Desde Constitución, una charla con el hacedor del sonido de Lucas Martí y Rosal. Las influencias desde D’Angelo hasta Godrich en el In Rainbows de Radiohead y el oficio solitario pero esencial de la mezcla final.

Por Gabriel Feldman

Cuando Ezequiel se compró una placa de sonido de a poco fue dejando el bajo de lado para pensar la música en términos más generales. En algunas de las bandas donde a tocaba se ponía un poco más “insoportable”, hablando con sus compañeros o extralimitando su función de bajista para sugerir arreglos de guitarra.  Pero no fue hasta que conoció a Mariana Ezquiaga que empezó a ocupar el rol de productor más formalmente, con más intuición que capacidades técnicas. Ya había sacado Educación Sentimental (2003), y estaba armando el segundo de Rosal. El resultado fue un disco grabado en vivo, enfatizando en el costado más acústico de la banda, que Ezequiel co-produjo, y mezcló en la computadora con los parlantes que tenía por aquél entonces.  Hoy esos parlantes forman parte del decorado del estudio de mezcla y post-producción que desde hace dos años tiene en las instalaciones de Spector Studios, en el barrio de Constitución. Están acomodados como pisapapeles sin uso en una repisa sobre el monitor, aunque dice que a veces los necesita como referencia para ir escuchando mezclas parciales.

En el estudio C también hay cinco teclados distintos que cubren el perímetro, y una mesa plagada de perillas blancas y negras, distintos preamplificadores, compresores y reverbs con nombres de Transformers (me resulta simpático uno que se llama “Dangerous 2 LT”). Lleva puesta una remera azul de Curb your enthusiasm  y sonríe cuando dice que no tiene una gran capacidad social. Tal vez eso explique porqué enfatiza la importancia de la mezcla (“su trabajo como mezclador”), cuando se sienta por su cuenta y puede terminar de cerrar las ideas.  Además de tocar en Rosal, también es parte de la banda de Lucas Martí, su otro gran socio musical, con quien produjo la serie de discos de Varias Artistas: Papá (2007), Se puede (2011) y el tercero que ya cuenta con un adelanto y sale antes de fin de año.

AZ: ¿Cómo definirías el trabajo de un productor?
E: Básicamente hago producción y mezcla. Generalmente o hago sólo la mezcla, o hago la producción y la mezcla. Sería raro que haga sólo la producción. Para mí la mezcla es parte de la producción. Hay un par de discos que hice y que no los mezclé yo, capaz por motivos de tiempo o porque veía que estaba bueno delegarlo, pero siempre cuando estamos grabando, produciendo algo, me voy imaginando cómo va a sonar al final.  Y en la mezcla es el momento en el que me doy cuenta qué cosas sirven, qué cosas no, o si hay que regrabar o hacer cambios, por ejemplo, de estructuras. Los temas generalmente cuando los mezclo cambian bastante. Es el momento fuerte mío. Siempre trato de no meterme mucho en la composición,  aunque eventualmente termino muy involucrado o grabando.  Pero creo que lo bueno de la tarea de un productor es que siempre es alguien que tiene un desapego emocional más grande con la obra que el artista, por lo menos al principio. Esa es la ventaja fundamental. El músico por ahí se enrosca con temas que tiene hace un montón de tiempo o con un arreglo que lo laburó mucho y que no sirve, y para mí es más sencillo decirle simplemente, “mirá, este arreglo no va”. Y el otro quizás se alivia, “ah, bueno, no va”. Lo empieza a ver con otros ojos.

AZ: ¿Cuándo empezaste a meterte más en la parte de la producción?
E: Yo estudiaba bajo desde que tenía quince, dieciséis año, y en un momento me compré una placa de sonido y me grabé, y creo que desde ese momento arrancó todo. No es que en ese momento sentía que podía producir una banda, ni que me iba a dedicar a eso, pero sí como que empecé a pensar más en términos de música y le empecé a poner menos peros al instrumento. En otros países está más definido el rol, entonces rápidamente un pibe se puede dar cuenta que, bueno, no va a ser más músico y ya más de joven se define por productor. Y acá es como que ese rol no está del todo definido y toma más tiempo hasta que la gente se decanta por eso.

