Love of Lesbian dio cátedra de cómo hacer un show en su tercera visita a nuestro país. La semana pasada presentaron en Niceto Club uno de los discos del año, su última producción El Poeta Halley. Repasamos algunas de las postales de ese recital y analizamos su nuevo álbum

Por Joel Vargas

¿Love of Lesbian? ¿Qué es? ¿Una banda de electro pop? ¿Son yanquis o son de Palermo? ¿Hay chicas? Nada que ver: es una banda catalana de rock que saco uno de los mejores discos del año, El Poeta Halley. Sí, rock español. Un argentino promedio lo asocia a ¿Sabina? Un error, el ubetense es un trovador ¿Héroes del Silencio? Puede ser, Enrique Bunbury tiene muchos acólitos en nuestro país. La verdad es que no tenemos muy escuchado por estas tierras lo que se produce en ese género del otro lado del Atlántico. Algunos por no estar acostumbrados al acento ibérico, otros por falta de conocimiento. Muchos se pierden a Los Planetas, Vetusta Morla, Triángulo de amor bizarro, Lori Meyers, por citar algunas de las denominadas bandas “indies” españolas -indie, el famoso agujero negro que usan (usamos) los periodistas para meter todo lo que se les (nos) ocurra-. Y también, claro, se pierden a Love of Lesbian que tocó en Niceto Club el jueves pasado.

Su líder es Santi Balmes, un tipo extrovertido. Una especie de rufián melancólico. Su experticia, las letras. “Por mucho que me esfuerce a todas horas/El deseo salta muros al revés/Ahora te pido que me odies de memoria/Como un himno de los que saben perder/El día que el presente ya sea historia /Y las aguas se nos calmen de una vez/ Entenderás en mis silencios tantas cosas/Las que ahora escribo cuando no me ves”, un fragmento de “Cuando no me ves”, uno de los hits del último disco y con el que arrancaron todos los shows de su gira latinoamericana, que los llevó por México, Argentina y Chile.

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Muy pocas veces ocurre que bandas extranjeras lleguen al país en un gran momento artístico, por lo general repasan sus grandes éxitos y discos clásicos. No fue el caso de los catalanes, su álbum consagratorio fue 1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna, 2009) pero El Poeta es de lo mejor que produjeron. Por eso no es extraño que la lista de temas que tocaron en Niceto se apoyara en gran parte en estos dos discos. La clave de su última producción fue apostar a la construcción de canciones largas con estribillos que no repiten estrofas. No respetar la formula de la “canción pop” clásica, 4 minutos y un estribillo pegadizo. La apuesta fue dejarse llevar, y hacer que el oyente encuentre una historia en cada composición. Al igual que 1999…, que hablaba de todas las fases por las que pasa una pareja, El Poeta… puede ser considerado un disco conceptual: un personaje, Halley Star, es el hilo conductor de todo. Se puede reconstruir su vida por medio de retazos, pistas que deja Balmes. Sin ir más lejos los videos de los cortes promocionales; “Bajo el volcán” y “Cuando no me ves”, están conectados. Otro dato interesante para confirmar el buen momento de la banda, es que ni bien salió El Poeta… en iTunes en Latinoamérica estuvo primero en el ranking por encima de pesos pesados como Iron Maiden y Metallica.

¿En qué nos basamos para terminar de decidir si una banda es buena o no?  En el verbo carne, en cómo le ponen el cuerpo a sus composiciones. Los catalanes son camaleónicos, en “1999” se ponen la pilcha de juglares y ofrendan un réquiem desgarrador y en “I.M.T – Capacidad Moral Transitoria” son rocanroleros. A lo largo de las veintidós canciones, dos horas y media de música, crearon un subibaja emocional en Niceto, un fueguito que crecía tema tras tema. Hubo conexión inmediata, algo difícil de lograr aunque estemos en la patria del aguante si no tenés buena onda el público no te lo perdona. Pero Balmes es un frontman histriónico, charlatán.  Cautivó desde el minuto cero, “son una inmensa minoría” dijo a toda la concurrencia al promediar el show. También mencionó a Messi “cuando él venga al Ñewell’s vamos a venir a vivir aquí”. Si Balmes aporta el carisma arriba del escenario, Julián Saldarriaga, desde su guitarra termina de construir la canción. “Antes de subir al escenario nos enteramos que ganamos un Grammy por el mejor diseño de portada por el Poeta Halley, nos alegra, también estamos contentos de estar aquí”, acotó Julián y con eso terminaron de meterse en el bolsillo a todos.

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Otros de los hightlights de su tercera visita a nuestro país fueron: el público coreando el estribo de “Club de fans de John Boy”;  todos gritando en los bises por la sorpresa de incluir en la lista uno de los clásicos que no tenían contemplado tocar esa noche, “Allí donde solíamos gritar”; la interpretación emotiva de “El Poeta Halley”, con la pista de Joan Manuel Serrat recitando incluida; y el gran final con “Planeador”. Durante todo el show, entre tema y tema, la gente pedía canciones puntuales, algunos hasta perdieron la voz. Julián ante los insistentes pedidos afirmó en broma “lo que pasa es que tenemos muy buenas canciones”. Fuera de joda, tiene toda la razón.//∆z