Stephen Malkmus edita Wig Out at Jagbags, su nuevo disco junto a The Jicks. ¿Y cómo suena lo que hace hoy en día el ex Pavement? ¿Todo seguirá siendo igual? Aquí te lo contamos.
Por Claudio Kobelt
Qué pesada debe ser la herencia de haber sido parte de uno de los grupos fundamentales en la década de los 90, e influencia innegable para buena parte de la música alternativa que vino después. Si bien Stephen Malkmus ya lleva con esta nueva placa, Wig Out at Jagbags, seis discos editados a la fecha en plan solista, será taggeado por siempre por el público y la prensa como el ex Pavement. ¿Y cómo superar eso? ¿Cada cosa realizada a posteriori será comparada con aquel momento de gloria? ¿Los oyentes estaremos esperando por siempre un nuevo Crooked Rain, Crooked Rain? ¿Y si no lo es? ¿Es un fracaso? Está claro que es inevitable escucharlo como solista y no pensar cuán “pavementero” sigue sonando, pero quizás ya sea momento de aceptar a Malkmus & The Jicks como una banda con su propio peso y terreno ganado en buena ley, y este disco es quizás la mejor prueba de ello.
Primero y principal: Que un artista con más de 22 años de carrera aun siga sonando fresco y actual, ya de por sí es algo a destacar. Y si agregamos que ese artista, Stephen Malkmus, es el dueño de esa hermosa e inclasificable voz siempre a punto de quebrarse, mente maestra tras esos atrapantes riffs de guitarras, y un buscador nato de la quintaescencia de la canción, pues entonces todo es para celebrar. Dos años después de su anterior disco Mirror Trafic, el ex Pavement se despacha con una nueva placa junto a los Jicks, y el resultado es un disco luminoso, entusiasta y desbordante de espíritu inquieto.
Wig Out at Jagbags es un álbum de una energía jovial, renovada, que suena al presente pero sin dejar de oírse sumamente atemporal, con cierto espíritu lúdico, humor, un sonido brillante y con diversos juegos de palabras en las letras. Entre los doce temas que lo componen, son de destacar la pegadiza y extraña “Rumble At Rambo”, que junto a la contagiosa “Lariat” y la enfermiza “Shibboleth”, son de los momentos más cercanos en sonido y melodía al viejo y querido Pavement, y a la vez de los más logrados en toda la placa. También cabe mencionar la dulce y bella “J Smoov”, encantadora balada psicodélica con sección de vientos incluida, y el explosivo final con “Surreal Teenagers”. Pequeños hits que luego de algunas escuchas iremos tarareando o soñando sin poderlo evitar, y ese es el verdadero poder de una buena canción pop, y quién mejor que Malkmus para saberlo.
Stephen Malkmus consolida su carrera junto a The Jicks en un álbum absolutamente bello y para destacar, que seguramente no sea el disco que te cambie la vida, pero sí uno que te la alegre mucho y durante bastante tiempo. Con algún lejano aire a su vieja banda, y repleto de nuevos bríos, Malkmus emprende otra búsqueda, renovadas inquietudes y un montón de nuevas y buenas intenciones para no dejar pasar.
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