El miércoles tuvo lugar la primera jornada del Festival de Invierno de Geiser Discos en La Usina del Arte, donde grupos emergentes de la escena nacional se unieron a Leo García en una noche para el descubrimiento.
Por Claudio Kobelt
Fotos por Nadia Guzmán
“Tener prejuicios es lo peor”, dice Violeta Castillo cerca del final de su show, y esa frase se clava directa en mí que, lleno de preconceptos, estaba presente en la primera noche del Festival de Invierno organizado por Geiser Discos en La Usina del Arte. Esa línea en el discurso de Violeta, por simple que parezca, funciona como una llave que me libera, y que me permite ver la noche de otra manera.
El Festival, curado por dicho sello discográfico, dura tres jornadas con cantidad de grupos de la nueva escena independiente de distintos tipos y estilos, con un artista consagrado al cierre cada día. La movida arranca a las 18 hs. y cada grupo emergente brinda un show de unos 15 minutos. Realmente poco para captar una esencia musical, pero que quizás valga como primer acercamiento, una fugaz mirada speed al sonido. Para el debate. Lo esencial entonces es liberarse, sentir qué pasa allí arriba, aquí dentro de la Usina, dentro nuestro.
El line-up es variado: Brixton, Thes Siniestros, Caperucita Coya y Violeta Castillo ocupan el primer turno del auditorio Geiser. Violeta desgrana algunas de sus mágicas canciones de amor sola con su criolla y su gorro de lana, y sacrifica el tiempo dedicado a una canción para hablar de los prejuicios, de abrir la mente y no criticar porque sí. Y su discurso funciona, hace mella en mí, y me preparo para dejar entrar lo que tenga que venir. El cierre, con “Tu Cárcel”, canción que hicieran popular Los Enanitos Verdes, y luego Gilda, arranca más de una sonrisa y mil ganas de que Violeta cante para siempre. Pero todo está rigurosamente cronometrado, y ese auditorio se desaloja y pasamos al escenario mayor, donde Leo García comienza a prepararse.
Enfundado en un saco con estampado de flores y un jean pegado a la piel, Leo arranca su show con “Experimental”, un popazo ajustado y rítmico que llama al baile cadencioso, con un baterista que pega fuerte, implacable pero preciso. El sonido grave y rockero del grupo que acompaña a García se topa con unos sintes efectivos, fusionándose así en un rock/pop/electrónico/canción que muy bien le queda al muchacho de la ceja cortada. Siguen “Cuarto Creciente” y “Rompe paga”, tema nuevo con destino de hit, donde Leo reafirma su dominio del escenario y de la canción pop. Entre sus músicos se destaca el virtuoso Emmanuel Sáez (también parte de Buenos Aires Karma) y su trabajo incendiario en la guitarra.
Para la cuarta canción, el anfitrión hace subir a un viejo compañero como invitado: Ezequiel Araujo, ex Avant Press (banda que compartieron en los dorados noventa), se calza la guitarra para hacer junto a García y su banda una versión de “Cibersirena”, uno de los temas más celebrados de aquella agrupación, incluso versionada alguna vez por Soda Stereo, y un regalo para los nostálgicos presentes. Aplausos a rabiar, y el grupo abandona el escenario, dejando a Leo solo con su guitarra criolla, con la que nos regala abrigadas versiones de “Isla”, “Nadie Salva”, y una hermosa y sentida interpretación de “Amor amarillo” de Gustavo Cerati, mientras una luz color cián inunda el lugar perdurando el misticismo. El cierre de su set solo viene con “Melodía irrenunciable”, tema que será parte de su próximo disco a editarse en septiembre llamado #AlgoReal.
El grupo vuelve a escena y arremete con “Romance”. “Estoy encantado de conocerte / Cantando para que me conozcas”, dice Leo abriendo su enorme corazón pop al mundo, solo resta estirar la mano y tomarlo. Le pegan una versión increíblemente poderosa de “Morrissey” y la bailable “Tesoro”, a la que le suman algunos versos de “Yo te quiero más”, hit de culto de los Viva Elástico. Entre ambos temas, García habla del evento, de las bandas emergentes, y que “si pudiera pedir un deseo, sería que Geiser fuera multitudinario”, y el auditorio completo lo aplaude apoyando la moción.
Para “Reírme más”, Leo se baja del escenario y canta con la gente, camina por los pasillos bailando y posando para las cámaras. Terminada la parte vocal, se queda parado al fondo del teatro viendo a su banda rockear con una potencia salvaje. Vuelve al escenario para un cierre a todo calor y ritmo, y entre gritos y pedidos de “¡Otra!”, Leo García se retira del escenario dejando claro que volvió con todo, para no irse más.
Y de vuelta al auditorio Geiser para las dos últimas bandas de la noche. Arranca No Lo Soporto y el electro funk despierta los pies para el ritmo. El quinteto se apoya sobre esos sintetizadores abrumadores y ofrece cinco canciones sólidas, combinando infinitos sonidos e influencias como en un Tetris sonoro y bailable donde cada pieza encuentra su lugar. El intenso cover de “Blue Monday” cierra a toda máquina un show corto, enérgico, urgente.
Le siguen los Intrépidos Navegantes y su rock/canción. Con actitud desafiante, los muchachos arengan a levantarse de las sillas para el baile, pero las butacas y el cansancio pueden más. Mas no se rinden: “¿¡Querían rocanrol!?” grita el guitarrista y embisten con canciones de su disco Aguas y del próximo por venir. “Ebrios de música / ebrios de amor” cantan en “Ebrios”, a la que mezclan con “Ella Vendrá” de Don Cornelio y la Zona. Y ya no hay tiempo para más. El cronómetro se detiene y la primera noche del Festival Geiser de Invierno se termina, esto ha sido sólo la primera erupción. Que este espacio, este sello y estas noches sirvan para promover y difundir el trabajo de tantos artistas de la escena independiente, que los ayude a crecer, a explotar en libertad, a ser un volcán.