Cambiar los salivazos por pétalos de rosas, y el sudor por perfume francés. Eso es lo que hizo James Newell Osterberg Jr  en este nuevo lanzamiento que tiene por nombre Après.

Por Mauro D’Angelo

Esta última creación es sin dudas la versión más camaleónica de la iguana que decidió (al menos por un rato) modificar su costumbre de andar en cuero por la vida, cambiar los jeans gastados por un smoking blanco del más fino terciopelo, la cerveza por un brandy añejo y la rebeldía de las guitarras, el bajo y la batería en un sucio antro de mala muerte, por la solemnidad de un piano de cola “Steinway & Sons” junto a una chimenea de algún cálido hogar. Más allá del bien y del mal, el padrino del Punk decide pegar una metamorfosis musical reversionando viejos clásicos, que tal vez pocos hubiesen conjeturado. Igualmente, Preliminàires del 2009 de corte jazzístico, asienta precedente sobre ese gusto del oriundo de Detroit por tomar canciones prestadas y sirve a modo de prueba para no tomarnos tan desprovistos acerca de este cambio de rumbo, en principio circunstancial. Teniendo en cuenta esto y haciendo un pequeño juego mental, es más sencillo hacerse la imagen de IP trajeado destilando estética gentleman, que Serge Gainsbourg cortándose el pecho con restos de botellas rotas mientras lleva a cabo una reversión de “I Wanna Be Your Dog” o a Sinatra pegándose un stage diving en plena interpretación de “My Way” (desde ya obviando sus desapariciones físicas).

Este disco de covers bautizado Après, dado a luz el pasado mes de mayo -la continuación de su anterior obra por eso su nombre “después de”- no se asemeja en nada al Iggy Pop visceral y salvaje de “The Stooges” propio de los 60’s y 70’s. Con un repertorio de diez canciones, encontramos al sexagenario inmiscuirse en nuevos terrenos musicales como ser la chanson française o las baladas clásicas de amor de todos los tiempos en idioma inglés.  Por esto, más que patear el tablero lo que hace con esta nueva producción es adornarlo de manera dulce y sensible ya que la violencia queda totalmente fuera de lugar en este contexto sonoro. Adoptando un estilo crooner, recorre estas maravillosas canciones sobre un tono grave de voz y con un francés aceptable acompañado de la típica orquesta que nos remite a este tipo de género musical. Entre las selecciones más destacadas se encuentran “Michelle” de The Beatles o “La Vie en Rose” perteneciente a Édith Piaf, u “Only the Lonely” de Frank Sinatra. Particularmente, la versión que más llama la atención es “I’m Going Away Smiling” de Yoko Ono, cuya interpretación es genial. Disco acertado para generar un clima relajado, ideal para tranquilizarse y pensar en aquello que es, que fue, que pudo haber sido, o será, con una sonrisa o por qué no alguna que otra lágrima. Sin embargo para ser sinceros, la mayoría esperamos que el viejito piola retome nuevamente su camino, desplegando todo su potencial para el caos a través de sus bailes hipnóticos y su actitud autodestructiva, acompañado de su emblemática banda.

Indudablemente  una  propuesta diferente por el estilo diametralmente opuesto a lo que nos tiene acostumbrados, pero también es verdad que no marca en absoluto un antes o un después en la vasta carrera del reptil escamoso. Una anécdota dentro de su historial discográfico. Una obra hecha más que nada para él mismo; que le permitió jugar un poco y sobretodo darse un gusto, el de rememorar aquellos temas que escuchaba cuando era joven… de edad, porque de espíritu sigue siendo un “Real wild child (wild one)”.//z

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