El actor es el organizador del Ruchofest junto a la banda de sus hermanos, Cabeza Flotante. Antes de la edición deluxe en el Konex habló de todo con ArteZeta.

Por Martín Barraco y Pablo Díaz Marenghi
Fotos de Nadia Guzmán
Video por Florencia Alborcen

En los años 90, la movida sónica puso patas arriba al rock local. Bandas como Peligrosos Gorriones, Los Visitantes y Martes Menta, demostraban que nuevos subgéneros como el postpunk, el grunge, el shoegaze o el noisepop podían calar hondo en los jóvenes de Buenos Aires y alrededores. Lo que muchos quizás no saben es que en un pueblo de cinco mil y pico de habitantes, Florentino Ameghino, estas bandas también sonaban. No solo sonaban en cassettes o radios sino que fueron hasta allí, a la vera de la ruta 188 entre la inmensidad de la llanura y la geografía rural, a tocar sus canciones. La cita: Ameghino Rock Festival, organizado por un -hasta el momento desconocido- Esteban Lamothe. El actor de películas como El Estudiante, Abzurdah o Amateur y de novelas televisivas como Educando a Nina, desarrolló su pasión actoral tanto en el circuito independiente como en el mainstream pero nunca descuidó su pasión por el rock, la música y la gestión cultural. Se lo vio pogueando en más de un recital de Bestia Bebé o El Mató. Es por esto que hace tiempo viene organizando los Ruchofest (evento que lleva su apodo como insignia) para darle lugar a bandas emergentes y, en particular, a la de sus hermanos: Cabeza Flotante. Este viernes 24 de marzo se viene una edición de lujo en Ciudad Cultural Konex con la presencia, además de los Cabeza, de Mi Amigo Invencible, The Hojas Secas, Los Reyes del Falsete, Marciano’s Crew y Neo Pistèa Ks. Hablamos con Rucho acerca de su pasión por el rock y el hip hop, sus proyectos y su mirada sobre el oficio del actor.

AZ: ¿Cómo surgió el festival? ¿Que representa para vos? ¿Y qué va a tener de especial esta octava edición?

Esteban Lamothe: Es el festival de Cabeza Flotante junto conmigo. Somos cinco hermanos, nos llevamos muy bien y una de las cosas por las que nos llevamos bien es porque nos gusta escuchar música a todos e ir a los shows. Ya en Ameghino, a los 15 años, hice unos festivales de rock allá que se llamaban Ameghino Rock Festival. Es un pueblo chiquito, de cinco mil habitantes. El primer año, en el 93, llevé a Los Peligrosos Gorriones y a Martes Menta, después a Los Brujos, a Los Visitantes con el segundo disco. Viene de ahí la cosa. También es como una necesidad de hacer la fiesta o el recital al que me gustaría ir. Voy mucho a recitales, tengo muchos amigos que tocan y también es una manera de que sea el festival de Cabeza Flotante. Nadie va a venir a hacer algo por vos. Si vos querés que en una fiesta toquen tal y tal lo tenes que hacer vos. 

AZ: Lo particular del Ruchofest es que combina elementos del rock con los del hip-hop…

EL: Yo escuchaba The Cure, Pixies… Sabía algo de hip-hop: había escuchado a Cypress Hill, Snoop Dog, pero en los últimos tres años escuché solo hip-hop. Me compré un auto y como tenía un viaje de una hora de ida y otra de vuelta, eso me implicaba escuchar tres discos enteros. A mí me gusta escuchar los discos enteros, en el orden de las canciones, y ahí empecé a escuchar hip-hop, a ir a las Batallas de Gallos, a conocer a los hip-hoperos de acá y ahí también se me ocurrió que estaba el Festilaptra, el Festipulenta -que están buenísimos y voy siempre- pero que también estaba la Lemon Party, la Black Cream y todos estos lugares donde están los traperos. Ahora se hace mucho trap y me parecía bueno juntarlos. No sé si va a funcionar o no, pero a mí me gustaría ir a un recital donde pueda ver a Marcianos Crew, Fianru, a Neo, o a los Basuras Crew y ver a El Mató. Todavía no estoy en ese level. Vamos a seguir en el Matienzo, ahora hago esta fecha, después el 6 de mayo va estar Simón Poxirán y el 16 de junio hago otro. Es un festival para bandas emergentes y lo del Konex es una edición de lujo donde hay más bandas y si nos va bien este viernes, también hacerlo más grande, hacerlo afuera y por ahí sí toquen bandas más grandes. Esa es la idea.

