Poco menos de dos años después del primer volumen, llega el Compisellos vol. 2. La experiencia que junta en un mismo disco a diez sellos independientes del país.

Por Claudio Kobelt

Allá por Octubre del 2012 fue editado Coraje y ganas! Urra!, nombre con el cual fue llamado el primer Compisellos, experiencia discográfica que agrupaba en un solo registro a seis sellos independientes ubicados a lo largo de la provincia de Buenos Aires, presentando en el disco a  dos artistas de cada compañía. En estos días vio la luz el segundo volumen del Compisellos, y en esta oportunidad los sellos involucrados son diez. El resultado: un muestrario imperdible de veinte bandas bien distintas y de enorme calidad en la nueva escena independiente.

Los sellos participantes en esta edición del Compisellos son: Fuego Amigo DiscosDiscos Dojo y Black Fish Discos, de la ciudad de Buenos Aires;Algo Increíble y Dice Discos, ambos de La Plata; Pistilo RecordsIsla Visión y Sello Cabello, de las localidades bonaerenses de Mar del Plata, La Matanza y Escobar respectivamente; de Rosario, Polvo Bureau y Lo-Fi Records, desde Córdoba. Una muestra amplia y representativa de algunos de los sellos  más importantes en la escena, y un claro ejemplo del trabajo arduo que realizan las discográficas independientes en nuestro país. Entusiasma y alegra saber que existen estos sellos -y tantos otros- que dan cabida, promueven, editan y apoyan a gran número de valiosos artistas creadores de la nueva música. Si no fuera por ese trabajo mucha de la música que nos vibra, nos transporta, nos emociona, no podría existir, o al menos no llegaría a nosotros para poder escucharla.

El Compisellos Vol. 2 es un disco intenso, repleto de magia y diversidad, con un puñado de canciones tan disímiles como familiares, y tan puras como complejas. Un registro meritorio por múltiples razones, valioso como un primer acercamiento a los artistas, o como la confirmación  de un momento dorado por el que vale la pena luchar.

El comienzo llega con el postpunk de alta factura de Blancoscuro, búsqueda melódica que se relaciona con la del segundo track a cargo de los platenses de Bautista Viajando. Y si bien ambos temas exhiben un espíritu afín, quedan claros los diferentes caminos sonoros que uno y otro recorren para llegar a destino. Sigue Temporada de Tormentas y su space rock en ebullición plena, como una supernova detonando y modificando todo el universo en el proceso. Luego es el turno de Los Octopus, con un nuevo sonido noise/shoegaze/demoledor que tan bien les queda, y los Digisagas con un bello tema instrumental.

Continúan Päl Das Shutter y una canción para la ruta salvaje; la psicodelia oscura de Los Viajes; nocturnidad, fuga y paseo para Vuelven de la Derrota; el ataque sónico frontal de Prusia; canción noise, experimentación y emoción para Johnosoyyoko; y el krautrock al pecho cortesía de los Nave Hogar. La garganta se parte y el cuerpo se libera para la catarsis sensible de Todos los Rayos; Ultrasuave pasa veloz e inolvidable como una ráfaga de verano; Reimon Starship y Los Venusinos nos cuentan un cuento dulce; mientras que Guazuncho navega en un colchón de cuerdas y romántica ensoñación.

Fabricio Algo indaga en las capas sonoras de una canción etérea; Sopa de Gaviotas entona un canto místico y natural; Astier y los Estambres viajan al cosmos en un poema sonoro sin letra; Adrián Mateo Boudet y una canción bella y resplandeciente como un bosque en primavera; y Puré Viejo y una exploración profunda en el nervio escondido en cada cuerda de guitarra.

Veinte canciones unidas por la búsqueda, la determinación y una deslumbrante calidad. Veinte grupos bien distintos juntos para demostrar que se puede, que unidos somos más, o mejor dicho, mejores. Diez sellos independientes que dejan de lado el ego y las diferencias para abrazar todo aquellos que los hermana, esa lucha y pasión por el arte que abrazan en su corazón. Ahora es nuestro momento como periodistas, blogueros, público, oyentes en general, de aceptar nuestra parte y responsabilidad en esto. Ellos registraron el fuego, ahora es nuestra misión avivarlo, hacerlo correr, y que nunca deje de arder.