Segunda entrega de entrevistas a los productores más importantes del país. Esta vez Shaman nos habla de su formación autodidacta y algún disco del que puede estar orgulloso. 

Por Gabriel Feldman
Foto de Juan Francisco Sanchez

Bajando discos en la página de Mandarina Records el nombre de Shaman Herrera aparecía por todos lados. “Shaman” o “Llamas” o “El Llamas”, como a veces le decían. Por todos lados es por todos lados: grabaciones caseras en su patio con la guitarra embrujada, o experimentos junto a Sr. Tomate y Maxi Prietto. En el disco plateado junto a Los Hombres en Llamas co-producido con Daniel Melero (once canciones imprescindibles), acompañando los viajes al cosmos con Mariano, la trilogía de El Mató, junto a La Patrulla Espacial, y el germinal Tío Pastafrola. O en la suma de ambos, dando vida al Tío Motorizado (ExTxM) y a Viaje a donde te estrellas, el disco que dejaron para la posteridad.

La buena noticia es que no se detiene. Por ejemplo, este año editó Quimera, banda sonora del largometraje Arriba quemando al sol, y para el 2015 tendremos su segundo disco junto a los Pilares de la Creación, grabado en septiembre bajo la supervisión del productor mexicano Neto García (Julieta Venegas, Natalia Lafourcade). Las pistas ya están camino a México para el trabajo de mezcla.

Aunque no se considere estrictamente un productor, sino más bien un consejero musical para los amigos, lo cierto es que estuvo ahí, construyendo el fuego, aportando su misticismo chamánico al nuevo cancionero espacial criollo con sus propias composiciones, algunas veces como invitado estelar (no sólo en la guitarra, su cameo en el video de “El día de los muertos” es genial), y muchas otras asistiendo del otro lado de la pecera.

AZ: ¿Cómo definirías el trabajo y el rol del productor artístico?

Shaman: No sé cómo definir al “productor artístico”. Puedo contar que en mi experiencia con la música desde el otro lado de la pecera lo que me toco hacer fue de guía, consejero musical, aplacador de egos y potenciador de locuras.

AZ: ¿Cuándo y por qué empezaste en esa tarea de productor, pensar la música en términos de producción artística?   

S: Empiezo produciendo mis propias canciones, porque primero fui compositor. En el momento en el que estuve más involucrado con la producción de otras músicas que no eran la mía, siempre el impulso principal era el aprendizaje al conceptualizar sobre el arte de los otros. El poder decir “esto me transmite tal cosa, podríamos reforzar eso con esto otro…”, el ida y vuelta con el artista, el conocer los secretos de las obras.

AZ: ¿Cómo fue tu formación?

S: Artísticamente y musicalmente mi formación es autodidacta. Estudie grabación y post producción de sonido en un instituto privado de capital, curso que nunca terminé.

AZ: ¿Un referente?

S: En mis primeros años traté de evitar el referente… si bien existen muchos artistas y estilos sonoros que me han influenciado, siempre trate de crear mis propias máximas. Eso hasta que conocí a Daniel Melero, su sabiduría y sus conceptos artísticos me ayudan en el camino de la creación. Cuando lo visito en su casa me embebe en una marea de ideas y vanguardia, vuelvo a mi realidad con mis propias ideas reforzadas o completamente destruidas.

AZ: ¿Y cómo surgió la relación con él, que fue el coproductor del disco plateado de Los Hombres en Llamas y en el primero de Los Pilares?

S: La relación con Daniel surge gracias a un amigo en común que tenemos. Yo buscaba a alguien que me masterizara el disco de Los Hombres en Llamas y este amigo me sugirió a Melero, quien finalmente hizo el trabajo de post producción.

AZ: ¿Cuál es el disco que te disparó la atención a nivel audio/producción?

S: Casa Babylon de Mano Negra, por la historia detrás de las canciones. Los sonidos que se escuchan en el fondo, voces y ruidos que refuerzan el concepto del disco. Creo que es comparable a Dark Side Of The Moon de Pink Floyd.

AZ: ¿Cuál dirías que es tu búsqueda cómo productor?

S: Yo soy del delay. Me interesa el espacio entre palabras, notas y golpes, y lo que sucede al aplicarle la repetición.

AZ: ¿Cómo afecta la tarea de pensar un álbum con el hecho de que tal vez ese disco objeto en el que trabajaste sea el formato en el que menos se escuche?

S: No lo afecta…

AZ: ¿Hay algún disco que volvés a escuchar, tipo oráculo para inspirarte?

S: No se me viene a la cabeza ninguno. Para inspirarme el silencio es lo mejor.

AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado? 

S: Navidad de Reserva de El Mató me llena de orgullo porque lo hicimos en una semana a contrarreloj para que se edite en Navidad. Y quedó divino, lo fi con gloria.

AZ: ¿Cómo es el proceso a la hora de pensar en tus discos?

S: Son todos los discos diferentes. Hay discos que se pensaron y se hicieron en lapsos de tiempo muy cortos. Y otros que tardaron un par de años. Hay discos que nacen como un concepto que me inspira las canciones y otros en los que las canciones me dan el concepto final del disco.//z