Después hay una cosa muy copada con los DJs: Leo Oyola, que es especialista en Hair Metal, Bon Jovi, Warrant… es un DJ muy particular. A mí esa música no me gustaba hasta que lo conocí a él. La tenía puesta en un lugar muy superficial. Después está Naue Ugazio y Leo Mayorga que son muy buenos. En el Konex esta vez no va a haber música porque no se puede por el tema de la habilitación. Es ridículo, pero es así.

AZ: ¿Por qué elegiste a Marcianos Crew y a Neo para esta edición deluxe? ¿Qué nos podés contar de ellos?

EL: Juan Ortelli me empezó a meter en ese mundo. Ya había hecho un par de cosas con él para la Rolling Stone y me empecé a meter, ir a las Batallas de Gallos. No fui nunca al Quinto Escalón en Parque Rivadavia, ahí me dijeron que está buenísimo. Más allá de eso, conocí también a los Basuras Crew porque actué en un video de ellos y de ahí viene la amistad. Me gustaron mucho los dos. Basuras Crew es como un seleccionado. Después hay un montón y otros que no conozco. Neo me gusta porque es bien trapero y me gusta mezclar algo re trapero ahora con Los Reyes del Falsete, que no tienen nada que ver. Cuando los que vayan a ver a Reyes del Falsete  vean a Neo van a decir: “Que?!” Ojala les pase algo bueno porque es un artista increíble. Tiene 20 años y es superpunk lo que hace, muy punk.

Y después Marcianos tiene un concepto del show muy interesante y diferente al del rock que es el concepto de la fiesta. Ya sé que hay bandas de rock como Los Piojos o La Bersuit que tienen esa cosa como medio de fiesta y cachengue, pero Marcianos tiene esa onda cachenguera medio ragga-muffera (sic), pone pistas y quiero que él cierre para que la gente baile. Él tiene eso de que la gente tiene que estar bailando. Es muy ofrecido, porque el show de rock no capta la atención, vos tenes que ir a ahí y ver eso. Al Marcianos lo ves porque es un chabón hermoso y la rompe pero si miras para otro lado vas a ver gente bailando. Me gustó eso. Vamos a ver qué pasa entre los públicos. Ojalá que vayan (risas).

ruchofest flyer

AZ: La misma autogestión que tenes para el Ruchofest la has tenido para tu carrera actoral. Cuando llegaste a Buenos Aires empezaste haciendo otras cosas pero te fuiste metiendo de a poquito en la actuación.

EL: Siempre lo hice a mi manera. Es lo que te decía antes de la fiesta: yo cuando quería actuar y me daba cuenta que me gustaba y que lo hacía relativamente bien empecé a juntarme con amigos: Romina Paula, Esteban Bigliardi, Pilar Gamboa. Tuve la suerte de cruzarme con gente muy talentosa. Eso fue suerte y nada más, pero también tenía el deseo. Las obras las hacíamos nosotros. Poníamos plata nosotros. Lo mismo en el Ruchofest. Capaz pierdo plata este viernes, ni idea. Con las obras de teatro es así: si vos queres que te vean actuar tenes que hacer una obra. No voy a esperar a que me llamen de Telefé o de Pol-Ka si no me conoce nadie. Y también hice lo mismo con amigos de cine porque ellos hacen películas, las de Mati Piñeiro, Alejo Moguillansky. Por suerte puedo hacerlo. Vi un montón de actores que son muy buenos pero se traban y están esperando a que los llamen. Después sí te llaman pero cuando te conocen, y si no te moves… lo mismo con los Ruchofest. El festival se empezó a conocer, las bandas veían que era amigable. Es un festival que no lo hago para ganar dinero, salvo los gastos y ya. Trabajo un montón, no lo digo para que me feliciten ni nada, pero es un trabajo muy grande. Por suerte tengo a mi hermano Manolo y a los Cabeza Flotante que me ayudan. Viene de ahí y eso se refleja. No digo que los productores de rock no tengan que ganar plata, pero por ahí saco la plata de otro lado y sé lo difícil que es para una banda porque estuve en una. Tenes que tocar, llevar los instrumentos, quedas debiendo plata. Es así. Lo hago porque quiero a la música y porque quiero y respeto al músico argentino. Hay un amor puesto ahí, independientemente de que te guste o no la banda. Mi hermano tiene 41 ahora. A los veinte somos todos locos, pero a los cuarenta hay que tener huevos para agarrar la batería y seguir tocando. Ya tiene hijos, se va de la casa, se pelea con la mujer para ir a tocar.

