Este texto forma parte de la antología Una Remera Rockera Vol II que se publicará por  la editorial añosluz y será leído en el evento Una Remera Rockera el 13/09 a las 19 en el Centro Cultural Recoleta. 

Por Lucila Grossman

1 – Cuando tenía tres años y lloraba desquiciada, mi hermano, que me lleva dieciséis, me ponía Never Mind the Bollocks (1977) de los Sex Pistols y por alguna razón yo paraba de llorar, me calmaba y llena de transpiración, con la cara violeta, me quedaba dormida al ritmo de “No feelings”. Pobre bebé. Era el argumento predilecto de él para pelear con mi vieja cuando ella pedía silencio para que me tranquilizase o pudiera dormir. Después, a los cinco años les pedía a él y a mi viejo que pusieran “los ricotitos”. Ese año había salido Último bondi a Finisterre (1998) y yo flashaba con la tapa y el librito del disco: es plateada y tiene una textura que imita el interior de una máquina. La obsesión de poner “los ricotitos” en todos los viajes se volvió pesada. Mi hermano se reía mientras me inventaba que las aceitunas negras eran cucarachas o que yo había sido encontrada en un tacho de basura y decía “¿qué entiende esta pendeja que le gusta tanto este disco?”  A mis nueve años, después de que mis viejos se separaran y él se mudara con mi papá, construimos un trato: los domingos tipo once de la mañana me escurría en la cocina, le robaba un par de cigarrillos a mi viejo y entraba corriendo al cuarto de mi hermano. Lo despertaba saltando arriba de su cama y él me mostraba música o tocaba el bajo. Eso duraba horas y horas. Ahí él me grabó mis primeros cassetes que yo escuchaba en mi walkman flashando que era enorme. Él me llevó a mis primeros recitales. Yo era fan de mi hermano. Él no usaba remeras que dijeran ninguna cosa. Él usaba remeras negras o grises gastadas por el uso. Y cuando cumplí diez años me metía en su cuarto, le robaba las pulseras con tachas y pensaba qué capo que no usa remeras de ninguna banda, eso es ser panki de verdad.

2 – Un ex novio una vez me dibujó una remera rockera con el gato del primer cd de SKA-P, como no le entró el gato entero en la parte de adelante decidió que las piernas del gato estuvieran en la espalda. Después, en un recital, la mezcla de transpiración de los gordos sobre los que me había trepado sumado a la lluvia que cayó ese día, destiñeron totalmente la remera que terminó siendo un batik azul, amarillo, y rojo.

3 – Febrero es un mes de mierda, es el mes de mi cumpleaños. En un febrero deprimente con una amiga nos pusimos a pintar remeras blancas que fuimos a comprar a Avellaneda y creo que hice mi mejor remera rockera. Decía “Rock fuerte en el sushi club”. No la usé nunca porque era muy fea.

4 – Nunca me compré una remera en un recital. Sí me regalaron remeras de los Redondos, de Sumo, alguna de los Stones, una de P.I.L, una de los Ramones compradas en el Locuras de Cabildo, o en el de 107 y 3 en el centro de Villa Gesell. Mi hermana, por otro lado, me regaló o le robé remeras rockeras compradas en AY NOT DEAD. A los trece años usaba una que decía “KISS ME” y también una que tenía la tapa de The idiot (1977), de Iggy Pop. Ahora las uso de pijama y me gusta ver como se desarman por el paso del tiempo al igual que yo.

5 – Son los años noventa o tenés doce años y la vida es muy difícil cuando te das cuenta de que no sabés quién, o qué sos,  entonces buscas desesperadamente objetos que te definan. Usar esa remera de tu banda preferida te hace sentir que participas de cierta estética de lo rebelde junto a todos los otros que tienen la misma remera que vos. Pensás que con esa remera vas a congelar los momentos. La remera se gasta y vos te decís con cara de satisfacción “oh sí, esta es una mancha más para mi tigre personal”. Sabés que cuanto más antigua o rara es la remera mejor todavía, porque el fan ante todo es histórico. Pensás que con esa remera estás combatiendo el mal.

6 – Si ves a alguien con una remera de la banda que te gusta y sentís que él y vos están del mismo lado quiere decir que el siniestro invento de las remeras rockeras está funcionando a la perfección.

7 – Las remeras rockeras son un invento de Coca Cola.

8 – Nací en los noventa, un año después de mi nacimiento se suicidó Kurt Cobain. Mi mamá es Cristina y mi papá es el Diego. Yo soy un invento de Coca-Cola. No sé qué autoridad tengo para hablar de nada.