AZ: ¿Después estudiaste formalmente algo relacionado a la producción?
E: No, nunca estudié. Tuve un par de momentos que pensé en estudiar, pero empecé a hacer cosas y cada vez empecé a hacer más cosas, y después no tenía el tiempo para dedicarle.

AZ: Fue más aprender sobre la marcha…
E: No sé si se puede llamar aprender porque no sé si es que aprendés algo, sino que cada uno como que se inventa una técnica. Obviamente siempre tomás cosas de otras personas, lo que pasa es que esto es algo muy personal. En otras cosas alguien te puede decir: esto hacelo así y va a funcionar para todo. Pero en la mezcla, en la producción, alguien tiene un método y vos lo podés tomar, o incorporás una parte y el resto lo adaptas a tu manera. Funciona si vos entendés lo que estás haciendo y hacia dónde vas. Si vos seguís lo que te dice otra persona sólo por seguirlo no sirve de nada.

AZ: ¿Tener la práctica con la computadora te ayudó bastante?
E: Si, la computadora ayudó porque en ese momento ya había programas para grabar en multitrack, para programar, para hacer loops. Lo que te permitía era manipular muy fácilmente el audio y tener un montón de cosas a tu disposición rápido y no necesitar, no sé, músicos para hacer cosas.

AZ: ¿Mirabas a alguien en ese momento?
E: Al principio no tenía un referente porque tampoco ni siquiera sabía que existían productores. Escuchaba los discos y me dejaba llevar por mi gusto. Después, de grande, sí empecé a investigar más quienes estaban atrás. No sé si son referentes pero sí personas que siento que me influyeron o que me hicieron tomar conciencia de ciertas cosas.

AZ: ¿Cómo quién?
E: Uno fue Godrich en el disco de Radiohead In Rainbows (2007). Me acuerdo que un amigo me lo puso con auriculares y yo lo escuché por primera vez. Me estaba moviendo por la casa y creo que era en el tema tres, que venía con mucha reverb y después se secaba de golpe, y cambió todo el ambiente del disco. En ese momento me marcó mucho. Qué increíble que alguien pueda hacer esto, que esté en estas cosas, la intimidad que de repente se podía lograr. Y cuando era más chico escuchaba mucho un disco que se llama Voodoo (2000), de D’Angelo, que es un disco también increíble que produjo él y lo hizo con un técnico que se llama Russell Elevado.

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AZ: ¿Por qué te gustaba tanto?
E: Es un tipo que hace soul, r&b, pero de repente en ese momento todo venía del hip hop programado, y él hizo un disco que tenía el punch de las baterías programabas pero estaba todo tocado. Era algo muy novedoso en ese momento, un estilo que nació ahí que se llamaba neo-soul.  Todo tocado y el disco todo grabado análogo, y era muy particular, como que estaban tocando al lado tuyo.

AZ: ¿Cuáles fueron los primeros que hiciste?
E: En algunas de las bandas que tocaba en el 2002, por ahí, es como que yo ya no pensaba sólo en el bajo. Me parecía algo natural involucrarme más allá del instrumento, y sugerir cosas para la guitarra, por ejemplo. Después, cuando la conocí a María Ezquiaga, ella ya tenía grabado el primer disco de Rosal y el segundo disco lo empezamos a grabar juntos. Iba a ser un disco también hecho con la computadora y ya ahí estaba produciendo y mezclando. Al final conocimos a Samalea y un par de personas más, y el segundo disco lo grabamos en vivo, lo produje con Marcelo, el hermano de María, y también lo mezclé. Ese fue un disco que salió y yo medio que no sabía nada de mezcla, pero sí sabía lo que quería y el espíritu está. Aunque técnicamente, ahora lo escucho, y para mí no está bien.

AZ: ¿Por qué?
E: Yo sabía cómo quería que suene el disco. Era un disco que estaba grabado todo en vivo en una misma sala, todo acústico, entonces es todo el sonido de todos los instrumentos se metía por todos los micrófonos. En ese momento era algo medio vintage, y al tener eso le daba un audio muy orgánico. Todo se mete por todos lados, y la idea era que sonara así, muy crudo. Me acuerdo que después no editamos absolutamente nada.