AZ: Generalmente nos quedamos con lo que pasa arriba del escenario, pero por atrás corre un río muy profundo.

EL: Re ingrato, porque las bandas estas que estamos hablando de la escena independiente tienen que tener sus laburos para pagar el alquiler, para seguir tocando. Los chicos de El mató tocan y tocan. Tiene algo hermoso el rock que es eso: los que están ahí es porque quieren, no por la moneda.

AZ: Y desde tu lugar de seguidor de bandas y de gestor cultural u organizador de festivales, ¿Cómo ves este momento de la escena?

EL: A mí me encanta. Está creciendo mucho el hip-hop, me parece que hay que mirar para ahí. Invito a todos, a los rockeros a que miren ahí que hay cosas muy buenas y es muy diverso. Bueno, el rock al principio también, al comienzo era un negro cantando “Oh baby, oh baby” con dos cuerdas y después de eso tenes a Radiohead, a los Ramones y todo lo que vos quieras. Todo eso es rock. Y en el hip-hop pasó algo parecido: la imagen esa del negro con el parlante colgado al hombro de 1978, ahora va desde Kendrick Lamar a Marcianos Crew, y en el medio hay de todo. Veo bien el panorama. Al rock creo que le falta un sacudón pero hay bandas buenísimas. Los Riel me encantan, después los que tocan en el Rucho Mi Amigo Invencible, Bestia Bebé, El Mató, los Faunos, Las Ligas Menores. A todos esos los amo. Ahora de las bandas nuevas Perras on the Beach me encanta, Simón Poxirán me encanta también. Con Francisca y Los Exploradores me pasó que me gustó el disco pero cuando los vi en vivo dije Guau! Y Simón Poxirán tiene 21 y sacó un disco ahora que es tremendo. Lo veo y realmente podría ser mi hijo, le llevo 21 años. Me dan ganas de abrazarlo y decirle “Gracias Simón”. Él va a tocar el 6 de mayo, viene directo de Mendoza para tocar.

Lo del hip-hop me parece que está bueno porque es un fenómeno radical e incluso más democrático que el rock porque no necesitan nada. Vos para tocar rock necesitas un amplificador y una guitarra. O sea, tenes que tener plata. En el hip-hop nos paramos en una esquina, vos rapeas y hasta armamos un tema. Lo veo en los recreos de las escuelas. No sé en qué va a terminar eso, pero seguro de ahí va a salir algo muy groso. Hay un montón de bandas de rock que no conozco, porque por ahí me quedé en El Mató o en la banda de mis hermanos. Tengo un hijo, vivo con mi mujer… no es que puedo ir a cinco recitales a la semana. Puedo ir a uno y en general elijo donde están mis amigos.

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AZ: Y ahora venías de El Bolsón, de filmar una película, ¿Se puede contar algo de eso?

EL: Sí, es una película de una chica que se llama Natural Arpajou, que tiene un pasado ahí en El Bolsón. Y la película es sobre una nenita, la paternidad, fines de los 70, principios de los 80. Es una película que no menciona jamás el tema de la dictadura, se centra en esa familia. Hubo una generación que se fue para allá, que se fue a vivir del otro lado del lago, hicieron unas casas y se quedaron a vivir ahí en los 70. Y es un poco de esa gente. Esta muy buena la película, muy muy flashera. Yo creo que va a andar muy bien. Está Andrea Carballo, que es una actriz increíble. por ahí la conocen del corto del Niño Rodríguez “Ni una sola palabra de amor”. Y una nenita que es de allá, de El Bolsón. Fue un rodaje intenso, por el clima. Hubo muchos accidentes, estamos todavía en rodaje. No puedo contar qué pero pasaron cosas muy disparatadas (risas). La gente está muy loca en el sur pero todo bien, vamos a terminar el rodaje.

