Semilla Bucciarelli y Sergio Dawi volvieron a unir fuerzas con su proyecto: Semidawi el pasado 5 de junio en la Sala Siranush. Mística ricotera y otras yerbas. 

Fotos y texto por Martín Benavidez 

Entre la neblina y la humedad que muele huesos y friza cabellos, se monta en territorio armenio un dialogo entre misticismo y de repudio. Semidawi abre un portal de preguntas, una autocritica al presente y una reflexión al futuro. ¡Fuera Monsanto! Es el grito de lucha.

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La danza que practican el saxo de Sergio Dawi y los grafismos coloridos desde un photoshop espontaneo y preciso de Semilla Bucciarelli, van dando un clima entre lo místico de altiplano hasta el vertiginoso ritmo de la Capital.

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La sala tiene porte de teatro clásico, atrás se acomodan mesas con sillas, adelante sillones. Un espacio intimo. Desde el fondo de Siranush se escucha el agite, es que hay un grupo de redondos amigos que llegaron tarde y se acomodaron.

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El espíritu ricotero ya se sentía desde la fila de entrada. Algunos hasta se atrevieron a portar remera de Oktubre. Ese espíritu revolucionario, capaz de enfrentar a cualquier coloso ponzoñoso.

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La dinámica: mientras uno planta la semilla el otro la riega. Eso sí, sin agroquímicos.//z

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