Y el espíritu del disco quedó como tenía que quedar, pero creo que ahora tendría el mismo espíritu pero lo haría con otras herramientas que tengo y que sé usar. En ese momento ese disco yo lo mezclé en una compu, en un cuartito que era la mitad de este, con esos parlantes chiquitos que ahora tengo de referencia y que, en ese momento, eran los únicos que tenía.

AZ: ¿Se tiene en cuenta a la hora de pensar un álbum el hecho de que tal vez el formato en el que más se termine escuchando sea via streaming por alguna plataforma digital o la propia descarga de los archivos? ¿Afecta al proceso creativo?
E: No creo que nadie cuando se sienta a componer, a arreglar o a producir un disco, esté pensando si lo van a escuchar en una laptop, si lo van a escuchar en youtube o si van a escuchar ese tema solo o no. Justamente ese es un momento que no cambió desde que se hace música grabada y es como que vos te abstraés de todo porque esa música todavía no salió al mundo. Un poco lo mágico es que vos no sabés que va a pasar.

AZ: Pero cuando el músico va con un productor ya se empieza a pensar en el producto final, en que alguien lo va a escuchar.
E: Totalmente, lo que pasa es que yo pienso que eso siempre se tomó en cuenta: pensar en cómo hacer para que esa música llegue de manera más directa al oyente. Ya sea haciendo cambios en los temas, en las letras, arreglándolo, potenciando lo mejor del artista. Pero no creo que eso tenga que ver con el formato. Creo que lo del formato viene después y es ya un problema de otras personas. O sea, viene una persona, hago el disco, lo producimos, termino la mezcla y creo que después empieza el tema de los formatos, de si lo quiere subir a youtube, de si lo quiere subir a bandcamp, si quiere subir un tema solo.

AZ: ¿Y en esas decisiones vos no recomendás por ejemplo, porque no hacemos discos más cortos, porque no hacemos dos Eps en vez de un disco?
E: Sí me doy cuenta que en los últimos años un montón de gente capaz hace un disco, o graba un tema, y quiere que mezclés ese tema porque lo quiere subir antes como adelanto, y después siguen grabando el disco. Me encuentro un montón trabajando en cosas por partes, como que los discos se van haciendo en muchas partes. Empiezo a hacer algunas canciones, termino y después, a los tres meses, vuelve esa persona a terminar el disco. Si tuviese que elegir a mí en particular me gusta mucho más trabajar en un disco entero, de principio a fin, sin hacer nada en el medio porque siento que ahí es cuando entrás en el viaje y vas entendido cada vez más el disco, y entrás en un círculo que se va retroalimentando.

Pero bueno, entiendo que eso a veces es difícil. Yo prefiero los discos cortos (ocho, nueve o diez temas), pero todo depende. Por ejemplo, ahora va a salir el último disco de Varias Artistas y creo que tiene dieciocho o veinte temas, es una barbaridad. Y con Lucas lo charlamos en algún momento, che, si sacamos alguna y no, este es el último y van todo los temas, me dice. Él no descarta temas. Entonces, bueno, en ese caso, asumo que el disco es así y un poco Lucas trasciende eso, quiere hacer ese disco… después puede pasar que una persona quiere hacer un disco de quince temas pero si realmente en ocho dijo todo lo que tenía que decir, yo le diría que haga un disco de ocho temas.

AZ: Varias Artistas igual se puede permitir un capricho, en parte es un capricho también.
E: Un poco es el espíritu. Pero me parece que todas esas decisiones de si el disco es más corto, más largo, o lo que sea, tienen más que ver siempre con lo musical y no lo pienso tanto a nivel mercado. Lo que sí noto es que antes quizás hacías un disco larguísimo y en el medio tenías un tema raro que no representaba para nada el disco. Ahora es como que cada tema tiene que ser un mundo porque vos tenés que pensar que quizás uno de esos temas es el que se va a escuchar. Ya te digo, eso no condiciona el disco. Si tenés ganas de hacer un disco con un tema instrumental de diez minutos lo hacés, y yo lo haría igual, pero sí está un poco esa sensación de que se escucha picado, y que los temas también tienen que funcionar solos.

