La Hora Pulenta hizo disco su sección Al Rescate, y editó un álbum doble con más de treinta grupos y solistas de culto de la década del noventa y el primer lustro del 2000. Un trabajo arqueológico y meticuloso por lo injustamente olvidado –o no tan valorado- del histórico under local.

Por Claudio Kobelt

El programa de radio La Hora Pulenta (Sábados de 14 a 16 hs por Nacional Rock FM 93.7) tiene entre sus secciones una destinada a recordar algunos de los artistas independientes de nuestro país que han existido en las últimas décadas y que ya no se encuentran en actividad. La principal característica de esta sección es donde está puesto el foco, ya que no se halla en lo más comercial de los ochenta, lo más conocido de los noventa, o lo más exitoso de principios del 2000, sino en aquello referido popularmente como “bandas de culto”, muchas veces teloneros de las bandas más conocidas, habitantes de los reductos más pequeños, miembros del under del under, esos grupos que llegaron a editar uno o dos discos – o tal vez ninguno- y cuya mención pasa desapercibida para el gran público, pero que despierta una sincera admiración y reconocimiento en aquellos que los conocieron y los vieron tocar. Estos son artistas que no lograron el aplauso masivo, pero cuya breve existencia tuvo un impacto certero y duradero en las vidas de todos aquellos los escucharon, así como también de quienes formaban esos conjuntos, ya que fueron semilleros innegables de muchos de los mejores grupos del hoy. La Hora Pulenta ya no deja este repaso solo para su sección radial, si no que en esta oportunidad deciden editar un disco doble con treintaitres artistas destacados de la década del noventa y los primeros 2000, grupos y solistas que dejaron su pequeña marca en la historia musical y que gracias a este registro podemos repasar.

Los encargados de abrir el primero de los discos son los Voltura y su tema “Los espejos están equivocados”, canción que también abría su disco del 2002, Ganan importantes premios internacionales. La melodía arrulla y viaja, flota, como un bote a vela cruzando el mar de los deseos, con las guitarras como viento y la preciosa voz de Hernán Martínez comandando el viaje. El día se vuelve noche por obra y magia de Fondo Sandy, grupo que solo llegó a editar una canción (la misma que se encuentra en este disco) en Grabaciones íntimas (1998), aquel bendito compilado del sello Índice Virgen. La tonada en cuestión, de nombre “Asfixia”, es un postpunk lúgubre, una pesadilla sofocante, claustrofóbica y final. Con otra intención y espíritu, desde Travesía Ideal, su disco del ´99, llega el guitarrero desparpajo pop de Spleen con “Ser Feliz”, recelosa observación sobre el logro de la alegría máxima, seguidos del oscuro grito pre-grunge y sónicamente abrumador de Rayos Catriel con “Camalotal”. Verme Arder hace su psicodélica aparición con el mantrico lo-fi de “Bug”, mientras que Suavestar, el eterno grupo de Yul Acri -quizás el mejor alumno de Daniel Melero- que recorrió durante años los escenarios porteños, vuelve a exhibir su urbana melancolía y su esencia de crooner tecnopop.

Como referentes de la nueva ola de cantautores de principios del 2000, impulsada mayormente por el sello Índice Virgen, el primero en llegar es Cristian Estrella con la hermosa “Volumen”, balada grácil y dorada que deja el sentir vibrando para “Abacaxi”, especie de bossa sobre los últimos días del mejor verano interpretada por Astroboy Nunca Pierde, grupo solamente editado en el mencionado compilado de Índice Virgen y aquí justamente rescatado. Siguiendo la veta melódica, suave y cancionera continúa Opio, con una mansa copla que remite a Tanguito y lo mejor del iniciático rock nacional.