AZ: ¿Para cuándo piensan el estreno?

EL:  Natural tiene una carrera de cortometrista muy buena. Creo que va a tratar de entrar a Berlín o a Venecia, que son los próximos festivales. Acá no se sabe. Eso no se sabe nunca, ¿viste? Es un tipo de película que necesita que pase algo antes del estreno, que tampoco es garantía de nada pero le vendría bien. Y ella tiene un recorrido en festivales con sus cortos así que creo que va a ir por ese lado.

AZ: ¿Cómo es filmar sabiendo que quizás la película no va a tener un estreno local y dependa de un factor externo como un festival o un premio para lograr que se vea acá?

EL: Es raro. El Puma Goity dice una frase que es muy buena: “Las películas no se estrenan en el Gaumont, las velan en el Gaumont”. Porque es esa noche del estreno y nadie más las va a ver. Imagínate algo más difícil todavía, que es hacer una película que sí o sí -y por más que esté buena- no va a tener salas porque está el estreno de Disney y que va a morir al Gaumont a las dos o tres semanas, aún si es un peliculón. Es muy ingrato pero es un tema político que viene de años, no de este gobierno sino desde que existe el cine en Argentina.

Por eso también esta película tiene algo que la emparenta al rock. Está toda filmada en una casa, que es una cabaña-balsa, en un lago flotando y un día se la llevó el viento… cosas medio Apocalypsis Now que no las puedo contar ahora. Catástrofes, pero por suerte nadie corrió peligro.

AZ: ¿Cómo encaja el laburo en plataformas como Netflix, por ejemplo, que es todo un formato distinto al que tenemos la costumbre acá? Has hecho Estocolmo y seguramente en el futuro se trabaje más en ese formato.

EL: Está todo en un proceso de transformación. Ojalá aparezcan plataformas digitales que produzcan y que paguen. Lo de internet es muy raro porque por ejemplo si pasan la película tuya muchas veces en un canal te paga SAGAI. No hay ningún tipo de legislación sobre internet y toda la gente ve internet. Si hice una película y tiene 3 millones de visitas a mí no me pagan ni un centavo. Las entidades como SAGAI o la Sociedad Argentina de Actores no cayeron todavía en eso porque no se sabe bien cómo es. Espero que Netflix produzca. La verdad que no está produciendo tanto acá. En Estocolmo hicieron pos-producción. La gente mucha tele no mira tampoco. Se está transformando hacia un lugar. Estamos como en el medio de ese proceso. Creo que ni los empresarios todavía lo entienden bien. 

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AZ: Entre que se trata de descifrar todo esto vos tuviste un suceso enorme con Educando a Nina. ¿Cómo ha sido ese salto por ahí de lo que hablábamos antes del teatro off a una tira diaria en Telefe con mucho rating?

EL: Bien. Yo venía carreteando, había hecho tres novelas antes. No había protagonizado ninguna. Ya soy grande y sabía que si a la novela le iba bien eso iba a aparejar fama. Era el protagonista y es otra cosa. Aunque suene ridículo te tratan de otra manera. Salís en la tapa de revista Caras, en cuero (risas). Son las reglas del juego. Si no te gusta, no vayas.

AZ: ¿Y en cuanto al proceso actoral, sentiste algún cambio?

EL: Me llevé bien. En una tira te tenés que inventar algo que sea bueno, que funcione, que sea efectivo y que te quede cómodo. No es un unitario. Una tira puede llegar a ser 180 capítulos. Podés estar un año entero haciendo eso. Tenés que procurarte algo que sea dinámico, bueno efectivo y que también sea amable para vos de actuar, para la gente y que no te canse mucho. Es eso, simple. Me llevé bien. Tuve buenos compañeros. Me llevé muy bien con Griselda (Siciliani), con Rafa (Ferro), con (Martín) Slipak. Toda la gente con la que me tocó actuar era divina y lo disfruté. Después el salir a la calle, que te hinchen las pelotas es un bajón.

