Productor clave en el sonido que definió una década, José D’agostino recuerda sus trabajos en Laptra y defiende las bondades del vinilo y del cassette.
Por Gabriel Feldman
Foto por Nat Motorizada
Sin exagerar se podría decir que, sólo por los discos de Go-Neko! -ahora mito- donde además tocaba la guitarra, Peta merecería reconocimiento y toda clase de elogios. Pero su trabajo, imprescindible, es más amplio y se extiende y ramifica en el interior ese ecosistema que, a veces por pereza, nos acostumbramos en llamar “indie”.
En el 2005, al tiempo que terminó la Licenciatura en Audiovisión, empezó su trabajo en Moloko Vellocet, las salas de ensayo y el estudio que armó en su casa, en Parque Patricios, donde fue metiéndose en el mundo de la grabación y formándose como profesional. Bajo su tutela técnica se han completado algunas de las obras más relevantes de la última década. “Creo que te amo, de los 107 Faunos, fue un disco del que estoy agradecido de haber participado, ya que fue una punta de lanza para que otras bandas se sienten identificadas con una manera sentir y transmitir su música, por fuera de los cánones tradicionales”, dice. La gloria secreta.
AZ: ¿Cómo definirías el trabajo y el rol del productor?
Peta: El trabajo y el rol de productor tiene muchas variantes, en mi caso me considero un técnico-productor que trata de ayudar a la banda para que pueda plasmar de la mejor manera posible sus canciones y así poder lograr una identidad sonora propia. No me siento cerca del tipo de productor artístico que cambian las estructuras de los temas de la banda, echa bateristas porque no lo gusta cómo toca, etc. Siempre trato de respetar la idea y las canciones. Por lo general, las bandas que vienen a Moloko no tienen un productor artístico o no tienen una idea sonora definida hacia dónde quieren llevar su música, y uno termina ejerciendo ese doble rol, buscando unificar un criterio estético y musical que le de identidad a la banda. En cada banda con la que trabajé creo que a lo que apunté fue a eso, que tenga una identidad propia y tratar de que haya una sintonía de criterios musicales así es más simple el camino.
AZ: ¿Cuándo y por qué empezaste en esa tarea de productor, pensar la música en términos de producción artística?
P: Siempre me pareció interesante saber cómo estaba armado un disco desde el punto de vista técnico y sonoro. Desde 1999 empecé a grabar de forma rudimentaria con la compu y a fuerza de prueba y error fui aprendiendo a hacerlo. Creo que el primer disco en el cual volqué ideas tanto musicales como de producción fue el primero de Go-Neko!, Una especie de mutante (2008). Igual, en la banda todos fuimos músicos y productores, pero al estar al mando de la grabación se fueron fusionando los roles.
AZ: ¿Y cómo fue tu formación? ¿Comenzaste alguna carrera universitaria/terciaria?
P: En cuanto a la música fue autodidacta. Empecé a tocar la guitarra a los trece años y me costaba ir a un profesor. No me sentía cómodo con lo que me daban para estudiar y lo que yo quería aprender, prefería tocar arriba de los discos que me gustaban y de a poco fui sacando temas de los Redondos, que fue la primer banda que me fanatizó de chico. Luego, a los quince, me pasaron un cassette con Doolittle de los Pixies de un lado y King of Bongo de Mano Negra del otro y me cambió la manera de sentir y pensar la música. Por suerte pude disfrutar de la última época de oro del Parque Rivadavia y así descubrir a Weezer, Flaming Lips, Stone Roses, Primal Scream, Oasis y demás bandas que me fueron ampliando el horizonte sonoro.
Después, cuando terminé el secundario en 1999, quería estudiar algo vinculado a música y a grabar discos, y opté por la carrera de Audiovisión en la Universidad de Lanús que recién estaba en sus primeros años. Entré en el 2000 y me recibí de Técnico de Sonido en el 2003, y Licenciado en Audiovisión en el 2005. Fue una linda experiencia desde el punto de vista educativo, pero desde el punto de vista técnico no pudimos tener toda la práctica que hubiera deseado ya que la crisis del 2001 obligó a la universidad a moverse de sede y estuvimos medio varados sin estudio por un tiempo. Pero, al fin y al cabo, fueron unos buenos años de formación universitaria. Después, en 2005 tuve la suerte de poder montar una sala de ensayo y estudio en mi casa y de a poco fui adentrando en el mundo de la grabación y empezar a grabar discos hasta el día de hoy.
AZ: Me imagino también que con Internet se puede acceder a un montón de información de primera mano que era impensada.
P: Desde ya Internet es una gran fuente de información y te da la posibilidad de estar al tanto de todo lo que está pasando en el mundo a nivel musical y técnico, pero también hay que saber tener una impronta propia resignificando el conocimiento adquirido.
AZ: ¿Si tuvieras que elegir un referente quién sería?
P: En lo que se refiere a producción sonora podría citar a Conny Plank, Dave Fridman y Calvin Johnson, son los tres pilares que tengo hoy. Cada uno en lo suyo y con su modo de producir, supieron potenciar grandes bandas que hicieron discos increíbles y dejaron una huella y estilo propio.
AZ: ¿Te acordás de algún disco iniciador que te disparó la atención a nivel audio/producción?
P: Fueron varios y en distintos momentos de mi vida, pero podría nombrar el disco naranja de los Flaming Lips (Clouds Taste Metallic). Me acuerdo que compré el cassette grabado en el Parque Rivadavia un domingo, lo escuché volviendo a Parque Patricios en el 65, y me pareció increíble y raro a la vez. Los temas, las guitarras, el sonido de la batería, las locuras que tenía, me pareció que era algo distinto a lo que se escuchaba en ese momento, pero era genial y hasta el día de hoy me causa la misma sensación.
