Los suecos Ghost lanzan Meliora, su tercer disco con el que, lejos de innovar, afianzan su estética y avanzan firmes por los caminos transitados por Blue Öyster Cult, Mercyful Fate y… ABBA.

Por Juan A. Crasci

Ghost ha levantado mucha polvareda desde el lanzamiento de su disco debut, Opus Eponymous, en el año 2010. Grandes figuras del ambiente musical (James Hetfield, Dave Grohl, etcétera) han manifestado su apoyo a la banda que ya ha compartido gira con Iron Maiden y Slayer mientras muchas otras voces se alzan en contra de este proyecto ridículo e inflado (sic).

Para quienes no los conozcan, cabe aclarar que los integrantes de la banda han hecho de su identidad un secreto de Estado que les ha servido como método fundamental de promoción. Se ocultan tras máscaras y largas túnicas; ningún miembro devela su nombre ―los instrumentistas se hacen llamar “Nameless Ghouls” y se identifican con los símbolos de los cinco elementos― y el cantante, el Papa Emeritus, disco tras disco cambia de ropas y de maquillaje, siendo esta  su tercera encarnación.

Ghost-Meliora

En cuanto a lo musical, Meliora no revela nada nuevo, o al menos, no genera sorpresas: estamos ante diez tracks ―con dos breves interludios instrumentales― que pululan entre la psicodelia de Blue Öyster Cult, el metal de Mercyful Fate y las baladas y la melodía pop de ABBA. Es decir, profundiza el camino que comenzaron en el 2010 con Opus Eponymus y continuaron en el 2013 con Infestissumam. Liturgia satanista, letras de corte ocultista, atmósferas tétricas, órganos y coros de iglesia recorren las pistas del álbum, todo en su justa medida, con arreglos precisos y una producción remarcable. Machaques, medio tiempos, y estribillos con gancho. Todo marcha bien para Ghost.

Luego del lanzamiento del EP If You Have Ghosts del año 2013, quedó en evidencia ―más que nunca― su gusto particular por la música pop. En dicho EP versionaron canciones de Roky Erickson, ABBA, Army Of Lovers y Depeche Mode. De ese modo puede entenderse mejor la propuesta integral de la banda: particularmente de este disco, sobre todo en el trabajo sobre estribillos de canciones como “Cirice”, “He Is”, “Majesty” y “Absolution”. Estamos ante temas muy tarareables, fáciles de recordar, aunque con pequeños rebusques armónicos o temporales. En cada canción se las ingenian para generar la vuelta de rosca necesaria para no aburrir, para mantener la atención en la escucha. Los muchachos sí que saben sonar, y lo que hacen lo hacen bien. Satisfacción garantizada.

Para concluir con la lista de clichés y guiños que actualizan los suecos, podemos hablar del arte de tapa, que en su simetría y composición alude a la gráfica de Metrópolis, hito del expresionismo alemán del director Fritz Lang. Y sus tres cortes de difusión, lanzados con una gráfica especial para cada uno, también homenajeaban a clásicos del cine mundial: “From The Pinnacle To The Pit” refiere a Brazil; “Cirice” a Silence Of The Lambs y “Majesty” a King Kong. En fin, nada nuevo bajo el sol, pero… ¡qué bien todo!

Los suecos juegan, se divierten y nadan cómodos en aguas ya visitadas por grandes del pasado. Pero como dijeron una vez: nadie se baña dos veces en el mismo río. Y nadie se baña en el río en el que se han bañado otros tantos… Ghost está forjando una obra sólida, contundente, que sin deslumbrar propone una comunión revisitada entre las huestes del metal y la melodía pop. Que sigan su camino, nadando en estas apacibles aguas. Los escucharemos sin asombrarnos, pero con mucho gusto.//z