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En esta oportunidad recomendamos leer estas obras de Marcelo Figueras; Roque Di Pietro; Federico Falco; Francisco Urondo y Deborah Curtis.

Por Pablo Díaz Marenghi

El negro corazón del crimen, de Marcelo Figueras – Alfaguara

Este es, ante todo, un libro valiente. Primero por el tema: la vida de Rodolfo Walsh, emblema del periodismo comprometido que deja de lado cuestiones personales para dejarlo todo por las causas justas hasta las últimas consecuencias. En segundo lugar, por el formato: Figueras se anima a ficcionalizar el proceso de investigación del caso que cambió para siempre la vida del escritor y militante de Montoneros: los fusilamientos en José León Suárez bajo la Dictadura de Aramburu en 1956. Esa investigación, con sus devenires y complicaciones, decantaría en Operación Masacre, libro paradigmático que fundaría el género non fiction y cambiaría para siempre la mente de un hombre: del antiperonismo pasaría al marxismo y luego al peronismo revolucionario porque su moral le demandaría estar del lado del pueblo. Figueras construye un personaje (Erre) y una coequiper (Enriqueta Muñiz, compañera en este trabajo arduo). Todo lo tiñe bajo el prisma del más lúcido lenguaje del policial negro. Expone, además, sus dudas, sus miserias y sus amores clandestinos. Walsh borracho en un bar. Walsh dudando en cada frase y cada párrafo. Walsh arriesgando el pellejo al resistir al Terrorismo de Estado hasta el final, cuando cae abatido por las balas de la represión en 1977, mientras repartía su “Carta abierta de un escritor a la junta militar”. Por todo esto, por el narrador omnisciente y enorme que elabora el autor, por la rigurosidad en los datos y la calidad de su prosa, El negro corazón… se convierte en una obra ineludible para todo aquel adepto a la obra de ese hombre que se inmortalizó como el símbolo del periodista que da testimonio en momentos difíciles.

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Esta noche toca Charly, un viaje por los recitales de Charly García (1956-1993), de Roque Di Pietro – Gourmet Musical

Los libros sobre música gozan de buena salud. Biografías, anecdotarios, recopilaciones periodísticas y memorias se editaron con fruición en los últimos años para tratar de analizar la relevancia de diferentes artistas y bandas de rock. Sin embargo, no son muchos los que toman como materia prima las reseñas de recitales para pensar una obra. Efímeras por excelencia, las crónicas de shows a veces quedan relegadas al olvido. Roque Di Pietro decidió rescatar su valor documental y agregarle material de archivo de entrevistas y reseñas para construir una mirada en profundidad sobre la carrera de Charly García, símbolo del rock argentino. Durante 600 páginas, Di Pietro repasa la vida musical de García, desde que era un pequeño niño dando sus primeros pasos en el conservatorio aprendiendo a tocar el piano, hasta su despegue en Sui Generis, su son progresivo en La Máquina de Hacer Pájaros, el boom de Serú Girán y su obra solista. Aquí se vislumbra la evolución en la búsqueda artística de García y su impacto sociocultural tanto por sus canciones como por su vida pública plagada de escándalos. Algunos pasajes destacados: el primer show de un solista en un estadio en 1982 en Ferro, el Adiós Sui Generis, el Gran Rex de 1990 cuando un fanático lo amenazó con un arma de plástico, la vuelta con sabor a poco de Serú en River 92. Además, asombra el nivel de detalle y rigurosidad a la hora de reconstruir cada proceso creativo en los discos clave de Charly y el notable trabajo del autor como investigador y narrador. El componente fotográfico permite ver grandes nombres que retrataron a Charly (Cherniavsky, Kuropatwa, Hilda Lizarazu, Dylan Martí) junto con recortes de diarios y revistas de distintas épocas. Este libro es bibliografía obligatoria para cualquiera que deseé reconstruir la influencia, aciertos y oscuridades de uno de los más grandes artistas de este país.

