El cantautor recuerda su trabajo con el mítico productor Jorge Álvarez en su nuevo disco, El Cruce de los Unders, antes de su presentación en Caras y Caretas.

Por Martín Barraco

El nuevo disco de Nahuel Briones tiene un secreto que que le da a este joven cantautor y a su nueva placa un toque de distinción. No se trata de los cincuenta músicos que fueron parte de la grabación ni las 200 canciones que compuso Briones para luego dejar solo quince. La joyita que corona este trabajo es la participación de Jorge Álvarez en la producción. Creador del mítico sello mandioca, Álvarez fue estuvo detrás de bandas como Sui Generis, Manal, Vox Dei y Almendra.

De vuelta en el país (vivió exiliado en España casi 40 años) y con ganas de reabrir Mandioca y editar artistas nuevos, Álvarez chocó con la poca visión de la industria discográfica local, a la que le resultaba mucho más fácil –y redituable- editar los clásicos del sello que salir a renovar el mainstream musical. Pero se encontró con Briones y luego de escuchar algunas de sus canciones descubrió en él la ambición que no encontró en los popes de la industria. Seleccionaron juntos el material que Nahuel preparó en su home studio/lavadero y así fueron moldeando el sonido de El Cruce de los Unders, que será presentado mañana en el  Auditorio Caras y Caretas, con músicos invitados y varias sorpresas.

AZ: Pasaron cinco años desde tu disco debut, Pera Reflexiva. ¿Qué ha cambiado en vos como músico/compositor durante ese tiempo?

N: La manera de comunicarme. Me doy cuenta de que ahora escribo mejor, canto mejor y sobre todo interpreto mejor las canciones. Por otro lado, creo que antes las ideas estaban desperdigadas y desprolijas y ahora logré una mayor condensación, supongo que tiene que ver también con haber crecido. 

AZ: ¿Qué diferencias encontrás entre la escena independiente actual y la del aquel momento?

N: Se me hace sumamente difícil comparar porque ahora me conoce mucha más gente, estuve viajando por distintos lugares y siento que a todos los músicos con los que me relacionaba hace cinco años les está yendo mucho mejor, entonces mi visión está vedada por cierto halo de optimismo, pero siento que ahora los músicos y el público estamos empezando a entender cómo relacionarnos sin intermediarios.

AZ: Grabaste Pera Reflexiva en el lavadero de tu casa. ¿Cómo fue esa experiencia?

N: No supe en un primer momento que estaba haciendo un disco. Empecé grabando demos e invertí mucho tiempo y trabajo en la producción. Después de un par de meses laburando decidí que quería editarlo y ahí dediqué un año más a pulir todo.

De todos modos, quiero aclarar que yo sigo grabando en el lavadero de mi casa, sólo que ya no todo un disco, pero muchas texturas se siguen grabando ahí. Es mi híper precario home studio, donde grabo los bocetos de todos mis temas y siempre algunos detalles de las maquetas quedan en la mezcla final.

AZ: ¿Y cómo llegas a trabajar con Jorge Álvarez en el nuevo disco?

N: Mi primo labura en un banco y Jorge fue a abrirse una cuenta a esa misma sucursal. Así de random es el mundo. Luego de eso nos contactamos, le hice escuchar mi primer disco -que no le gustó nada- y le mostré algunos temas nuevos que le encantaron y a partir de ahí empezó a venir a todos los ensayos durante un año sin cobrarme un peso (bueno, taxis, viáticos, boludeces).

Él quería relanzar el sello Mandioca con artistas nuevos, entonces estaba todo el tiempo al acecho. Lo de Mandioca no sucedió pero no fue sólo por su vejez sino porque todos los sellos le proponían hacer un disco de hits de los 60s y 70s y a él eso le parecía choto. Los sellos mil años atrasados, as usual.

AZ: ¿Qué recordás de aquellos ensayos y de Jorge como productor y como persona?

