La cantante inglesa Kate Nash ya tiene en su haber Girl Talk, tercer eslabón de su talentosa carrera musical. Este disco trae quince nuevas melodías y la certeza de que la joven interprete está lejos de sus comienzos pero a tono con lo que, en este momento, su cabeza necesita expresar.

Por Estefanía Lestanquet

No hay dudas, Kate ya no le canta al amor con esa inocencia adolescente que la sacó del anonimato. Hoy quien se para arriba de un escenario está lejos de ser aquella coloradita simpática que llegó al tope de los rankings hablando de cómo se aferraba a un amor que ya no le correspondía. Quizás su nuevo look de mujer fatal la tenga más como victimaria, que como víctima o solo se cansó de llevar el eslogan de “apta para todo público” que el pop melódico suele acarrear. La realidad es que Nash está de vuelta y con ella un estilo que parecía yacer en la tumba de las extintas Hole. Y, si bien sobre gustos no está nada escrito, lo que logra la cantante en está metamorfosis es del todo admirable.

En paralelo a su carrera, Kate posee desde hace más de cuatro años una banda punk con la que se divertía en sus ratos libres. Esta premisa servirá para, luego de darle play a las canciones de Girl Talk, dar cuenta que la agresividad con la que la multiinstrumentista toca las cuerdas de su bajo es más real de lo que imaginaban. Es que este utensilio de graves será el eje de todas las melodías y marcará de manera exacta los tiempos que su nueva banda, integrada por mujeres en su totalidad, deberá cumplir sin objetar.

El inició será con “Part Heart”, acoples, una batería como núcleo  y la voz de Kate que, entre tantas novedades, por fortuna no sufrió cambio alguno. Luego la acompañan” Fri-End?” y, la canción que adelantó lo que la intérprete nos estaba preparando, “Death Proof”: un homenaje del que el exigente Quentin Tarantino podría sentirse halagado. La lista sigue y en el primer tramo nos encontramos con una de las mejores canciones del disco, “Sister”, un juego de tiempos incongruentes y un poder que deja absortos a quienes no conocían a Nash pero aún más a los que le veníamos siguiendo el hilo hace rato.

En “OMYGOD” el estoicismo se quiebra y la inglesa sufre la pena de un exilio amoroso, una dosis justa y necesaria de sus antecesores Made Of Bricks (2007) y My Best Friend Is You (2010). El power vuelve al instante con “All Talk” y el corte elegido, la muy buena “3 AM”. “Yo soy una feminista y eso a vos te molesta, fuck you” repite Kate en sus canciones, que lejos de haber sido inspiradas en algún escrito de Simone De Beauvoir, nos hace saber que no por casualidad colabora desde sus inicios con organizaciones mundiales contra la violencia de género y el maltrato hacía la mujer.

En su afán por explorar, la ahora dueña de una sexy estética riot, podía tener una caída. Este punto flojo se da en “Rap for Rejection”, donde Kate desperdicia su estupenda voz en un rap sin sentido y que podría ser sacado del álbum sin notarse. De todas formas los otros catorce temas restantes no tienen ningún tipo de desperdicio y lejos de dejarnos nostálgicos pensando en lo que podría haber sido una continuación de My Best Friend Is You, Kate nos empapa de una nueva y excitante sintonía.

Una nueva banda, un nuevo sello (el propio) y un nuevo temperamento ayudaron a gestar a Girl Talk. La adrenalina del miedo ante todo cambio hace que este álbum merezca ser escuchado. Kate Nash se corrió de la senda de lo seguro y apostó a algo nuevo con un reciclaje de épocas pasadas. Con esto también fabricó un disco que se corre bastante de lo comercial y con ello de la condición rentable que posee el arte desde las épocas feudales, o al menos pensar en esto nos satisface; sea cierto o no

No hay dudas, Kate ya no le canta al amor. Pero es seguro que su arte está y estará atravesada por este sentimiento en todo momento.//z

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