AZ: Gran parte de tu trabajo está relacionado con las ediciones de Laptra, ¿te imaginabas que muchas de las canciones que pasaron por Moloko iban a tener esa repercusión y se iban a convertir en el sonido de una época con un estilo reconocible? ¿Cómo lo ves en el tiempo?
P: Me siento agradecido de haber conocido y trabajado con muchos músicos y amigos con los cuales compartimos el mismo criterio musical y estético y hacia dónde queríamos ir. Más aun en unos años complicados para la música independiente, que fue el post Cromañón, donde no había lugares para tocar y no había ningún apoyo a las bandas independientes. Ojalá que con el tiempo pueda apreciarse la frescura y las ganas que teníamos tanto las bandas de Laptra como así también las bandas que pasaron por Moloko de hacer algo nuevo, dentro del panorama musical que había y con las herramientas y limitaciones con las cuales contábamos en esa época. Veo que hay una nueva camada de pibes que no conocieron muy de cerca ese momento 2004-2010, y que tienen un montón de buenas bandas y discos por descubrir, y esto está bueno. Puede ser mañana o dentro de diez años, pero el legado quedó.
AZ: En Hallo Discos tienen un catálogo de vinilos y cassettes. ¿Por qué se vuelcan por estos formatos?
P: Porque nos parecen unos formatos muy nobles y aunque para muchos sea un artículo obsoleto, hoy en día logran que los discos se liberen de la norma establecida (que en estos días sería el formato digital), reflejando la dedicación de su creador en cuanto al arte del disco, la búsqueda sonora, el orden de los temas, etc., y logran una nueva experiencia sonora para aquel que está acostumbrado a la escucha por medio digitales. Todos los formatos tienes sus bondades (tanto el digital como los analógicos) y por tanto tratamos de que las obras que nos atraen tengan esa posibilidad de distintos tipos de edición y de escucha.
AZ: Y en este sentido, ¿Se tiene en cuenta a la hora de pensar un álbum el hecho de que tal vez el formato en el que más se termine escuchando sea via streaming por alguna plataforma digital o la propia descarga de los archivos (en cualquiera de sus calidades)? ¿Afecta al proceso creativo?
P: No creo que el soporte de escucha final afecte el proceso creativo de un disco. Creo que hoy en día, salvo contadas excepciones, las bandas ya saben que sus discos van a ser escuchados en un soporte digital ya que hay muchas bandas que les cuesta costearse una edición de 500 o 1000 CDs, y por lo general sus discos terminan en alguna plataforma digital, tipo bandcamp o youtube. Hoy las bandas pueden pensar sus discos de distintas maneras, como un single de uno o dos temas, un EP de cuatro canciones o varios EP’s, larga duración, etcétera, así que no creo que afecte al proceso creativo sino que lo termina potenciado en la manera que la banda decide mostrar su obra.
AZ: ¿El cassette no es un berretín?
P: Ya hace tres años que estoy haciendo cassettes y cada día me gusta más como quedan. Podrá ser un berretín, pero desde el punto de vista técnico si tenés una casetera en buenas condiciones se escucha muy bien, y la cinta termina amalgamando el disco de una manera muy particular. Le da algo que lo digital no logra a veces. La cuestión es que es un formato que está medio bastardeado por haber sido económico y porque, por lo general, la gente que tiene caseteras las tienen todas llenas de polvo y rotas. Si se toman el tiempo para ponerla a punto van a descubrir que todavía van a poder seguir escuchando los cassettes que grabaron en su adolescencia. En cambio, si tratan de escuchar un CD-R rayado de hace diez años atrás lo veo más difícil. Pasa que desde los 2000 estamos acostumbrados al uso del CD y al “descarte”: si no funciona bien se tira. Pero hay cosas que necesitan su cuidado. Las bandejas de vinilos también, si no tenés bien limpia la púa y calibrado el brazo, es un bajón la reproducción.
AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?
P: Como músico creo que los dos discos que hicimos con Go-Neko! me dieron la posibilidad de poder materializar muchas ideas musicales y de producción que tenía. Y, como técnico y productor, Creo que te amo (2010) de los 107 Faunos fue un disco del que estoy agradecido de haber participado, ya que fue una punta de lanza para que otras bandas se sienten identificadas con una manera sentir y transmitir su música, por fuera de los cánones tradicionales.
AZ: Al principio a los Faunos los vi en vivo y me costaba escucharlos. Después hice a un lado mi tozudez.
P: Cuesta entrarles, pero si descubrís la magia que tienen, la rompen.
AZ: ¿Vos sos el José de “John Henry”?
P: No, no esa canción la hicieron antes de que los conozca a los chicos de Faunos.
AZ: Imagino que tampoco el abuelo Pepe (“Scottie Pippen y yo”)
P: (risas) No, ese es el abuelo del Gato posta.
AZ: ¿En qué otros proyectos estás trabajando ahora?
P: Estuve trabajando en el EP de Sue mon mont y el nuevo single de Mapa de Bits que ya salieron a la luz. También estoy terminando el disco de Chico Unicornio; arrancando con los discos de dos bandas que me gustan mucho que son Los Subterráneos y La Venganza de Cheetara; y estamos pre-produciendo los nuevos discos de las bandas donde estoy tocando la guitarra (KOYI) y el bajo (La suma de todos los tiempos).
AZ: Si tuvieras que darle algún consejo al escucha como para que tenga una experiencia más intensa o comprometida, ¿cuál sería?
P: Lo único que puedo decir es que, sea en el entorno que sea, siempre disfruten de la música y de las bandas que le ponen pasión a lo que hacen.//∆z