Antes de su 95ª edición, comentamos las películas nominadas a Mejor película y un bonus track (queremos la tercera).
Por Ignacio Barragán, Ana Chávez Bressan, Sebastián Rodríguez Mora, Inés Kreplak y Joel Vargas.
Women Talking, de Sarah Polley
La mayéutica, que todos conocemos por Socrates, vendría a ser una técnica por la cual a través del diálogo profundo y largo se llega a la verdad. Un ping pong de preguntas y respuestas de las cuales emanan conocimientos. La mayéutica, del griego μαιευτική, también es la partera. Aquella mujer que ayuda a dar vida, quien extrae un nuevo ser de las entrañas. Estas dos definiciones de una misma palabra son los dos polos en los que vibra Women Talking: la búsqueda de la verdad y la lucha de las mujeres.
La película trata sobre una aldea menonita en Estados Unidos donde ocurren violaciones sostenidas por el silencio cómplice de los hombres. Esto no ocurre muy atrás en el tiempo sino en el 2010. Un día, las pibas dicen basta y tienen que decidir entre tres opciones: no hacer nada, quedarse y luchar o irse. La obra versa sobre diálogos en los cuales se discuten estas soluciones además de profundizar en cuestiones pertinentes como el patriarcado, la desigualdad de géneros o cómo conciliar religión y feminismo.
En sí, el filme es un gran compendio de diálogos donde hay muchas problemáticas actuales en juego. La tensión es constante y las actuaciones, apabullantes. La falta de acción es suplantada por la fortaleza de la temática. Aunque tengamos en pantalla únicamente a mujeres hablando, los debates tienen un peso tan enorme que lo cinematográfico se cuela por los diálogos. Podría decirse que la película toca demasiados lugares comunes. De todas maneras, ese error se compensa con la seriedad de su abordaje. Ignacio Barragán
Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski
El señor entretenimiento lo hizo otra vez. Tom Cruise nos regaló una de las mejores películas de la última década. Ir a ver al cine Top Gun: Maverick es una de las cosas que tenés que hacer en esta vida. En una industria donde la pantalla verde cada vez es más común, Cruise se la juega y sube a los aviones a todo el cast de la secuela del clásico ochentoso. Amor, pasión, tipas y tipos cancheros. Todo lo que nuestro cerebro y sentidos necesitan para darse cuenta que el séptimo arte está más vivo que nunca. Larguen las plataformas de streaming. Dejen todo y súbanse a la cola del avión de Tom. Nunca falla. Joel Vargas
Tár, de Todd Field
Lydia Tár (Cate Blanchett), la protagonista de la última película de Todd Field, es un Icaro posmoderno. Una directora de orquesta que podría tener ciertas semejanzas con la pianista Martha Argerich salvo por la divergencia en sus preferencias sexuales. Un ser que se pretende impune y, por lo tanto, vuela por encima de los demás. El problema, como en el mito griego, surge cuando quiere acercarse al sol, a la gloria. En este caso Tár no se quema, sino que la cancelan.
Encarar el análisis de esta obra aludiendo a las problemáticas centrales que proyecta sería contribuir a engrosar todo un aparato discursivo que el periodismo oblicuo ya se encargó de enarbolar. Ya sabemos que Tár es una película sobre las relaciones de poder y las desigualdades que estas generan. Si, también es una película sobre la cultura de la cancelación y de cómo las sociedades se manejan en torno a hogueras donde arden los ídolos. El tema es que Tár es mucho más que eso. Es un filme que trasciende el discurso de las redes sociales, lo legitima y a la vez lo cuestiona.
La obra naufraga por una variedad de géneros, lo que la vuelve una iglesia ecléctica con toques de barroco y modernidad. Empieza como un documental de ficción que se convierte en un thriller de suspenso donde toques de terror mezclados perversamente con la comedia hacen a la historia. La narración de los hechos es ambigua, nunca se sabe del todo lo que está pasando. Los eventos se sugieren, se entrecortan o son recortados para que lo más importante se encuentre fuera de campo. Este enfoque, para ilustrar la caída en desgracia de un genio, es fundamental. El espectador sabe que Lydia Tár es malvada. Lo que no sabe es cómo llegó ahí, cómo es que cayó tan bajo.