N: Recuerdo de esos ensayos una comunión hermosa entre los músicos de la banda porque pasábamos horas y horas juntos (los domingos desde las 10 hasta las 20 estábamos ensayando siempre, y los miércoles ensayábamos de 10 a 15), y una sensación de estar trabajando sin una fecha definida con la necesidad de mejorar esas canciones hasta que no diéramos más y necesitáramos tocarlas en vivo. Nos volvimos una familia tradicional, pasamos muchos domingos almorzando juntos tomando Cinzano con soda.

De Jorge como productor recuerdo su exigencia y su crudeza para decir las cosas, también una inteligencia increíble y una sensibilidad incomprensible. Como persona nunca lo entendí del todo, no pude darme cuenta de si era poco atento o era un jodido. Tenía, de todos modos, unos pequeños destellos de bondad de vez en cuando.

AZ: Compusiste alrededor de 200 canciones para luego elegir las 15 que integran El cruce de los Unders. ¿Cómo fue el proceso de selección? ¿Qué vas a hacer con las 185 restantes?

N: Compuse entre 8 y 15 canciones por semana durante todo el tiempo que estuve trabajando con Álvarez. De cada uno de esos grupitos de canciones seleccionábamos las que nos parecían mejores y cuando estábamos por entrar a grabar el disco con toda la banda decidimos qué temas iban a quedar afuera de los que veníamos ensayando.

Algo que me llama la atención es que todos los protagonistas de las canciones de El Cruce de los Unders están haciendo un esfuerzo enorme por llevar algo adelante o por hacerse entender con mayor claridad y a la vez son sumamente ingenuos y pasionales. Me siento identificado con algunos de ellos aunque en ciertos casos sepa que están equivocados.

De las canciones que quedaron afuera del disco al día de hoy no tengo ganas de usar ninguna, sin embargo he vuelto a coquetear con algunas mucho más viejas, de mi adolescencia, así que quién te dice en un disco dentro de muchos años entren algunas de las ideas quedaron afuera de El Cruce de los Unders.

AZ: También participaron un gran número de músicos invitados: Sergio Dawi, Antonio Birabent, Pablo Dacal, entre otros tantos. ¿Qué le aportaron cada uno de los invitados al nuevo disco?

N: Cuando hacés un disco que es un viaje de una hora necesitás que participen otras voces, otros personajes, otros colores y creo que todos los músicos invitados hicieron un trabajo genial en el álbum. En el caso de los cantantes, algunos como Antonio Birabent, Pablo Dacal, Diego Arbit o Pablo Casals tienen un papel protagónico porque sus voces están en primer plano o porque cantan estrofas solos, pero también hicieron un trabajo buenísimo Carolina Basso, Nico Canedo y Daiana Leonelli que grabaron armonizaciones en más de una canción.

En el caso de los instrumentistas creo que todos aportaron colores que suben el nivel expresivo del disco, Damián Drolas en el acordeón, Diego Zaldivar en el piano, Pol Neiman en las percusiones, Marcelo Ezquiaga en los sintetizadores, y todos los vientistas (Martín Rur, Manuel Rodríguez Riva, Sergio Dawi, Paloma Schachmann, Cecilia Rodríguez y David Fernández)

Y desde ya, ni hablar de la banda estable que grabó el disco que no podría haber hecho más magia (Mike Barrenechea y Francisco Funes en las guitarras, Miguel Palma en el bajo, Hernán Schnaider en teclados y efectos, Juan Perelló y Luciano Varela en las baterías). 

AZ: ¿Qué nos podés anticipar de la presentación de El cruce de los Unders en Caras y Caretas?

N: Obviamente las sorpresas no las puedo anticipar, pero les puedo contar que vamos a hacer una representación sumamente fiel al disco, desde los samplers y efectos hasta los instrumentos: vamos a tocar con una fila de vientos (David Fernández en trompeta, Lautaro Schachmann en trombón, Ana Balbi en saxo alto, Paloma Schachmann en saxo tenor y Cecilia Checha Rodríguez en saxo barítono), vamos a tener a Pol Neiman como percusionista invitado, a Sergio Dawi, a Fernando Kabusacki. Vamos a hacer algunas canciones con una formación de 14 músicos en vivo. Además acabamos de lanzar un video de la banda que refleja el sonido real del grupo en vivo, y el concierto va a abrir con ese tema.//z