AZ: Vos en una nota comentabas algo respecto de ese tema de la fama y citabas ese corto, Aspirational (2015) ¿Es exactamente así?

EL: Si! Ahora estoy en El Bolsón. La gente del Bolsón está loca (risas). En El Bolsón las minas te agarran (gesticula) se sacan la foto y se van, no dicen ni chau, nada. Lo sentí mucho allá. Lo que pasa es que acá en Capital sé donde ando. Allá voy al centro a buscar wifi para hablar con mi mujer y… no puedo elegir. Tiene esa cosa de invasiva la tele. La gente te ve tanto en su casa que cuando te ve cree que te conoce. Cree que realmente te conoce. Eso es un malentendido pero bueno, es parte de la tele. Y hay gente que es maleducada. Pero me la banco bien. Me saco la foto lo más rápido que puedo y me voy. Si estoy con mi hijo no, me pongo mala onda. “Respetá”. Yo no interrumpo a ningún padre que está jugando con el hijo.

AZ: Volviendo un poco al tema del Rucho, hablabas de cuando empezaste con tus hermanos en Ameghino a laburar el tema de la realización de festivales, ¿Qué cambios notás respecto al armado actual del Rucho Fest?

EL: Creo que no muchos. Siento que el entusiasmo es el mismo. Si vas por las buenas y tenés una idea noble la gente se prende. En los dos casos, si bien pasaron 25 años, fueron épocas distintas, no he tenido mayores problemas. Soy claro con el dinero. Pago lo que más puedo y creo que eso es lo más importante. Que no hay que ser turbio cuando organizás cosas. A raíz de que es un festival donde no hay intereses económicos más que salvar los gastos (hablo de las ediciones en el Matienzo) y la estructura del festival, en general los músicos se llevan un dinero si va gente. No para vivir pero por lo menos le alcanza para sus gastos y no volver con las manos vacías. También soy muy inquieto y me gusta conocer gente. Eso se mantuvo siempre, cuando tenía 15 y ahora. El festival también es un capricho mío de conocer a los músicos nuevos, estar con ellos en el camarín, escucharlos. Soy cholulo de los músicos.

AZ: ¿Hay algo de músico frustrado en el medio?

EL: Me encantaría. Me hubiese gustado pero era pésimo tocando el bajo. Cuando no hacés bien algo tenés que darte cuenta rápido y no hacerlo más. Me pasó con el fútbol también. Siempre me elegían ante último.

AZ: Ahí tuviste venganza con El cinco de Talleres…

EL: Sí. Venganza no mucha porque no hay escenas de fútbol ¿viste? Están todas medio lejos porque soy horrible. Tocando el bajo era bastante horrible. Entonces después les empecé a hacer videos a los pibes de Cabeza Flotante y encontré otro lugar en el rock. Me reacomodé.

AZ: Todos los videos los filmaste ahí en Ameghino. ¿Qué escenario encontrás ahí? ¿Qué es Ameghino en tu vida?

EL: Mirá, ahora estoy filmando en Epuyen, El Bolsón, lugares que una guía de turismo te diría que son paradisíacos (de hecho, lo son) pero a mí me gusta la llanura. Nací ahí y me encanta el paisaje bonaerense. Todo así sin nada que interrumpa la vista del cielo, lagunas y campo. Me gusta mucho. Por eso filmo ahí afuera, porque también de chico me crié ahí. Nunca tuve campo porque nunca tuve plata pero igual estaba todo el día en el campo con mis amigos boludeando.

AZ: Hace poco salió el video de Bestia Bebé que filmaste con el ninja Kato. ¿Cómo fue esa experiencia?

EL: Es la primera vez que hago algo que a mi hijo le gusta tanto. Lo ve diez veces por día. Re bien. Lo conocí a Martín Tejada, que es el director, un divino. Soy amigo de los chicos de Bestia, que son amigos también de mis hermanos. Estuvo buenísimo. También quería hacer algo de acción. Me daban ganas. Había quedado en un momento en hacer algo en Kryptonita, la película, y no pude. Acá me desquité. El director es un amor y el video me encanta como quedó. Los Bestia me encantan, les gusta mucho Bruce Willis, esa onda.