Por otro lado, la película es pretenciosa en el buen sentido de la palabra. No solo es una obra cinematográfica descomunal donde cada cuadro goza de una perfección prácticamente milimétrica. Sino que también funciona como una enciclopedia de consumos culturales de ciertos ambientes privilegiados donde la etiqueta del perfume vale más que el frasco. A lo largo de la historia se apuntalan ciertos nombres que resultan prácticamente una radiografía de lo que se considera la alta cultura.
Cate Blanchett hace un papel sublime que le queda perfecto como los trajes que se manda a hacer, su physique du role no podría ser el más adecuado. La obra también es una buena oportunidad para deleitarse con buena música que va desde la música dodecafónica o la quinta de Mahler hasta los ruiditos más experimentales y en loop al que nos tiene acostumbrados la academia contemporánea. Tár sería perfecta si no tuviese un solo pecado: le sobra la última media hora. Ignacio Barragán
Everything Everywhere All at Once, de Daniel Kwan y Daniel Scheinert
Everything Everywhere All at Once ofrece un multiverso donde todo es posible, en un género difícil de categorizar, que se sitúa entre la aventura de ciencia ficción, el drama familiar y el cine de artes marciales de Hong-Kong.
La película de Daniel Kwan y Daniel Scheinert es ambiciosa y surrealista, es una obra llena de libertad artística, autoconsciencia y genialidad. Aborda temas profundos que van desde la crisis existencial hasta la depresión y el sentimiento de fracaso en la vida. También se explora el miedo al dolor y el deseo de un mundo en el que no haya que cumplir con las expectativas de otros. La lucha a través de diferentes mundos representa una lucha interna con uno mismo y con los propios abismos emocionales. Es la historia de Evelyn Wang (interpretada por una sublime Michelle Yeoh) que se reconcilia con las decisiones que tomó. Increíble. Ana Chávez Bressan
Avatar: El camino del agua, de James Cameron
Avatar: The Way of Water es una película que amalgama de forma sorprendente la tecnología más avanzada y la creatividad más sublime. James Cameron logra transportarnos a un universo imaginario, poblado de criaturas que parecen salidas de nuestra propia imaginación. La película, con una trama tan entretenida como profunda, nos hace reflexionar sobre la relación entre la humanidad y la naturaleza. La obra nos muestra la importancia de respetar y valorar la diversidad, tanto cultural como biológica, como un valor fundamental que debe ser protegido. Además, se aborda la importancia de cuidar el medio ambiente y las consecuencias de ignorar las señales que la naturaleza nos envía.
La cinta nos deleita con una propuesta estética exquisita, donde cada detalle ha sido cuidadosamente diseñado para crear una experiencia visual impactante y fascinante. La música, por su parte, es una mezcla de sonidos orquestales y electrónicos que se fusionan para crear una atmósfera única y envolvente.
Esta película que cautiva tanto por su calidad estética como por su profunda reflexión sobre la relación entre la humanidad y la naturaleza. ¿Será esta obra la que gane muchos premios Oscars? ¿Será que esta película es una de las más importantes del año? El futuro lo dirá. Ana Chávez Bressan.
Sin novedad en el frente, de Edward Berger
El cine bélico siempre pide Oscar. Hollywood intenta deconstruirse, pero no hay como el desafío de hacer que todo vuele por los aires en pantalla gigante, se vea bien y deje algún tipo de mensaje de paz justo cuando la guerra se ceba en Europa del Este. Ahí se cifran las posibilidades de ganar la estatuilla a mejor película extranjera para esta adaptación de la ultra leída novela de Erich Maria Remarque publicada en 1929. Aunque no sea la más interesante de las nominadas, puede que a fuerza de explosiones y lugares comunes le arrebate el festejo a Argentina, 1985.
The Banshees of Inisherin, de Martin McDonagh
La cotidianeidad de Pádraic Súilleabháin y Colm Doherty, quienes acostumbran reunirse en el bar a las dos de la tarde para beber cerveza, marca el inicio de la trama de la película Los Espíritus de la Isla. Sin embargo, la cinta prescinde de elementos sobrenaturales, a pesar de su título original The Banshees of Inisherin, el cual alude a criaturas místicas del folclore irlandés que anuncian la muerte de un ser querido. En lugar de ello, el argumento se enfoca en la disolución de la amistad entre dos hombres en la pequeña isla ficticia de Inisherin durante la Guerra Civil Irlandesa de 1922-23.
