Recomendamos tres buenas opciones para ir al cine. Dos oscarizadas: Carol y Spotlight; Deadpool, la película del momento.
Por Martín Escribano
Injustamente excluida de las nominadas a Mejor película, Carol es uno de los puntos altos de esta temporada de Oscars. Con una Cate Blanchett, para variar, fantástica y una Rooney Mara (The Social Network, Her) que sigue demostrando su versatilidad, la pareja que conforman Carol Aird y Therese Belivet quedará en la historia del cine grande. Ocurre que el amor entre estas dos mujeres se apoya en el amor que les tiene su director Todd Haynes (I’m Not There, Velvet Goldmine), que ha sabido poner en imagen la siempre turbulenta fuerza del deseo sin dejar de lado la frialdad que caracteriza a la literatura de Patricia Highsmith.
Lo de Ed Lachman en la fotografía es memorable, sirviéndose del fuera de foco y de los reflejos para representar ese otro mundo al que acceden Carol y Therese cuando se encuentran. Se respira en la atmósfera una suerte de erotismo noir extremadamente particular. El uso dramático del sonido también se destaca y Kyle Chandler, como el marido de Carol, entrega uno de los mejores papeles de su carrera.
Salvo la Palma de Oro que ganó Rooney Mara en Cannes, Carol viene siendo una de las perdedoras cuando hablamos de galardones, pues no obtuvo triunfos en los Globos de Oro ni en los BAFTA. No hay excusas, sin embargo, para dejarla pasar. El año recién empieza pero Carol va a estar entre los diez mejores estrenos de 2016, no hay dudas de ello.
Spotlight, por su parte, ha ganado el SAG (el premio del sindicato de actores) al mejor reparto, lo cual ha sido un acierto al tratarse de una película que no tiene un protagonista definido. Aquí lo que importa es el trabajo codo a codo, el esfuerzo de cada uno para que triunfe el conjunto.
La película cuenta la historia de un grupo de periodistas del Boston Globe que desenmascaró casos de pederastia en la Iglesia Católica en el 2002. Sin escenas rimbombantes ni héroes ensalzados ni víctimas humilladas, la sobriedad de Spotlight la hace grande. Se percibe en ella un homenaje al mejor periodismo de investigación, aquel que se resiste a los embates del poder con tal de pronunciar su verdad. Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, John Slattery, Brian d’Arcy James, Liev Schreiber, Billy Crudup, Stanley Tucci… todos entregan actuaciones de nivel.
Thomas McCarthy confirma, como lo había hecho con The Visitor en 2007, que es un director necesario, de esos que apuestan al valor de la palabra. Al igual que Todd Haynes, McCarthy confía en el espectador. No es poco viniendo de Hollywood.
Qué decir de Deadpool, acaso la película “de superhéroes” más sarpada (y hasta vulgar) que se haya visto. Con un tono distendido que va mucho más allá que el que entregó Marvel con Guardianes de la galaxia y Ant-Man, Deadpool opta por potenciar la autoparodia, romper la cuarta pared repetidamente, bardear a su propio estudio ya desde los créditos iniciales y abrazar de a ratos el slapstick violento y el gore.
Lo de Ryan Reynolds hace acordar de a ratos al Jim Carrey de La máscara o Ace Ventura. Así como Iron Man y Robert Downey Jr. se llevan de maravillas, el papel de Wade Wilson le calza a la perfección y lo redime del bochorno que fue Linterna Verde. Morena Baccarin (la Sra. Brody de las primeras temporadas de Homeland) sorprende como el interés romántico del antihéroe.
El director Tim Miller, que viene del mundo de los cortometrajes, sale victorioso de su ópera prima pero deberá estar atento pues la constante autorreferencia resulta un tanto abrumadora. La secuela, que ya tiene fecha para el año que viene, va a necesitar innovar si pretende salir airosa.//∆z