AZ: Reflexionando sobre la actuación, convivís con producciones más comerciales si se quiere, con otras del cine independiente, por ejemplo. ¿Te sentís cómodo conviviendo en estos dos mundos?

EL: Ojalá que pueda hacer siempre los dos porque hacer los dos hace que haga mejor los dos, porque descanso en la tele, hago una peli. Después de hacer una película o dos tengo un poco de ganas de hacer tele, porque me gusta también tener continuidad laboral y porque disfruto también de ir a trabajar todos los días y que no sea tan intenso. Me gustan las dos cosas. Soy un caso medio particular porque en general es medio elitista eso. Ya que estábamos hablando del rock elitista también a los actores de tele no los llaman para las películas y viceversa. Ahora se está moviendo más eso, puedo hacer las dos cosas y está bueno. Porque a veces trabajas en novelas y el director de cine te dice “No, el de la tele no”. Por suerte todo lo contrario, buena onda. 

AZ: Una película que fue bisagra en tu carrera y te dio mucha visibilidad fue El estudiante. ¿Cómo la recordás?

EL: A mí esa película me cambió todo. Con Santiago Mitre me hice amigo en ese rodaje y ahora es uno de mis mejores amigos. Está buenísima, es una de las mejores que hice. La hicimos en siete meses, con amigos, sin equipos, sin nada. Nos trajo una cantidad de satisfacción. Él es ahora el cineasta que es y a mi después de esa película me empiezan a llamar todos. Ya había hecho un montón pero esa peli, dentro de un circuito más baficero, trascendió. Estuvo un montón de tiempo en el MALBA, la vio un montón de gente. Toda la vida voy a decir que soy el de El estudiante. Ojalá vuelva a hacer una película como El estudiante antes de morirme.

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AZ: Otro director muy importante que siempre nombras es Mariano Llinás. ¿Cómo es laburar con él? ¿En qué se parecen con Santiago? ¿En qué se diferencian?

EL: Son re distintos. Con Mariano me cagué de risa. Ahora hice una parte de una película de él que estrena el año que viene y dura como 12 horas (La Flor). Hago una parte que es una remake de un corto de Renoir, mudo. Así que actúe mudo. Aparte a todos los de la FUC y a los chicos (Piñeiro, Moguillansky, Delfina Castagnino, Mitre) los conocí por él. Él me fue a ver a una obra en el Teatro Sarmiento en donde se usaban los textos de una entrevista de él. Imaginate lo que era, cualquier cosa decía (risas). Un genio. Llinás para mí es un genio. Un cineasta descomunal, único en el mundo. Lo amo. Hago gratis con él cualquier película. Hago lo que me diga. Es un artista muy libre, una especie en extinción que vale oro.

AZ: ¿Creés que un laburo así en televisión tendría lugar?

EL: No creo. Bueno, ahora Romina Paula, que para mí es una genia y con la que tuve una compañía, está escribiendo el unitario nuevo de Pol-ka. Hay un montón de gente que está, tanto en Underground como en Pol-ka, tienen una pata en los escritores y dramaturgos nuevos y hacen material de eso.

AZ: Antes que hablábamos de nuevas plataformas, ¿cómo te llevás con ellas? ¿Ves series?

EL: Me cuesta mucho porque tengo un hijo y está todo el tiempo él con el televisor. Cuando se duerme él, yo me duermo. No soy de acostarme tarde. La última que vi y me encantó fue Atlanta. Buenísima. De hip hop. Me pasó algo raro porque al actor principal (Donald Glover) lo conocí como el rapero Childish Gambino y cuando vi la entrega de los Globo de Oro dije “¿Qué hace Gambino ahí?”. No había visto nada de él. Sabía que el chabón era actor pero pensé que era alguno medio pedorro que cada tanto hacía algo chiquito en Hollywood y que su fuerte era el hip hop. De repente vi que no. Es más, ahora es más reconocido porque en Atlanta ganó un Globo de Oro. Que se lo dedicó a esa banda Migos y dijo que eran como los Beatles. Vos escuchas Migos y nada que ver. Son unos cabeza de Atlanta que fuman porro todo el día.

AZ: ¿Te imaginás un Ruchofest con Migos y Childish Gambino?

EL: ¡Me vuelvo loco! (risas).//∆z