El director Martin McDonagh convoca a los actores Colin Farrell y Brendan Gleeson, quienes protagonizaron su ópera prima Escondidos en Brujas, para indagar en la complejidad de las relaciones humanas en momentos de conflicto. A pesar de que la película se concentra en una simple separación, la metáfora de cómo la disolución de un vínculo puede dar lugar al horror y a acciones imperdonables se manifiesta claramente. Cuando Colm declina la invitación de Pádraic, este último se inquieta y se da cuenta de que algo ha cambiado en su relación. McDonagh captura con sutileza la tristeza que conlleva la ruptura de dos amigos y ofrece una visión interesante de la complejidad de la amistad y la disolución en un contexto histórico difícil. Ana Chávez Bressan
Elvis, de Baz Luhrmann
La película Elvis de Baz Luhrmann, lanzada en junio de 2022, es una experiencia cautivadora de arte visual y musical. Con una duración de casi tres horas, la película es una ópera pop estimulante para los sentidos. La narrativa está contada desde la perspectiva del representante de Elvis, el Coronel Tom Parker, quien es interpretado magistralmente por Tom Hanks, y cubre desde los inicios hasta el derrumbe de la leyenda del rock.
La película retrata la patológica relación entre Parker y Presley de forma matizada, lo que hace que la figura de Parker sea muy interesante para los espectadores. Algunos lo ven como el villano de la historia, mientras que otros lo consideran la verdadera mente maestra detrás del éxito de Elvis. La película no muestra momentos de intimidad, relajación o felicidad de Elvis, sino que se enfoca en sus grandes éxitos y momentos épicos.
El despliegue visual y musical es impresionante, en sintonía con la estirpe de Presley y las pretensiones del director. Después de verla, el espectador queda completamente satisfecho y con una sensación de plenitud. En este sentido, Luhrmann ha demostrado su habilidad para retratar universos complejos de personajes y tramas en su obra. La película es una obra maestra y un auténtico tour de force que es imposible no disfrutar.
La habilidad de Baz Luhrmann para retratar complejas tramas y personajes queda demostrada en esta obra que podría sorprender con alguna estatuilla. Ana Chávez Bressan
Triangle of Sadness, de Ruben Östlund
Hay un concepto que anda dando vueltas por ciertos cenáculos de la cinefilia internacional que es el de post-Parasite movies. Es decir, aquellas películas con una crítica social explícita en torno a las desigualdades que se hacen con un fangote enorme de guita y, como corolario, son premiadas por los grandes jurados y los señores correctos de la academia. Triangle of Sadness de Ruben Östlund, premiada con la Palma de Oro en el último festival de Cannes, entra de lleno en esta categoría.
La última obra del director noruego es una alegoría anticapitalista narrada en tres episodios que bien podrían ser dos obras distintas, por los cambios abruptos de acontecimientos. Relata las desventuras de un grupo diverso de ricos en relación con aquellos mortales que pertenecen a la clase trabajadora y como las relaciones entre amo y esclavo forman parte del siglo XXI. Se pueden definir como una serie de sketches que incomodan y aturden al espectador, no tanto por su contenido subversivo sino más bien por lo desagradable y escatológico que se vuelve su representación. Si bien Östlund suele ser frontal con sus planteos, en esta película su crueldad a lo Lars Von Trier no anda con rodeos.
El filme tiene buenos actores: Charlib Dean y Harry Dickinson hacen de influencers que se rodean de millonarios cuando ellos no tienen un peso. Woody Harrelson hace de un capitán marxista que conduce un barco en pique mientras suena la Internacional en los camarines de los sofisticados ricachones. Zlatko Burić y Dolly De Leon cuyas actuaciones son espectacularmente decadentes como lo demanda la obra. Así y todo la película tiene un sabor amargo, a chiste mal contado o muy obvio.
En cierto momento del viaje aparecen colgados de las paredes unos cuadros que parecen ser los mares borrascosos de Gustave Courbet. Estos guiños no sólo son una muestra más de la opulencia innecesaria de las clases altas sino también una metáfora misma de la película. Algo que de lejos puede parecer apacible, de cerca es un infierno de oleajes. Ignacio Barragán
The Fabelmans, de Steven Spielberg
De Cincinnati, Ohio, nació en 1946 Steven Spielberg, uno de los más influyentes y exitosos cineastas de la historia del cine, cuya carrera abarca más de cinco décadas. En su filmografía, el sentido de la maravilla se convierte en un elemento clave presente en películas como E.T., Encuentros cercanos del tercer tipo, Atrápame si puedes y la primera parte de Parque jurásico, todas con un niño como protagonista.