9 – Estoy en lo de un amigo jugando al Mario Party,  tomando whisky caliente después de haber comido hasta reventar un pastel de papa y batata con la super respetable carne picada especial del DIA, y me pregunta si vi el video de los Ramones y la tapitas de Coca-Cola. Casi avergonzada le digo que no porque si hay algo en lo que soy buena es en haber visto una cantidad infinita de videos en Internet. “Las tapitas llegaron, la gente estuvo, no estuvieron las entradas y ocurrió esto”, dice el presentador. Los incidentes del “pogo violento en Florida y Lavalle” se producen por la impaciencia de los jóvenes. Los jóvenes están indignados, dicen haber sido estafados y atacan la ciudad. Rompen todo, aprovechan para saquear un par de negocios. Aprovechan para purgarse. Me acuerdo de la vuelta del recital del Indio en Olavarría que duró diez horas. En un momento el tránsito se frenó y estuvimos más de una hora estacionados. Cuando avanzó nos dimos cuenta de que la demora era porque a cien metros de donde nos habíamos quedado parados había un campo de choclos y una banda desesperada de ricoteros se había metido con bolsas de consorcio a llevarse todos los choclos que pudieran. Me acuerdo que paramos al costado de la ruta y nos quedamos mirando la adorable escena. Pienso en ese pequeño espacio imaginario donde el capitalismo juega a que atenta contra sí mismo y dice: “ay, esto me duele, veanme, tambaleo”, “i’m mister meesek, look at me” sólo como modo de hacernos creer que se puede romper. Pienso en Instagram y en todos los ismos funcionales al capitalismo. Pienso en el feminismo.  Pienso en el reggaeton y en el trap, pienso en Pablito Lescano, pienso en la agresiva cantidad de bandas indies o pseudo raperas. Música para bebés malotes de la era virtual. Me acuerdo de la primera página del librito de Último bondi a Finisterre que tiene un par de instrucciones para el “colono virtual”: 1. No mutar. 2. Mutar cuando solo es nuevo lo que hemos olvidado. 3. Mutar si Dios es digital. 4. Mutar si se piensa que el nuevo Dios nos va a salir mejor.  Digo la 4 en voz alta. Los pibes se ríen. Pienso en el Pity, extraño al Pity.  Ponemos el recital entero de los Ramones en River y seguimos jugando al Mario Party.

10 – ¿Te imaginás a los dueños del mundo decidiendo nuestro futuro con una remera de Iron Maiden?

¿Te imaginás a Mirtha o a Susana o a las dos juntas almorzando con una remera rockera?

¿Pensás que si los bebés pudieran decidir usarían remeras rockeras?

¿Pensás que si los bebés pudieran decidir usarían algo?

No te olvidés de que tu Presidente se disfraza de Freddie Mercury para bailar en la Casa Rosada.

¿Tenés ídolos o los mataste?

¿Te imaginás a alguno de tus ídolos con una remera rockera?

¿El chino de tu super (que obviamente es tu ídolo) usaría una remera rockera?

Tu kioskero (que también lo es) sí.

Messi no usaría una remera rockera.

¿Te imaginás al Che y a Fidel haciendo la revolución con una remera de los Beatles?

¿Te imaginás al Che y a Fidel haciendo la revolución con una remera del Che y de Fidel?

Lenin no escribió El Estado y la revolución usando una remera rockera.

Marx no usaría una remera rockera.

Perón quizás sí.

¿Lou reed no usaba remeras rockeras?

No te olvidés de que tu Presidente se disfraza de Freddie Mercury para bailar en la Casa Rosada.

Cristina usaría una remera rockera con su propia cara.

¿Tus amigos son tus ídolos?

¿Ellos usan remeras rockeras?

Ni tu vieja ni tu abuela usarían una remera rockera.

David Bowie no usaría una remera rockera.

¿Te harías una remera rockera con las caras de tus amigos?

¿Qué vas a hacer cuando se terminen de morir todos tus ídolos?

Lucila Grossman nació en 1993, vive en Buenos Aires, escribió la novela Mapas terminales publicada por Editorial Marciana en agosto del 2017. Nunca ganó ningún premio ni concurso ni mención ni beca. Nunca se presentó.

El jueves 13/09 a las 19 en el Centro Cultural Recoleta vamos a desentrañar por qué elegimos usar Una Remera Rockera. Entrada gratuita, más info haciendo click aquí.