Como una cruza entre Discovery Channel y una película documental, Castores, La Invasión del Fin del Mundo, narra la insólita historia de cómo el hombre puede empujar a la propia naturaleza a autodestruirse.

Por Agustín Argento

En Ushuaia hay un animal típico que, justamente, no es típico del lugar: el castor. Con una apariencia simpática e inofensiva, este animal, inserto sin previsión en el “fin del mundo” por el gobierno de Juan Perón, fue catalogado como plaga y se está encargando, casi con exclusividad, de destruir los bosques nativos de la zona más austral del continente americano.

Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi, directores de El Crazy Che, se metieron de lleno en la historia de cómo el intento de crear una industria peletera (pieles) en Tierra del Fuego, se convirtió en uno de los dramas de impacto ambiental más importantes de Argentina y Chile.

“Imagino que en 25 años los castores pueden llegar a Bariloche, y eso sería el fin de los bosques patagónicos”, dice en la película uno de los entrevistados. “Ya tenemos pruebas de que el castor puede sobrevivir en la estepa”, agrega una investigadora. Así, Chehebar y Iacouzzi, que a priori presentaban una película divertida, plantan a Castores… como una continuación de Plastic Planet, aquel film en el que Werner Boote muestra la problemática del medio ambiente a consecuencia de otro invento del hombre: el plástico.

CASTORES. La invasión del fin del mundo. OFFICIAL TRAILERLa fotografía y la dirección de cámaras elegidas por los directores de El Crazy Che se muestran modernas y vanguardistas. Hasta se ven tomas aéreas de los bosques fueguinos, dando una sensación de amplitud al problema. Las entrevistas incluyen desde científicos en sus laboratorios, hasta guardaparques poniendo trampas para castores en medio de un río y bajo la lluvia.

La película también cuenta con primerísimos primeros planos de insectos y madrigueras, lo que pareciera alejar, en un sentido positivo, a Castores… de la pantalla grande, acercándola a producciones propias de Discovery Channel y National Geographic.

Sin embargo, por momentos, sobre todo en los primeros veinte minutos, la película se traba. Repite varias veces quién, cómo, cuándo, dónde y por qué los castores fueron traídos al país. Cuando uno cree que ya se introdujo en el tema, la introducción vuelve a aparecer. Además, el recurso de esconder la imagen del castor hasta el final no provoca la incertidumbre necesaria; pero, por el contrario, la empatía que generaron con los entrevistados (un guardaparque imita cómo los castores devoran los árboles) hacen al film muy llevadero.

Además de las fotografía, la investigación merece un punto a parte. Con datos y más datos, sumado a incontables entrevistados, Chehebar y Iacouzzi no sólo lograron meterse dentro de la piel de los habitantes de Ushuaia y de un problema que ya es nacional, sino también en la de los inimputables castores, llegando a exponer otros de los grandes errores del ser humano en materia ambiental.//z

Castores, La Invasión del Fin del Mundo se estrena el jueves 11 de junio a las 20:00 en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635, CABA).