A modo de repaso de la carrera de los forajidos de Lanús la Redacción Zeta eligió 25 canciones. Esta primera entrega se centra en su génesis, su recorrido por los 90 y su imaginario: intrincado, cosmopolita, mutante.

Pasto (1992)

“D- Generación”

Mientras la decadencia de la generación X y su cultura era transmitida 24 horas diarias por MTV, surgió este grupo de Lanús que a pesar de compartir época iba a formar parte del recambio generacional venidero en la escena local y sobrevivir al paso de milenio montados en la cresta de la ola. Esta canción, su primer éxito y carta de presentación, sabe condensar muy bien desde lo particular lo que estaba sucediendo en ese momento en el mundo. A diferencia de la apatía políticamente correcta de los años reaganianos en el norte y de post-dictaduras en el sur del continente, a estos muchachos algo les pasa y no les importa tu opinión. Renegando de las generaciones degeneradas y con un sonido nutrido de lo mejor de la época: grunge, rock psicodélico, stoner, con influencias de la cultura surfer californiana así también como de la skater hip hopera, concibieron esta rebelde, cándida y alegre protesta que mandaba a la mierda a una camada a la que no querían pertenecer. Mauricio Pérez Gascué

“Natural”

Dentro de aquel viaje lisérgico que Babasónicos firmó como su carta de presentación, se encuentra quizá el tema más visceral de la banda de Lanús.  “Natural” refleja Pasto en su integridad y eleva un mensaje sencillo y espontáneo con el que los sónicos se impusieron ante el mundo. Esta balada de culto es inmune al paso de los años, ya tiene 23, y sirve como catarsis necesaria de muchos de los shows dados por la banda en la actualidad.  Guitarras ásperas, melancolía extrema y gritos ensordecedores, la receta infalible de los años noventa que Dárgelos y compañía supieron seguir a la perfección. Estefanía Lestanquet

 

Trance Zomba (1994)

“Montañas de agua”

Los niños terribles del nuevo rock argentino editan en 1994 su segundo manifiesto Trance Zomba, deslizándose por las aguas del trash, del funk y del hip hop. Entre lo sónico y lo alternativo, “Montañas de agua” contiene unas líneas de bajo inspiradísimas y densas, ejecutadas por el recordado Gabo Manelli, unas guitarras cercanas al sonido metálico podrido (Black Sabbath) y un Adrian Dárgelos Rodriguez subiéndose a su tabla para enviar imágenes de neo-hippismo, psicodelia & surf sobre olas de un mar de alternatividad en el rock vanguardista made in conurbano bonaerense. Energía positiva y un trance sónico para demostrar una vez más que Babasónicos es un estado de la mente. Leonardo Ojeda

“Patinador sagrado”

Esta gema incluída en Trance Zomba arranca con ruido de fritura de vinilo, un collage lisérgico de teclados y el ritmo relajado de la batería, todo sonando como desde un plano alejado. Lo que se sitúa bien al frente de la mezcla luego de esa intro es el leitmotiv fundamental de la canción: una de las mejores líneas de bajo de la historia del rock de acá, a cargo del recordado Gabo Mannelli. “Patinador Sagrado” suena como si el funk psicodélico de Sly and the Family Stone hubiera sido pasado por el filtro sónico de la banda: un groove irresistible arreglado con los arrebatos hip-hoperos a cargo del debutante dj Peggyn. Dárgelos surfea y patina sobre la melodía jugando con distintos matices vocales, y rapea en el estribillo que suena como un mantra hipnótico en este punto altísimo del segundo disco del grupo y gran himno del nuevo rock argentino.  Matías Roveta

 

Dopádromo (1996)

“Viva Satana”

Es innegable la cultura cinéfila que despliegan los Baba. Más allá del cuidado tratamiento visual, lleno de referencias, que tienen sus videoclips es en muchas de sus líricas dónde más se hace notar esta faceta. “Viva Satana” no se trataba de una poética feminización de Satanás, sino de un hermoso homenaje a Tura Satana, una actriz de culto, representando su papel protagónico en “Faster Pussycat, Kill, Kill” un hito del cine de clase B de los `60. La letra lejos de ser una simple sinopsis de la película es un racconto de los hechos desde la perspectiva de Varla (Tura Satana) a quien se la describe desde sus botas a sus guantes; desde su manera de conducir a su inclemencia, en la forma que Dárgelos bien sabe describir a las mujeres en sus canciones. Con un sonido propio del soundtrack de la película consiguieron redondear un clásico que homenajea a otro clásico. Mauricio Pérez Gascué

 

Babasónica (1997)

“Egocripta”

