El guitarrista de Defórmica nos cuenta sobre su formación autodidacta, la influencia de The Wall y sus experiencias con Juanito El Cantor y Lucas Martí.

Por Gabriel Feldman
Foto de Ezequiel Pontoriero

Un buen día un vecino llegó a la casa de los Ghernetti con The Wall bajo el brazo. Los hermanos mayores que ya venían bastante curtidos, uno por el camino de los próceres del rock argentino y el otro con los fab four como bandera, hicieron caso omiso a las nuevas de su amigo. Entraron por un oído y salieron por el otro. Pero para el más chico, Leo, que estaba terminando la primaría y seguía las lecciones musicales de sus hermanos sin inclinarse por uno u otro, significó la independencia. Su propio mundo. Las canciones podían ser distintas a todo lo que había escuchado antes. Apagó las luces, acomodó un parlante a cada lado como si fueran dos auriculares enormes y se sentó en silencio a escuchar. Los ladrillos se empezaban a apilar uno arriba del otro. All you need to do is follow the worms.

Leo Ghernetti es uno de los guitarristas de Defórmica y un experimentado técnico-productor. Además de haber trabajado por muchos años en los míticos estudios Del Cielito, recientemente terminó de construir El Ancla, su propio estudio de mezcla y overdubs. “Los estudios siempre me parecen más parecidos a una oficina que a un lugar creativo. Por eso traté de que sea luminoso y confortable como para pasar muchas horas adentro”. Nueva era, viejas mañas.

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AZ: ¿Cómo definirías el trabajo y el rol del productor artístico?

L: Trato de que mi trabajo y rol como productor se acople a lo que necesita cada proyecto. Muchas veces ayudo en todo el proceso, desde la selección y forma de cada tema, y muchas veces desde el audio, para sacarle el jugo lo más posible a los instrumentos, micrófonos y a los equipos del estudio. Y sobre todo trato de no meter mano en donde no hace falta.

AZ: ¿Cuándo y por qué empezaste en esa tarea de productor, de pensar la música en términos de producción?

L: Principalmente tocando con mis propias bandas y haciendo discos de una forma casera al principio. Después trabajé varios años como asistente de estudio y como técnico. Empecé a ver la cosa de una forma más profesional desde el punto de vista del audio y de algunos métodos de trabajo. Y de a poco empecé a ayudar a músicos amigos a hacer sus discos y así, sin darme cuenta casi, le fui tomando el gustito.

AZ: ¿Cómo fue tu formación?

L: No muy académica, más bien autodidacta. Estudié piano y guitarra con algunos profesores particulares, y audio más que nada trabajando como asistente y como técnico varios años en el estudio Del Cielito (también leyendo mucho y tomando clases particulares).

AZ: ¿Un referente?

L: Elegiría dos, Steve Albini y Nigel Godrich. Los dos son técnicos y productores, con lo cual me siento más identificado. Me encanta el audio que consiguen y muchos de los discos que hicieron.

AZ: ¿Un disco iniciador, que te disparó la atención a nivel audio/producción?

L: The Wall, de Pink Floyd. Fue el primer disco que me conmovió y que me llamó la atención la forma en que estaba hecho. Estaba terminando la escuela primaria y mis dos hermanos mayores se esmeraban por educarme musicalmente cada uno para su propio gusto. Uno bien plantado en lo nacional (Sui Generis, Serú Girán, Spinetta, Charly, Fito, etcétera), tocaba la guitarra y me enseñaba todas esas canciones. El otro, me hacía escuchar a los Beatles, más que nada los primeros discos, y usaba el balance del tocadiscos para mostrarme instrumentos y voces, y me evaluaba a ver si reconocía a cada uno. En definitiva todo eran canciones para mí. Un día un amigo y vecino de la familia trajo un vinilo de The Wall, que a ninguno de mis dos hermanos le gustó, y para mí fue todo un nuevo mundo.

Cuando era mucho más chico una tía mía que era bailarina ponía discos de música clásica, y para eso nos sentábamos y ella apagaba las luces para sólo escuchar. Así que usé ese método para The Wall (además me ponía un parlante de cada lado como si fueran auriculares). Estaban las canciones pero como parte del mismo cauce, y con formas raras y partes instrumentales largas. No me sonaba como una banda tocando juntos. Me parecía que cada cosa estaba encajada perfectamente y el sonido de cada instrumento era increíble.

AZ: ¿Cuál dirías que es tu búsqueda cómo productor?
L: Como productor, en general, trato de que no se escuche lo mismo en cada disco que hago. Sino la mejor versión de cada músico.

AZ: ¿Por dónde se empieza cuando se quiere encarar una grabación de un disco?

L: Conocer a los músicos en su propio ambiente es una buena forma de arrancar. Ir a los ensayos, algún show en vivo o escuchar las canciones. A partir de eso hay muchos caminos para tomar. Personalmente me gusta grabar a las bandas tocando juntos. Aunque después regrabe muchas cosas para poner el foco individualmente y lograr un mejor sonido, la energía de tocar juntos queda.

AZ: ¿Se tiene en cuenta a la hora de pensar un álbum el hecho de que tal vez el formato en el que más se termine escuchando sea via streaming por alguna plataforma o la propia descarga de los archivos?

L: Me parece que es una buena razón para grabar en la mejor calidad posible ya que todos esos formatos comprimidos deterioran mucho el audio.

AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?

L: El sueño de las Ballenas, de Juanito el Cantor. Lo produjimos entre los dos y fue un desafío para mí. Yo venía haciendo discos mucho más eléctricos y sucios y él me mostró todas esas canciones con criolla y voz, y no sabía qué decirle. Pongamos un micrófono y lo grabamos así y listo, pensé. De a poco fui involucrándome más en los temas y fuimos incluyendo diferentes elementos, pero siempre más bien acústicos y tratando de conseguir un sonido limpio. Lo grabamos todo en Ion, que también fue nuevo para mí, y además toqué y grabé las guitarras eléctricas.

AZ: ¿Hay algún disco al volvés a escuchar, tipo oráculo, para inspirarte?

L: Y muchos… Stories from the city de Pj Harvey, Ok Computer de Radiohead, Fantasma de Cornelius, De loused in the Comatorium de The Mars Volta, American Don de Don Caballero.

AZ: En el último disco de Defórmica sumaron a Lucas Martí en la producción, y me parece que se materializó mejor que nunca esa relación entre un sonido intrincado pero a la vez dinámico y lúdico. Desde los nombres mismos, todos onomatopeyas, se piensa en el ritmo y el movimiento. ¿Por qué decidieron trabajar con Lucas? ¿Cómo notas vos que influyó su criterio en el resultado final?

L: Estábamos buscando algo más simple que fuera más por un lugar corporal y enérgico, por eso pensamos que Lucas nos podía ayudar. Él logra hacer sonar simple cosas bastante elaboradas. Y eso fue justamente lo que hizo, nos ayudó a simplificar. A conseguir un sonido mas crudo, definir muchos arreglos e incluso a terminar de componer partes de temas. Insistió en sacarnos algunas muletillas musicales, en no repetir sonidos y formas de tocar que ya estaban en otros discos. Quedamos muy contentos con el resultado.

AZ: Si tuvieras que darle algún consejo al escucha como para tener una experiencia más intensa, ¿cuál sería?

L: Elegir bien el disco y sentarse a escucharlo de la misma forma en que se mira una película o se lee un libro, sin hacer otra cosa.//z