Koyi Kabutto vuelve al país tras su estadía en México con un disco vibrante, de languidez ardiente y poesía viva.

Por Claudio Kobelt

Poesías Mexicanas” es  mucho más que un registro de canciones en implosión. Es el trabajo de un artista inmenso y mítico como Koyi Kabutto sobre la obra poética de diversos escritores mexicanos. Así, Kabutto se permite darles melodía y clima a diversos textos de Octavio Paz, Ortiz de Montellano y Aurora Reyes, entre otros. El resultado es un disco tan bello como crudo. Melancolía de atardecer rojo sangre y fuego.

El ex Grupo Mazinger, finalmente de regreso en nuestro país, no se apropia de esos poemas mexicanos, no los hace suyos, sino que los venera, los vive, los interpreta, y en ese proceso los vuelve pájaros, soltándolos en el espacio. Aves sonoras y poéticas que se estrellan en el pecho de vidrio golpeándolo con su pico en punta hasta lograr entrar en nosotros. Cada poesía en las manos de Koyi se convierte en otra cosa, una nueva entidad con nueva vida, alas y latir de canción.

Entre shoegaze, dream pop, noise, y mucha búsqueda y experimentación climática, el álbum crea una atmósfera dulce y nostálgica, como cierta añoranza intrínseca de ese sonido oscuro, de profunda ensoñación. Como mirar una vieja película a colores y sonreírse ante ese grano grueso y bello del film, ante ese ruido romántico, sucio y hermoso a la vez.

“Piedra de Sol”  ( “piso días, instantes caminados / piso los pensamientos de mi sombra / piso mi sombra en busca de un instante”), “Trompo” (“El trompo que gira músicas menores  / movido, sin tregua, por tenue cordón”) “Danza en la playa” (“Yo seré la canción olvidada / levantando espirales blancuras / en revuelo de líquidas alas”) y la incendiaria “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines” son sólo algunos de los momentos más destacables en un disco inigualable, de inmensa magnitud literaria y musical.  “Busco refugio en la música” dice en “La eterna compañera IV”.  Hacenos espacio, Koyi. También será nuestro resguardo favorito de ahora en más.