Puede que para muchos, Babasónica sea el mejor disco de la banda; estarán los que esperan otro como él; o los escépticos ortodoxos que creen que Dárgelos jamás volverá a escribir canciones como “Seis Vírgenes Descalzas”, “Esther Narcótica” o,  justamente, “Egocripta”.   Siguiendo el legado, esta gema de poco menos de cuatro minutos, es un grito sagrado de la transición sónica hacía la consagración. Con un vídeo por demás estrafalario y un tanto inentendible, cada uno de los miembros de este  sexteto se convierten en los ególatras favoritos del rock cool de la nueva ola.  Para tener en cuenta: en vivo “Egocripta” se vuelve aún más maravillosa. Estefanía Lestanquet

“Seis vírgenes descalzas”

Ubiquémonos en el tiempo. Año 1996. Un poco de garage y un poco de grunge hacen de la receta una canción inigualable. De las más rockeras –por la voz de Dárgelos, por las distorsiones, por la batería- de la banda en esa primera década de existencia. Hay una versión en MTV del año 1997 que es un registro de época para el rock argentino y para ellos mismos.  Y no es un dato menor que sea el segundo track del disco Babasónica –lo antecede “Egocripta”- en un arranque bestial e inmejorable. Gonzalo Penas

 

 Miami (1999)

“4 AM”

Los sonidos del comienzo de esta canción ya crean por sí mismos la sensación de un escape. La historia, luego, confirma dicha imagen. Encontrarse en Plaza Constitución, abandonar lo que ya no pertenece y fugarse. ¿Quién nunca pensó en hacer algo similar algún día a las 4 de la mañana?  Si le sumamos los pequeños detalles que conforman toda canción de la banda –en este caso, el pantalón que más mujer hace al personaje- da como resultado una de las mejores canciones de la banda, precisamente en Miami, uno de los discos más emblemáticos de finales de los noventa.
Gonzalo Penas

https://www.youtube.com/watch?v=FdwW6BrQij8

“Desfachatados”

¿Qué hubiera pasado si Sergio Leone, mítico director de spaghetti western,  caía bajo el influjo de “Desfachatados”? Esa épica narcocorrida, narrada de manera vertiginosa por la lengua arrogante de Dárgelos, camaleón del lenguaje. Sin dudas, Leone la hubiera elegido como banda sonora de alguna de sus películas. Le zumbarían los oídos y abrazaría el imaginario babasónico: intrincado, cosmopolita, mutante. Una pandilla de conurbaners estaba a punto de pegar el zarpazo y se iba a llevar puesto a todo el rock nacional. La vanguardia es así.  Joel Vargas

“El Ringo”

Así como en los anteriores trabajos de la banda se navegaba por mares más oscuros o introspectivos, en Miami se le canta a lo mersa, a lo desmedido, al desvío pero también a las relaciones. Esta canción la compuso Mariano Roger y es la primera gran canción de (des)amor de Babasónicos. Luego vendrían más y su hermana menor, “Estertor”, se la puede encontrar en el momento cúlmine del romance, es decir, en Infame. Con un aura oriental y una percusión de tinte épico, Dárgelos canta acompañado por Roger este tema que comienza en tercera persona y termina en primera del plural (“no existe adiós entre nosotros dos”) y anticipa un mundo de canciones acerca de relaciones con mujeres perdidas, musas, irreverentes y fugaces.
Ayelén Cisneros

 

Groncho (2000)

“Promotora”

Una promotora del TC2000 enfundada en calzas azul eléctrico le da un champagne al ganador, que va a batirlo y abrirlo exultante. Dicha imagen puede ser vista desde una televisión comprada a cuotas en pleno furor del consumo con tarjeta de crédito a mediados de los `90. También puede ser una promotora de viajes a Disney. Si Miami no había sido lo suficientemente efectivo en cantarle al derrotero menemista, Groncho, su lado B, venía a recordar esa época de rebusques de las clases populares, miedo al futuro y derroche. “¿Qué va a ser mañana de ti, promotora?” canta Dárgelos cual mantra y de esta manera le pone palabras a la incertidumbre producto de una convertibilidad que duró hasta principios del nuevo siglo. La cancha de papi futbol, la rotisería, todas tácticas en forma de metáfora que dan cuenta de la decadencia y de su negación. Si se pudiera hacer un paralelismo entre un país y una banda, el espíritu de MiamiGroncho es la antesala del estallido.  Ayelén Cisneros

 

Vedette (2000)

“Vórtice”

Si algún desprevenido viene a poner en duda la  actitud rockera de los Babasónicos, no hay mejor respuesta que esta canción. Lado B de Babasónica, Vedette supo ser un disco lleno de hits y melodías inolvidables para cualquier fanático (y no tanto) . La poesía surrealista de “Vórtice” se funde con una base sucia de guitarras y  el punto cúlmine de la mutación de la voz de Adrián Dárgelos, que luego de quebrar varios prejuicios, se iba a quedar para siempre entre nosotros.  Otro eslabón de un vórtice que nos chupó a todos.
Estefanía Lestanquet