Las Pelotas festejó su 25 aniversario en un Estadio Malvinas Argentinas colmado. El pulso de la noche lo marcó la emoción, fue un show plagado de himnos de todas las épocas y energía espiritual.
Por Matías Roveta
Fotos de Nicolás López
Un lazo emotivo muy profundo une a Las Pelotas con su público. A lo largo del show en el Malvinas Argentinas son varios los momentos –“Sin Hilo”, “Brilla (Shine)”, “Si Supieras”, “Esperando el Milagro”- en los que se genera una atmósfera excelente a partir de la fundición de esos dos elementos –banda y gente- en un solo ente que expresa su unión a través de estribillos coreados por miles de personas. Y por más que el cantito tribunero se empeña en afirmar que ese sentimiento no puede ser explicado, analizar cuidadosamente la vasta discografía de Las Pelotas indica todo lo contrario: todo un núcleo duro de canciones del grupo son himnos de contención, espacios musicales para buscar refugio cuando todo alrededor parece derrumbarse. “Todos parecen verte mal, pero son ellos ya verás /Te miran, te criticarán cuando reís con ganas”, dice Germán Daffunchio en “Boca de Pez”, con su característico tono paternal y cálido cuando la lista recién arranca. Un rato antes, en el rock dinámico de guitarras cambiantes “¿Qué Podés Dar?”, le había hablado directamente a sus oyentes con preguntas a modo de guía espiritual. Misma línea de consejos certeros para tiempos oscuros sigue el hit “Será”, y apreciar las ganas de vivir que respiran canciones como “Personalmente” o “Cuántas Cosas” tiene mucho sentido si se tiene en cuenta quién las canta: la premisa de seguir adelante a pesar de todo –las muerte lejana de Luca, las más recientes de Alejandro Sokol y Gustavo “Tavo” Kupinski- es todo un mensaje de resistencia que los fans pueden tomar de ejemplo cuando el mundo tira para abajo.
Y esa coherencia en el discurso se ha mantenido inalterable a lo largo de los 25 años de trayectoria de la banda, que empezó en 1989 cuando las cenizas de Sumo todavía ardían. Un cuarto de siglo no es poca cosa, no son muchos los que pueden ostentar semejante credencial: el hecho demandaba un festejo a la altura y el show en el Malvinas Argentinas (“5×5”) seguramente quede grabado en la memoria de todos los que lo vivieron. Difícil es comprimir todo lo sucedido a lo largo de una noche que -34 canciones, 2 horas y 45 minutos- estuvo plagada de momentos inolvidables y contó con diferentes climas: recorrió toda la obra de la banda y repasó cada disco, desde el debut Corderos en la Noche (1991) hasta el flamante Cerca de las Nubes (2012).
La andanada de pequeños golpes emotivos se inició con el rock ácido y bailable de “Escondido Bajo el Brazo” con su riff de sintes que remite a MGMT: así de moderno es el sonido actual de Las Pelotas, sobre todo a partir de la mayor injerencia en los arreglos del tecladista Sebastián Schachtel. Luego, “Cerca de las Nubes”, “¿Qué Podés Dar?” y –el primer gran momento del show- “Ya No Estás”: el aura de guitarras épicas que remite a “Heroes” de David Bowie y un estribillo que hace imposible no pensar en Alejandro Sokol, quien originalmente la cantaba en la versión de estudio de Basta (2007). Sería la primera de muchas veces en las que el espíritu del “Bocha” sería invocado en el Malvinas.
Siguieron dos clásicos –un viaje en el tiempo hacia el gran Máscaras de Sal (1994), aún hoy el mejor álbum de la banda, con el funk rock “Escaleras” y el filo industrial y psicodélico “Orugas”-, luego la hermosa balada sobre amores rotos “Cómo se Curan las Heridas” con sus coros sublimes como un bálsamo de belleza a cargo de la bajista Gabriela Martínez, la mencionada “Boca de Pez” y una seguidilla de canciones más recientes: “Más Que Un Deseo” (momento intimista en la noche con esta balada océanica de guitarras acústicas) junto a las citadas “Personalmente”, “Será” y “Cuántas Cosas”: allí Daffunchio cantó sobre los arreglos de cuerdas de la canción, casi arrodillado desde el borde del escenario y a punto de quebrarse en esa línea (“Como me gustaría poder frenar el tiempo en el preciso instante que sos feliz”) que bien puede resumir el deseo generalizado a lo largo del festejo.
Al promediar el show, “Movete” arrancó con el mejor pasaje del recital en el cual, además, quedaron bien definidos casi todos los elementos que forman parte del ADN de Las Pelotas: los clásicos reggaes, con “Tucán” y un formidable trabajo en bateria y percusión de Gustavo Jove, y “Si Supieras” con un solo genial de trompeta a cargo de Gillespi para el recuerdo de ese disco en vivo tatuado en la memoria, La Clave del Éxito (1997); los rocks contestatarios, a cargo del ritmo marcial de “Grasa de Chancho” y su ataque a la clase dirigente (“Un buitre de anchas alas gira alrededor de la esperenza/ Entre el honor y la virtud, los hipócritas nos hablan de moral”) y del crescendo progresivo de “Esperando el Milagro” (con Rally Barrionuevo de invitado), que fue editada en el disco homónimo de 2003 cuando la última crisis argentina estaba todavía fresca; la veta post punk heredada de Sumo, con el noise oscuro de “Astroboy” (con la presencia de Andrea Prodan en voces) y las guitarras darkies de “Sin Hilo” con Fernando Ruiz Díaz al frente. También, hubo lugar para “No Me Acompañes”, el groove disco de “Hola, Qué Tal” (con Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar), el rock de tintes sinfónicos “Senderos”, el punk rabioso “La Clave del Éxito”, más “Nunca Me Des la Espalda” con un genial solo de Tomás Sussmann, “Que Sea”, “La Semilla” y “La Mirada del Amo”.
“¿Para Qué?” merece, sin dudas, una mención especial. “No hace falta decir mucho sobre esta canción. Ustedes saben bien de quién es”, dijo Daffunchio antes de encarar uno de los momentos más emotivos de la noche a cargo de esa frágil balada que tiene en la letra destellos del genio torturado y sensible (“Acariciando un sueño más, viendo al tiempo pasar, ¿para qué?”) que fue Alejandro Sokol como frontman de Las Pelotas. Los bises: más influencias de The Cure con “Bombachitas Rosas”, la clásica ironía de “Capitán América” y el estribillo explosivo de “Brilla (Shine)”, junto a tres infaltables de Sumo: “Estallando desde el Océano”, “No Tan Distintos” y “El Ojo Blindado”. Ovación, despedida y el sabor a jornada histórica: el registro del show que la banda hizo para editar un futuro DVD dará cuenta de uno de los mejores shows en la historia de Las Pelotas.//∆z