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La hora de los monos, de Federico Falco – Eterna Cadencia

Ranchos, personajes de pueblo, circos rurales, andanzas en los márgenes, crímenes de personas comunes, escenarios selváticos, reduccionistas de cabezas, trabajadores de campo, amas de casa. Son algunos de los personajes y escenarios que rodean la literatura de Federico Falco. El autor, al igual que Luciano Lamberti, Mariano Quirós o Selva Almada, han logrado darle cuerpo a una literatura que desde el  ombliguismo porteño es catalogada como “Del interior”. Más bien, habría que hablar de autores que narran la sordidez de paisajes rurales desoladores alejados de las grandes urbes. Allí donde el tiempo y el espacio son otra cosa. En los cuentos de La hora de los monos, Falco explora estas vertientes. “Las aventuras de la señora Ema” cuenta las peripecias de una anciana perdida que convierte, con sus ojos ceniles, un zoológico en un mundo de fantasía. En “Elefantes”, muestra la infancia con la excusa del componente exótico del circo que llega al pueblo. En “Los días que duró el incendio” hace gala del lenguaje teatral para contar con crudeza un crimen desgarrador. Así como Raymond Carver contó como nadie las miserias de la vida conyugal o John Cheever expuso lo siniestro de los barrios residenciales, Falco se nutre de la mejor tradición del realismo norteamericano y la adapta a su tiempo, elaborando los cimientos de uno de los narradores más sólidos de la literatura argentina contemporánea.

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Ensayos, de Francisco Urondo – Adriana Hidalgo editora

Paco Urondo es recordado no sólo por su obra, notable periodista y poeta, sino también por su militancia. Durante los setenta, militó en las organizaciones armadas FAR y Montoneros. Es célebre su frase: “Empuñé un arma porque busco la palabra justa”. Al igual que Haroldo Conti y Rodolfo Walsh, murió combatiendo a la última Dictadura Militar argentina y su cuerpo estuvo desaparecido muchos años. Adriana Hidalgo viene reeditando su obra completa y es allí donde se puede vislumbrar no sólo el compromiso ineludible con su tiempo, sino también su eximia calidad como cronista y analista de las corrientes estéticas de su tiempo. En este volumen de ensayos, se reúne una gran cantidad de reseñas de libros que Paco escribió en La Opinión al calor de la novedad. Es notable su ensayo “Contra los poetas”, una diatriba contra los que profranan la poesía en pos de cierta celebridad efímera. Además su monumental “Veinte años de poesía argentina 1940-1960” donde expone con lujo de detalles las principales tendencias de la época (invencionismo, creacionismo, surrealismo). “El libro en definitiva me gusta mucho” afirma Urondo en una reseña de 1962 y no tiene miedo de tomar la primera persona para hacer crítica. En tiempos de críticas complacientes y amiguismos, es interesante ver como a Urondo no le temblaba el pulso para criticar con saña a sus contemporáneos. Eso sí, siempre con argumentos. Dice, por ejemplo, de la escritura de Rafael Esquirru: “algo tan grotesco como la actitud de los negros colonizados que en el siglo XIX se pavoneaban con las pelucas empolvadas de sus colonizadores”. En cada pieza ensayística se cuelan reflexiones sobre la época, la vida y el compromiso político, sin caer en una prosa panfletaria. Dijo Walsh que “un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante”. Sin dudas, Urondo comprendió, hasta su muerte el 17 de junio de 1976, todo lo que estaba pasando.

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Touching from a distance: Ian Curtis y Joy Division, de Deborah Curtis – Dobra Robota

¿Por qué nos cautivan tanto los artistas agobiados? ¿Quizás porque, en el fondo o en la superficie, a todos nos identifican? Son muchas las historias de personajes del rock que se vuelven leyendas no sólo a fuerza de talento sino, también, por un final trágico. Tal es el caso de Ian Curtis, voz de Joy Division, famoso por su oscura tonalidad vocal que caracterizó la sordidez de la banda y por sus bailes estrambóticos arriba del escenario, inspirados en la epilepsia que lo aquejaba. La película Control (2007) de Anton Corbijn relata su ascenso y caída de manera notable. Pero quizás no exista un relato más crudo, visceral y honesto que el de las memorias de su esposa, Deborah. Ella narra, con minuciosidad periodística y un tono por momentos de diario íntimo, el crecimiento de una banda que se convirtió en mascarón de proa del post punk de fines de los setenta al unísono con el derrumbe de su matrimonio y su intimidad. Ella compone el paisaje de las influencias artísticas de Ian (Lou Reed, David Bowie, The Damned), relata sus peripecias por llegar a fin de mes, la influencia de la escena de Manchester (clave en los ochenta) sus momentos de desempleo y vagancia y su depresión crónica combatida con pastillas. Todos sus ex compañeros de banda dan testimonio e intentan comprender el porqué de lo que, al parecer, fue una muerte anunciada. Como afirma el periodista Jon Savage en el prólogo: “Quizás nos ayude, además, a entender la naturaleza de la obsesión que continúa acechando la cultura del rock: la idea romántica del artista atormentado, demasiado rápido para vivir, demasiado joven para morir”.//∆z

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