El universo musical tan permeable a las repeticiones indie y a los excesos experimentales, se ve sacudido por la ya clásica guitarra de Slash, que con un nuevo disco solista, Apocalyptic Love, demuestra la inmortalidad de la guitarra distorsionada.

Por Pablo Mendez

Después de discos clásicos con la banda que lo vio nacer, luego de una incursión casi solista con los Slash’s Snakepit, y de integrar el reciclado de nombres que fue Velvet Revolver, Saúl Hudson, Slash, devuelve la estridencia rockera con un disco acondicionado allá lejos en los 80′.

Con claras reminiscencias en las bases a esa gema llamada Appetite For Destruction, con la indudable presencia zeppeliana en algunos riffs, el álbum demuestra en un puñado de canciones la rusticidad inmanente del rock.

Quien ha sido instalado como uno de los guitarristas clásicos de la historia de la música, por haber engendrado solos memorables y confeccionando fraseos que han copado la sensibilidad de muchos melómanos, en este disco, enmudece los giros melódicos para ahondar un poco más en la velocidad e intensidad de las notas.

Pero no solo hay que tener en cuenta las cualidades musicales de Slash; en esta oportunidad se encuentra secundado por Myles Kennedy, un cantante prolijo y afinado con un falsete que no disimula su afición por las tonalidades de Jhonny Thunder.

Las canciones que se impulsaran dentro de las rotativas radiales seguramente serán: “You’re a Lie”, “Apocalyptic Love” y “No More Heroes”. No sorprende ni siquiera en el orden, cuidado bajo las leyes de la producción que otrora se utilizaran, con un arte de tapa que recuerda el leit motiv que toda banda de hard rock debiera tener, con una composición que hace hincapié en un todo más que en la elaboración seriada de hits (pecado que bandas como Aerosmith han cometido).

La convencionalidad tiene su precio pero también su recompensa: los puristas exigirán la implementación de la novedad disco a disco, proyecto tras proyecto; los amantes del rock solo buscarán que un disco les haga batir su cabezas, que un disco rememore la pureza de los orígenes del rock pesado, que un disco se instale en el estéreo de un auto para poderse calzarse las gafas negras, y que sea funcional para el ser rockero, aún en este nuevo siglo donde se esparcen los cantautores folk con aires melancólicos, donde una nueva psicodelia atosiga las puertas cerradas de la percepción, donde la electrónica desencanta  por su afán de secuenciar absolutamente todo. Slash nos otorga un disco de rock: definición que ostenta simpleza pero con un efecto que hace calentar la sangre en las venas.//z

AZ recomienda: “You’re a Lie”, “Apocalyptic Love” y “No More Heroes”

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