Una aproximación a la banda del bajista santacruceño Sebastián Tevez en un diálogo sobre los avatares de elegir un camino alternativo en la composición y la industria musical.

Por Gustavo Grazioli

En un escenario con alternativas de grupos para escuchar, asoma desde hace años una banda que viene haciendo estragos desde Córdoba. Entre idas y vueltas con bateristas y la llegada del nuevo tecladista, el sonido no se corrió ni un centímetro. Es que Sur Oculto no está ligado a la institución macabra del estribillo bonito ni la canción placentera. Su trabajo los ubica en un mundo donde las estructuras no son el leitmotiv de sus canciones. Por eso, muchas veces, puede ser posible que la primera escucha no sea tan amena y se sienta algo de incertidumbre respecto a las etiquetas musicales que se tienen más al alcance para clasificar algo a lo que se accede por primera vez. El mapa de sus discos propone nuevos lugares por visitar. Entonces, quizás, la mejor herramienta para armar una especie de brújula frente a la escucha sería no esperar lugares comunes.

En esta zona donde el confort no es moneda corriente está Sebastián Tevez, bajista de la banda, quien entendió que su camino no iba a pasar por estudiar kinesiología (plan que tuvo cuando se fue de Las Heras, Santa Cruz) y empezó a perfeccionarse en la música, hasta desarrollarse en el bajo. Hoy es uno de los que mejor representa este instrumento en el país y el que a través de sus técnicas logra captar la atención no sólo en músicos de rock. Antes de llegar a Sur Oculto pasó por otras experiencias en banda y allí desarrolló géneros tales como el hardcore o el hip hop.

Hablar de Sur Oculto, entonces, es mencionar un nuevo paradigma donde no entran en juego las reglas más clásicas de la composición. Las primeras ideas para iniciar una canción nacen de zapadas. “Principalmente los temas nacen de la improvisación. Generalmente cuando empezamos el ensayo largamos con una zapada completamente libre, no decimos nada, ni la tonalidad ni qué onda tiene que tener. Simplemente improvisamos, puede empezar cualquiera de los tres integrantes algo y lo seguimos. Se va dando solo” dice Tevez, para terminar de hacer referencia a la anatomía de la banda. Más allá de que el énfasis a la hora de ponerse a tocar esté centrado dentro de este contexto de improvisar, no pierden de vista la importancia de una mínima estructura para que el esqueleto no se desvanezca y cuatro horas no hayan sido en vano. “Todos los temas tienen una estructura, la diferencia es que no es una estructura preestablecida. Los temas se van armando de forma lineal. No es que ya tenemos pensado qué es lo que viene. Los vamos tocando y vamos pensando qué sería lo mejor para continuarlo”, completa Tevez.

El terreno está en constante exploración, sobre todo cuando nos referimos a proyectos artísticos que tienen muy en cuenta el hacer lo que a uno le gusta. Las barreras de la industria pueden ser una de las tijeras más peligrosas, pero no es lo que sucede ni lo que piensan a la hora de trabajar los que conforman Sur Oculto. Por eso, volviendo sobre el tema de las etiquetas, clasificar a esta banda como correspondiente a tal o cual género es meterse en un terreno arenoso. Una de sus virtudes es que pueden sortear muy bien las zonas enclenques de la crítica y naufragar con soltura el hecho de que no haya guitarras y hacer rock. “Creo que es un fuerte de la banda ser un trío sin voz y sin guitarras pero que a la vez suena muy pesado en vivo. Igualmente siempre nuestra principal meta es hacer la mejor música que podamos hacer y que nos guste a nosotros, no especulamos con el público”, termina de aclarar Tevez, cuando se le pregunta por la importancia de las guitarras para lograr determinadas búsquedas a la hora de componer y de sonido. Ciertas características que se le atribuyen, ya sea por la “música que hacen” o por los circuitos donde se  mueven, puede que enseguida los meta en la bolsa de “bandas de culto”, pero no. No hay tal cosa. Más allá de que se ubiquen fuera de lo convencional el público que elige ir a verlos es totalmente heterogéneo: puede haber desde gente que escucha jazz hasta gente que escucha música pesada. Confluyen muchos géneros, si se quiere, en sus shows.

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La trinchera de no engañarse

Al cuidado de ciertos términos también se puede profundizar en la palabra independencia. Es que esto va más allá de la forma de moverse, porque hoy en día todos son más o menos independientes para mostrar sus trabajos en lo que respecta al terreno de lo under, pero destacar esa característica de independencia en la banda cordobesa es hacerlo focalizando otros puntos. Esto aparece con el plan de su trabajo y la manera en que ellos mismo se reflejan en lo que hacen. “El concepto de independencia viene de la idea de hacer la mejor música que podamos hacer, siempre siendo verdaderos a nosotros mismos y a nuestros principios. No resignar nada, ni artística ni estéticamente porque va a pegar”, afirma Tevez. Y no solamente ellos se colocan en ese lugar de llevar las cosas hacia delante de esta manera, también destacan a muchas otras que están en ese mismo camino (las cuales no se visibilizan en los medios más concentrados) y desde ahí se puede llegar a mencionar una posible trinchera que resiste los embates del engaño constante al utilizar ciertos términos. “Por suerte, hemos tenido el privilegio de conocer y compartir escenario con muchísimas bandas con estas características, no solo en Córdoba, sino en todo el país gracias a las giras que venimos realizando”, aclara.//∆z