Varias Artistas temas nuevos

AZ: ¿Y te preocupa mucho en el cómo se va a escuchar después?
E: Siento que un poco mi trabajo como mezclador es también tratar de que el disco se escuche lo mejor posible en todos lados. Sé que la mayoría de la gente lo va a escuchar en equipos no muy buenos. Pero eso es una pequeña parte, el grueso de la música no lo haces pensando en esas limitaciones, sino que lo haces pensando en que se va escuchar de la mejor manera posible y que lo van a apreciar de la mejor manera posible. Y se siguen haciendo los discos y no creo que haya alguien que haya hecho un disco cien por ciento pensando en cómo se va a escuchar en los parlantes de la laptop.

AZ: ¿Como ves estos últimos años de producción de discos? Hay buenas bandas que “profesionalizan” sus proyectos antes, y me da la sensación que hace veinte años una banda hacía todo un camino hasta llegar al disco y ahora, quizás, se parte desde el disco para empezar y moverse.
E: Hace un montón de tiempo que se escuchan primeros discos súper maduros y sonando súper bien, y que te sorprende porque antes eso tomaba mucho más tiempo, eso es verdad. Igual, no creo que esas dos cosas, en términos de madurez, estilo, de producción o de sonido, vayan asociadas a la calidad de la música (si es que se puede hablar de “calidad”). Artísticamente, a la larga, el hecho de que haya tanta música disponible y las herramientas estén más al alcance, hace mas fácil para todo el mundo hacer discos que suenen mejor y que tengan un impacto a primera escucha que puedas decir pucha, wow, mira esto cómo suena. Pero después hay que ver si detrás de eso realmente hay algo. Y a su vez no creo que para ninguna de las bandas anteriores, más viejas, el hecho de tener menos recursos fue un impedimento para mostrar su música.

Lo que sí veo es que hay un montón de música y yo también soy culpable de eso. Creo que casi nadie se hace la pregunta (y no sé si esta es una pregunta que hay que hacerse) de si antes de sacar algo al mundo realmente eso aporta o suma. Me parece que es una pregunta peligrosa porque también, bueno, quién responde eso, quizás hay un montón de cosas geniales que si el artista se hubiese hecho esa pregunta hay discos que hubiesen salido. Pero me siento culpable por el hecho de que no puedo hablar como si yo no fuera responsable de eso, porque trabajo en un montón de música y hago un montón de discos, y entonces yo también soy la persona que hace posible que esos discos salgan. Digo, yo también soy responsable de generar un poco esa sobredosis de música, y yo trato de trabajar en proyectos que siento que suman.

AZ: Yendo más a un sonido, ahora me parece que hay una tendencia a darle un lugar protagónico a los sintetizadores.
E: El sintetizador, si vos usas esos pads, o esos colchones, es algo que te resuelve muy rápidamente un clima. Tocás un acorde y automáticamente tenés un clima. Lo planchás ahí, y si le ponés eso a una batería, lo más probable es que funcione. Es un sonido que no interfiere con la voz, resuelve mucho y automáticamente te lleva a un lugar que funciona.

AZ: Digo, desde discos que salieron este año acá, artistas que los fueron usando más o cosas de afuera tipo Foals, Tame Impala o Haim.
E: Yo lo escucho muchísimo y particularmente estoy un poco agotado de ese sonido. Porque, en realidad lo que pasa, es que yo nunca entendí del todo los teclados.

AZ: ¡Estamos literalmente rodeados de teclados!
E: Tengo, pero la verdad no los uso mucho. A mí me encanta el sonido de los teclados y sintetizadores pero mi reto, y eso es algo en común en todas las producciones, es lograr el carácter que te puede dar un teclado, o la ensoñación, o un clima que te transporte, con instrumentos acústicos. Siento que yo a los instrumentos acústicos les puedo sacar el jugo y los conozco mucho más que a los teclados.