En Los Fabelman, película que se postuló a siete premios Oscar, la familia juega un papel crucial en la formación del personaje principal, Sammy Fabelman. Su padre, un ingeniero eléctrico pionero en la investigación de computadoras, lleva a la familia a través de distintos destinos laborales. Su madre, ex pianista, comparte con su hijo la pasión por la música y el cine, siendo ella una fuente de maravillas para Sam, al igual que el cine, en una heroína trágica que Spielberg retrata con una fuerte luz artificial en una escena clave.
Los Fabelman se convierte en una precuela de E.T., donde la separación de los padres de Elliott es un tema central. Sam, en su búsqueda por descubrir la verdad detrás de las sombras del horizonte, encuentra en el cine una herramienta fundamental y su padre le compra todo lo necesario para convertirse en cineasta. La habilidad de Spielberg para crear personajes emotivos y creíbles, combinada con su talento para crear mundos fantásticos y emocionantes, lo han convertido en uno de los más grandes directores de cine de todos los tiempos. Ana Chávez Bressan.
BONUS TRACK:
Argentina 1985, de Santiago Mitre (Nominada a Mejor Película Extranjera)
Argentina, 1985, dirigida por Santiago Mitre y escrita por Mitre y Mariano Llinás fue la película más esperada de 2022 y logró generar el interés de un público masivo que, por lo general, prefiere ver películas (o más bien series) en plataformas desde su casa antes que ir al cine.
En un contexto de avances de expresiones ideológicas que van en contra de la defensa de los derechos humanos y de la democracia, la película trae al presente un hecho histórico fundamental para recuperar los valores de la verdad, la memoria y la justicia y lo hace de la mano de varias decisiones inteligentes. La más banal: la repercusión del problema de la exhibición y el aparente furor por ver la película en el cine. La más profunda: la elección del tema que sigue siendo la mayor herida, aún abierta, de nuestra historia nacional desde una perspectiva aséptica.
La película elige retomar la historia del Juicio a las Juntas desde una posición neutra en términos políticos, pero con un gran compromiso en términos humanitarios. Por eso el foco está puesto en el accionar del fiscal Julio Strassera, su adjunto Luis Moreno Ocampo y del equipo de trabajo de la fiscalía que lleva a cabo la investigación. En este sentido, se retoman y recrean algunos de los testimonios más crudos y relevantes del verdadero Juicio a las Juntas y, por eso también, queda lateralizada la importancia de los movimientos masivos y de los grupos políticos organizados que fueron parte fundamental de la construcción de un contexto propicio para que el fiscal pudiera hacer su trabajo correctamente. Esta elección pareciera ser decisiva para lograr repercusión en tiempos en donde la partidización política parece ser una mala palabra, concepción que, sabemos, lleva años construyéndose, y que podemos leer claramente en El estudiante (2011), la ópera prima de Santiago Mitre.
Pero volviendo a las decisiones inteligentes que convierten a esta película en lo que es, creo que otro gran acierto está en la elección de los actores y actrices. El elenco está encabezado por Ricardo Darín que logra, entre otras cosas, el tono exacto para generar momentos de respiro a través del humor, y vuelven a la película un poco más tolerable. También Peter Lanzani, que no solo se perfila como el sucesor indiscutido de Darín en el trono del actor nacional ineludible, sino que interpretación tras interpretación se gana la admiración de las y los espectadores. La lista sigue y los nombres son destacables: Alejandra Flechner, Norman Briski, Carlos Portaluppi, Claudio Da Passano, entre otros.
Las razones son muchas, los premios, también. La película logro un interés transgeneracional e internacional, a partir del éxito en festivales y en los Golden Globes.
A pesar de la elección de crear una película aséptica, celebramos su notoriedad que colabora con dar a conocer la historia de nuestro pasado y que este tipo de hechos atroces contra la humanidad no se cometan Nunca Más. Inés Kreplak //∆z.