La segunda jornada del Festipulenta Vol. 12 fue destructiva. ¿Los culpables? Unos uruguayos que rompieron todo.

Por Juan Manuel Daza

Foto de Fernando Stefanelli 

 

 

 

NOTA DEL AUTOR: Antes de los 3 PECADOS, tocaron LAS LIGAS MENORES y JAVI PUNGA. Y después de 3 PECADOS, tocó SANTIAGO MOTORIZADO. Empecemos así, así no hay que dar explicaciones. Empecemos así, así se dan cuenta de que NO PUEDO hablar de otra cosa.

¿Por qué? Porque elegí hacer este recorte. ¿Por qué? Porque fue muy difícil prestarle atención a las dos bandas anteriores. ¿Por qué? Porque el festipulenta estaba lleno de viejos conocidos. ¿Por qué? Porque es uno de los eventos más trascendentes del año. ¿Por qué? Porque en cuatro días reunió a un surtido de bandas auténticas y representativas de lo que está sonando ahora en los bajos fondos del rock argentino.

¿Por qué no hablar de la última banda, de Santiago Motorizado? Porque me resultó imposible concentrarme en otra cosa después del final de 3 Pecados:

Inmensa expresión de entusiasmo frente al final de 3 Pecados en su participación en el Festipulenta by retroperiodismo

Transcripción: “¡Pau se da la guitarra contra la cabeza y va tocando con la cabeza, loco! Pau se da la guitarra contra la cabeza y va tocando con la cabeza. Termina Inútil es tu español y en el ZAS está todo prendido fuego. ¡Se tiró arriba de la batería e hizo concha todo! ¡Vamos, la puta que lo parió! ¡Aguante 3 Pecados! ¡Aguante el rock and roll!”

Y tal era el fervor que todos sentíamos en ese momento, que no podíamos menos que agarrarnos de los pelos y obligarnos a seguir mirando. Estaba terminando el grandioso show de los montevideanos de 3 Pecados en el Festipulenta y todo el mundo estaba en llamas. La energía que estos tres nos contagiaron desde arriba del escenario, traspasó a todos los presentes en el ZAS (Centro Cultural Zaguán al Sur) de tal modo que Balvanera tembló de pies a cabeza. Pau, Diego y Pablo sacudieron los cimientos del barrio más sacudido de Buenos Aires.

Es importante saber que en las canciones de 3 Pecados, casi todo empieza tranquilo, volador y ensoñado. Y es absolutamente necesario tener en cuenta que, a medida que los compases corran, las cosas se van a ir poniendo más y más intensas. Inútil es en español, el último tema de su último álbum (Diciembra), arranca así: despacito. Y es con ese tema, con el que cerraron su recital del viernes 4 de marzo en el Festipulenta y le dejaron la piel de gallina a todo el mundo.

Pau recién comienza a cantar después de dos minutos y quince segundos de bases y cambios revoloteantes y de ensueño. Diego viene disparando colchones y melodías desde su Korg Microsampler y Pablo se mantiene firme en una batería que se encarga de sostener el beat y llenar de oxígeno a la canción. Entonces, Pau inclina su cuello hacia el micrófono, que se encuentra a la altura de su pecho, y con la guitarra colgando, mira al frente y, de repente, se transforma en tortuga. Y suelta: “Y qué me importa derretir nuestro sonido, destruir, siempre hay un final. / Percibo la perdición en cuerpo y en mi voz, sé que es el final. / Guarda la lengua amor, inútil es tu español,en esta ciudad. / Voy a separarme de los dos, después del toque me voy a hacer mi final”.

Todo parece ir terminando, el sonido se disipa, va desapareciendo la banda en un lento fade out. Y los músicos siguen en sus lugares, contando el tiempo y tocando híper bajo. Y comienzan a escucharse las voces del público. El mundo se divide entre los que piensan que el tema ya terminó y los que saben que ahora el volumen va a ir subiendo lentamente, de nuevo, hasta alcanzar el pico necesario para captar la atención de todos nuevamente y sorprender así a unos y satisfacer al resto. Y luego, se pudrirá: entrará la distorsión a hacer su juego. No sin que antes se escuche el lamento de la tortuga (“Los quiero tanto, / te quise tanto mi amor / que ahora me voy”) en repetición constante.

Y todo se va a poner soberanamente jodido. Cada vez más pesado, más sentido, más destructivo. Y así, se irán de golpe. Pau tocará su guitarra cabezeándola. Sí, la sostendrá en lo alto, dándole la espalda al público, y la bajará drásticamente sobre su cabeza una y otra, y otra vez. Y luego algo pasa, porque Pablo se da cuenta y se escapa de la batería, y al instante Pau cae encima de ella en un rapto de destrucción made in Seattle. Y ya está: ¿Qué carajo? No podemos pedir otra.

 

La foto es cortesía de Recis!