandas iban en busca del hit que los hiciera circular por MTV y las principales estaciones de radio, fue en sentido opuesto y tiene canciones de 20 minutos como “The diamond sea”, ironías como “Little trouble girl” y un breve homenaje a Cobain en “Junkie’s Promise”, tres canciones que son clásicos indiscutidos del grupo. La portada del álbum se transformó en un ícono de la banda.
Por otro lado, Smashing Pumpkins lanzó su disco -su obra maestra- Mellon Collie and the Infinite Sadness y logró llegar a los rankings de todo el mundo con “1979”, “Tonight tonight”, “Zero” y “Bullet with butterfly wings”, todos temas además con muy buenos videoclips. El disco, dividido en dos partes, “Dawn to dusk” y “Twilight to starlight”, terminó de definir la estética de la banda y fue un éxito de ventas.
Los Red Hot Chili Peppers, por su parte, se habían quedado sin guitarrista porque John Frusciante se estaba rehabilitando de sus adicciones. Aún así, decidieron incorporar a Dave Navarro (de Jane’s Addiction) y editaron One Hot Minute, un disco que dividió aguas: para muchos es un discazo imprescindible y para otros, de lo peor de la banda. El álbum no pasó desapercibido. Temas como “Aeroplane”, “My friend”, “Pea” y “Coffee shop” son los puntos más altos de un muy buen disco en la historia de la banda.
Algo similar sucedió con King For A Day…Fool for a Lifetime de Faith No More. Luego de la partida de Jim Martin, la guitarra de la banda quedó en manos de Trey Spruance y el lanzamiento generó divisiones entre sus fans. De todas maneras, temas como “Ricochet” y “Evidence” lograron que la aceptación que no habían tenido en EEUU, la tuviesen en Europa y a la distancia fuera considerado un gran álbum de la banda.
Clásicos de clásicos
Como si todo esto fuera poco, bandas legendarias como AC/DC o artistas del calibre de Neil Young, también publicaron extraordinarios discos que quedaron bien alto dentro de sus trabajos. Los australianos editaron Ballbreaker, producido por el gran Rick Rubin, con quien ya habían trabajado dos años antes para el single “Big gun”. La relación de los músicos con el productor no quedó de la mejor manera, agobiados por la cantidad de tomas que les hizo grabar aunque sí continuó el mutuo respeto. Este disco significó el regreso de Phil Rudd a la batería de la banda y dejó clásicos como “Hard as a rock”, “Cover you in oil”, “The furor” y “Heil Caesar”.
Neil Young, por otra parte, se fue a Seattle para grabar con Pearl Jam el disco Mirror Ball. Producidos por Brendan O’Brien, que había trabajado con Pearl Jam en Vs (1993) y Vitalogy (1994), lograron un disco memorable que quedó como una fotografía de la época: rock crudo como el grunge y canciones del viejo Neil como si estuviera con los Crazy Horse.
Yendo hacia el terreno del hip hop, Tupac editó, en 1995, su mejor disco: Me Against The World, considerado uno de los discos más conmovedores y sofisticados del género. “So many tears”, la poderosa balada rap “Dear mama” y el homenaje a los históricos raperos de Nueva York en “Old school” se transformaron en puntos muy altos de la carrera del autor.
Y por último, D‘Angelo salió a escena con su debut, Brown Sugar, que significó un aire fresco para la música urbana pero porque la novedad estaba en el retorno a las bases: temas como “Brown sugar”, “Alright”, “Cruisin” y “Lady”, nos hicieron acercar al mejor Prince, al mejor Marvin Gaye, al mejor Barry White sin perder la impronta de un joven que tenía tan solo 21 años y que se iba a transformar en un ídolo para todo el género urbano.
Tal vez muchos de estos discos sean los primeros que una generación salió a comprar. Tal vez, muchos otros fueron conseguidos tiempo después. Seguro, todos forman parte de una colección invaluable, con trabajos a los que bien vale la pena volver a revisitar, a 30 años, una y otra vez.//∆z