A la larga, creo que a una la guitarra solamente con el toque le podés sacar miles de sonidos, siquiera antes de enchufarla a un efecto, sólo con la mano. Y los instrumentos que tienen algo que vos los tocás con la mano siempre les vas a poder sacar un sonido un poco más personal. Hay algo con los teclados que por más buen gusto que tengás, y por más original que seas usándolos o no, siempre quedan un poco fechados. Siempre te llevan a un lugar concreto y familiar, que vos conoces.  Para mí es un problema, particularmente me gusta que alguien venga y me pregunte, hey, eso qué es, qué instrumento es, o cómo se grabó. Trato de buscar una originalidad en eso y mi búsqueda me voy dando cuenta que no pasa tanto por los teclados. Puedo usarlos para algo puntual, para un sonido, me encantan, pero siento que tienen algo más genérico. Ya te digo, hay gente que quizás los puede usar de una forma particular…  también es difícil decir porque, cuando vos no escuchás con detenimiento la música, todo te suena parecido. Pero sí me pasa de escuchar miles de bandas que ponen un pad y también, hace un montón de tiempo, que se está usando un montón como que toda la música tiene algo bastante rítmico y todos los bajistas tocan bien. Ahora escuchás que los bajistas tocan bien y que tienen un poco de funk mezclado con eso. En un momento decís, bueno, es un poco agotador ya. Creo que, en ese sentido, quizás el último disco de Daft Punk (Random Access Memories, 2013) sí marcó una diferencia con eso.

AZ: Un disco con algunos años como Pon en práctica tu ley (2008), suena muy actual y eso que tenía como la consigna de usar instrumentos de antes del ’85.
E: En ese disco Lucas tenía una idea muy clara de lo que quería y creo que los ’80 son su década preferida en todo. Estaba obsesionado con esos instrumentos y los quería usar. Lo que pasa es que, con alguien como Lucas, creo que él se puede permitir hacer todas esas cosas genéricas porque ya sus letras y su música son siempre muy personales.

AZ: ¿Y por qué terminaron usando esos instrumentos en particular?
E: Lo que decantó en todo fue que él, no sé bien dónde o por qué lugares se metió, pero consiguió una batería Simmons, que es toda con unos pads octogonales. Después como que ya estaba todo. Yo tenía un bajo de esa época y Lucas se había comprado la guitarra Roland GR.  Pienso yo como que también, cuando yo lo conocí a Lucas, él no tenía ningún disco genérico. O cuando intentaba hacer algo genérico le salía cualquier cosa. Él mezclaba todo, eran súper caóticos sus discos. Y yo venía de pensar la música de una forma mucho más ordenada, o capaz de cosas mucho más concretas. Me acuerdo que grabamos algo y de repente las resolvimos en diez canales y él decía, claro, se puede hacer esto así. De ahí en más siento que se le disparó a él una cosa de que su música sea cada vez más clara en términos de producción y eso después ya lo llevó a un extremo. De repente venía con unos arreglos súper puntuales, todo pensado alrededor de un concepto, como si se hubiese vuelto súper prolijo en ese sentido. De llevar con mucha claridad sus ideas.  Ponele, en el último disco de Varias Artistas no usamos ningún teclado. Se ve que ya también veníamos un poco saturados. Es un disco de bajo, guitarra y batería.

¿Y en Varias Artistas como es el proceso?
E: Creo que el mayor desafío fue el primer disco, porque era todo nuevo y me acuerdo que pensábamos un montón en las cantantes y en los tonos, y en ver qué temas era para cada una, porque también había temas que Lucas ya tenía de antes y entonces había que adaptarlos. Pensábamos mucho qué personalidad era mejor para cada tema y además, hasta ese momento, Lucas no tenía los temas pensados para una cantante. Eran canciones y después había que ver a quién se daba. En el segundo disco él ya empezó a componer casi pensando en las cantantes. Cuando empezamos también había muchísimas menos chicas que cantaban y era mucho más difícil. Además, teníamos muchos más prejuicios en llamar ciertas cantantes. Como decir, no ella no porque esta letra no da… y ahora al proyecto se puede sumar cualquier cantante y funciona. No sé, en el disco está Rosario Ortega y Noe Mourier (de Coco), como Loli Molina y Érica García. El proyecto une todo.

