David Byrne y St. Vincent, dos representantes del lado más freak del pop, se unieron y crearon Love This Giant, un disco compuesto e interpretado en colaboración.

Por Emmanuel Patrone

Él: ex líder de Talking Heads, banda que a fuerza de excentricidad y pop inventivo confeccionó varios discos para la posterioridad, al mismo tiempo que dejó hits que se cuelan en la programación de radios de clásicos ochentosos, entre numerosos éxitos con sintetizadores melosos; y un curioso todoterreno, que pasa de colaborar con Brian Eno (¡y La Portuaria!) a incursionar con ritmos africanos. Ella: una bella chica rara de ojos enormes, guitarrista hábil y dueña de una voz dúctil que en sus composiciones frecuentemente se ve rodeada de atmósferas inquietantes. Ambos poseen una debilidad especial por el componente melódico que puede decorar una canción de tres minutos, a la vez de andar intentando explotar ese costado freak que reside en la configuración genética del pop. De alguna manera, es razonable que los caminos de David Byrne y Annie Clark (alias St. Vincent) se hayan cruzado, y que el estadío de demostraciones de admiración mutuas haya sido superado por la decisión de juntarse y gestar artísticamente una nueva y singular criatura, que bautizaron Love This Giant.

De arranque, la propuesta emociona. Tenemos a dos intérpretes que saben llevar al pop a territorios temerarios y cerebrales pero sin descuidar lo esencial: la melodía y el trazo amigable que -entre tantos elementos desafiantes- no asuste al oyente. O por lo menos, no tanto como para que le provoque deseos de alejarse a 200 km de sus parlantes. “Who”, el primer track de Love This Giant, no decepciona y, de paso, sirve como una introducción temprana de lo que será el disco en su mayor parte: un ballet macabro de instrumentos de vientos, que aparecen y desaparecen entre melodías pop sinuosas y ejercicios polirrítmicos.

No tengan miedo de encontrarse con un fatal choque de egos creativos tampoco: las voces de Byrne y Clark van intercalándose el protagonismo de las canciones, lo cual consigue, al mismo tiempo, evitar el fantasma de la monotonía. El cabeza parlante tiene sus momentos destacados en “I am An Ape” y “I Should Watch TV”, en la que se apoya en palabras de Walt Whitman, mientras la creadora de Strange Mercy explota su encanto de princesita de Disney esquizofrénica de forma más acabada en “Weekend in the Dust” y “Lightning”. Las inoxidables cuerdas vocales del viejo David también dialogan, en varios tramos del disco, con el tono suave de Annie, en una manifestación de la saludable química entre ambos.

No podemos afirmar que sea un disco perfecto, ya que falta bastante del virtuosismo guitarrero de Clark, que podría haberle dado alguna (otra más) vuelta de tuerca interesante a las composiciones, sin llevar, no obstante, a su viola a perpetrar al más ridículo malabarismo marca G3. Y aunque el álbum nunca llegue al punto del aburrimiento, es cierto también que la repetición de la familia de vientos que conforma la columna vertebral sonora del trabajo hace que se pierda algo de impacto hacia el final, por más que “Outside of Space & Time” sea un cierre más que digno.

Podría haber sido un trabajo más arriesgado y repleto de sorpresas desquiciadas a la vuelta de cada compás, conociendo los intrigantes antecedentes de Byrne y Clark, pero Love This Giant de todas formas hechiza y se establece como un álbum sólido y creativo. Es, en suma, el esperable resultado de la labor incansable de dos mentes inquietas cooperando al servicio de una misión compartida: seguir llevando al pop a lugares poco acostumbrados.//z

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