El Tío Pastaflora –germen de La Patrulla Espacial- trae un blues marciano de lenguaje indescifrable y reververancia infinita, mientras que Kevin, grupo que reunía a Santiago y Willy –(hoy miembros de El Mató a un policía motorizado) con Jo Goyeneche (de Valentín y Los Volcanes), mezcla un pegadizo y divertido cantico post-adolescente con una noisera experimentación sonora. Y hablando de grupos “fuente” (aquellos conjuntos que luego dieron origen a muchos otros, certificando así la inagotable creatividad de sus miembros), basta chequear a Grupo Mazinger, que reunía al talentoso Koyi Kabutto y a Javier Sisti Ripoll (107 Faunos) para un noise pop catártico; y a Los Japón, con muchos de sus miembros hoy reencarnados en Los Subterráneos, que en ese entonces estallaban en un kraut melódico para pandillas emotivas.

El Track 14 comienza a sonar, y algo se activa en la memoria emotiva pulenta para llevarnos al Festipulenta Vol. 19 (Noviembre 2013), cuando hacia el final del show de El Bicho Bolita, Poli de Sr. Tomate sube al escenario cantar con el músico una hermosa y salvaje canción desconocida para muchos de los presentes, y que ambos presentarían como un cover de Circulo de Medianoche. Pues bien, aquí la oportunidad de escuchar la versión original de aquella melodía, un increscendo místico, caliente y puro a cargo de ese colectivo delirante e inclasificable. El final del primer disco llega con una joya del sello Plot!: Tus Hermosos Perdedores, melancolía susurrada y frágil para atardeceres en cámara lenta.

El disco dos abre con Revolutiva y su singular mezcla de rhythm and blues, folk y rock sureño cargado de denuncia social. A continuación, el garage detonado y ardiente de Amoeba, y Dios y su imperdible, irrepetible e invaluable narración de una Buenos Aires negra, sucia y real. El cuarto tema es “Código Saigón” de Psicovendetta, un rap agudo y enfermizo a cargo de los hoy Perrodiablo, mientras que el quinto lugar corresponde a Suprajet Mao y un post punk hipnótico y cautivo.

Reincidentes, mucho antes de ser Pequeña Orquesta, era un grupo lóbrego, denso, dueños de una presencia fuerte y pesada, nuestra propia versión de los Bad Seeds, y para muestra vaya la perla gigante aquí incluida. La canción de El Lado Salvaje es un grito desbocado sobre un rockabilly sónico en llamas, mientras que la de Copiloto Pilato (con quien El Lado Salvaje había editado en 1992 un recomendable split) es una marcha marcada, una partida repetida con la voz inconfundible e intrincada de Adrián Paoletti como principal y fundamental elemento sonoro. Desde la memoria platense llega Ático con su oscuro y mítico pop animal, seguidos por Smk2jts y su breve y radiantemente hermosa “Lusty Linda”.

Como un bolero cantado sobre una rítmica maquinaria industrial, llega el aporte de los tucumanos de Los Chicles, unidos en cierta búsqueda con los siguientes dos temas: la epopeya dub, encendida y ritual de los Soundblazter; y la cumbia experimental y psicotrópica de Sod Barley. Los Verdaderos Reyes Vagos del Rock n Roll traen un poco de punk y rocanrol de base y barrio, mientras que Siempre Lucrecia destila un pop ingles energético y 100% noventista. Menos que Cero, anterior proyecto de Manza Esain, contribuye con un tema que demuestra porque eran considerados los abanderados locales del superpop y recuerda el talento inagotable de Esain para la composición. El final del disco llega con el relato lánguido y exquisito de Bébete el mar, y la sonrisa fresca y tímida de El Rey Reina, grupo que supo unir a Los Reyes del Falsete con Santi Amor, antológico líder de DChampions y Perdedores Pop.

Escuchar La Hora Pulenta… ¡al rescate! es abrir un baúl de tesoros invaluables, una fortuna incalculable en recuerdos imborrables y en descubrimientos imperdibles. Los Noventa fueron más que Los Brujos, Juana La Loca y El Otro Yo, al igual que los borrosos comienzos de los 2000 con la escena tecnopop reducida a los sótanos y el azote del rock barrial, aquí hay más de treinta artistas fundamentales para probarlo, para entender la escena musical alternativa del presente, para seguir recordando y descubriendo, y para seguir agradeciendo a todos aquellos que contribuyeron y contribuyen a nuestra educación musical, que en este caso, no queda dudas, es la misma que la sentimental.//z