AZ: ¿Y la producción va más por el lado de la organización?
E: La coordinación es un tema sobre todo para tocar en vivo. Y la producción de los discos tiene más que nada con ver cómo vamos a arreglar cada tema. En el primer disco era todo súper libre, estábamos nosotros dos en el estudio y todos los temas tenían una producción diferente y no tiene una unidad ese disco.  Después, en el segundo, dijimos de hacerlo todo midi entonces era juntarse a programar las cosas. Y este decidimos hacerlo con guitarra y bajo o sea que, básicamente, era juntarnos nosotros dos a hacer los arreglos y definir un ritmo.

AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?
E: El último disco de Rosal no es mi disco preferido de la banda pero sí creo que tiene un sonido muy especial, algo diferente de los otros discos. Lo demeamos muchísimo y a la hora de grabar siento que era un desafío muy grande poder reproducir el espíritu que tenían los demos, que eran como algo bastante particular para después reproducir con instrumentos tocados. Creo que quedó logrado y bueno, fue un poco un desafío, y el disco llegó a buen puerto. Más allá de que digo que no es mi disco preferido de la banda porque es a la vez un disco más frio, pero sí tiene algo en particular con respecto a la producción y al sonido, algo muy intelectual y está logrado. No creo que hagamos otro disco así, tuvo un proceso muy largo, pero sí me parece que se logró lo que yo tenía en la cabeza.

AZ: ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
E: El último disco de Varias Artistas que creo que va salir a fin de este año, se está masterizando. Y después estoy haciendo el disco nuevo de Onda Vaga. También va a salir un disco de Marcelo Ezquiaga, el hermano de María, que hizo un homenaje a Gardel todo con invitados. Va a salir un disco nuevo en vivo de Rosal, y estamos empezando a pensar un disco con Los Rayos Lásers.

AZ: Volviendo al tema de la escucha, si tuvieses que darle algún consejo al escucha como para que tenga una experiencia más intensa o comprometida, ¿cuál sería?
E: Me parece buenísimo que todo el mundo escuche música de la mejor manera posible. La realidad es que ahora hay toda una súper charla sobre el mp3 y el vinilo, pero el tema es que a veces mucha gente lo que no entiende es que si vos escuchás un vinilo en una máquina que está descalabrada es mucho peor que escucharlo quizás en un mp3 en 96kbps. El vinilo es genial si lo ponés en una bandeja que esté calibrada, con dos parlantes que sean buenos, con una potencia que ande bien y con un buen vinilo, hay muchos de mala calidad, y que esté en buenas condiciones. En particular no estoy tan obsesionado, me parece mucho más importante qué equipo de sonido tenés más que en qué formato escuchás. Porque, realmente, para mí, hace una diferencia mucho más grande escuchar un mp3 en un buen equipo de audio que escuchar un vinilo en un equipo malo. Vos decís, bueno, sí, tengo todo el rango de frecuencias. Pero no lo estás aprovechando. Recomendaría tener un equipo de audio que por lo menos puedan reproducir todas las frecuencias. Generalmente, si escuchás música en una computadora, los graves no los vas a escuchar.

AZ: ¿Y más allá del equipo, escuchar el disco entero, por ejemplo, te parece algo que habría que defender, enfatizar?
E: Lo que pasa es que siento que eso es muy personal y que es algo que te tiene que llegar y te tiene que dar ganas. En Los guantes mágicos de Rejtman hay un personaje que es un actor, que trabaja de otra cosa pero grabo un disco de heavy metal, y cada vez que vienen los amigos a la casa, terminan de cenar y dice: bueno, ahora vamos a escuchar mi disco. Y los amigos y la mujer le dicen: basta, por favor. Tiene dos parlantes enormes enfrentados, y el tipo los sienta, y lo pone a un volumen demencial, horrible. Estaría bueno que una noche alguien se ponga con los auriculares a escuchar, pero yo no le podría recomendar eso. Es algo que te tiene dar ganas a vos. Veo que realmente no se escuchan tantos discos enteros, ni yo mismo escucho discos enteros. Cuando hacés un disco lo pensás para que se escuche de principio a fin y sí, me encantaría que escuche los discos que yo hice de principio a fin, por lo menos para que se pueda entender hacia donde quería ir. Pero si vos no tenés ganas de escuchar el disco, no la vas a pasar bien.//∆z