Con Call The Comet, su tercer trabajo discográfico, el inglés encuentra una banda bien consolidada y da un paso firme en su carrera solista.

Por Giselle Hidalgo

Antes y después de su partida de The Smiths, Johnny Marr disfrutó de participar como colaborador en proyectos de lo más disímiles, prestando su guitarra a bandas como Talking Heads, The Pretenders, The The, Oasis, Pet Shop Boys, Pearl Jam, Crowded House y solistas como Bryan Ferry, Kristy MacColl, Beck y John Frusciante. Su proyecto principal en los ‘90 fue Electronic junto a Bernard Sumner (New Order): grabaron tres discos e hicieron varias presentaciones. En 2000 decidió ponerse al frente de una banda como cantante; Boomslang fue el único trabajo de Johnny Marr And The Healers. Los discos We Were Dead Before The Ship Even Sank, de Modest Mouse, y Ignore The Ignorant, de The Cribs, no serían lo que fueron, ni en calidad musical ni en éxito de críticas y público, sin el aporte inconfundible de Marr.

Esta apertura en géneros y estilos se suma a su forma particular de tocar y componer. En su autobiografía, publicada en 2016 bajo el título Set the boy free, cuenta cómo fue desarrollando su marca registrada, que hoy define como “guitarchestra”, o usar todas las posibilidades melódicas, armónicas y tímbricas de la guitarra en función de la música.

Fue recién en 2013 que Marr decidió lanzar su carrera como solista y darle una continuidad de discos y shows que lo llevó a este presente de giras mundiales y espacios compartidos con colegas una o dos décadas más jóvenes. Su primer trabajo de esta era fue The Messenger, que construyó los cimientos en los que se apoya esta nueva etapa del músico: un disco de canciones para ser interpretadas en vivo por una banda de rock al estilo clásico -dos guitarras, bajo, batería, voz y coros. Con Playland (2014), y su primera gira mundial, Johnny y su banda consolidaron esta base.

¿De qué se trata, entonces, el tercer paso en este plan?

Call The Comet (2018) se apoya en los pilares de sus antecesores y da un paso más: Marr se aprovecha de la riqueza que recolectó en sus distintas experiencias como músico y se permite una veta experimental sin abandonar el objetivo de buscar una colección de canciones que pueda ser reproducida perfectamente en el vivo.

Entre esas nuevas búsquedas que abre este tercer trabajo de Marr se entrelazan algunas canciones que, desde un sonido similar a The Smiths, se construyen como clásicos frescos. Ahí está la hipnótica “Hi Hello” y la aún más smitheana “Day In Day Out”.

“The Tracers”, primer single y segundo tema del disco, tiene cierta oscuridad poco habitual en la música de Marr, y “Hey Angel” coquetea con su carácter sexy, otra novedad en la propuesta sonora de este álbum. También es una canción que introduce algunos recursos distintos como la voz en segundo plano.

En una entrevista Marr contó que compuso “Bug” jugando con el capo en el cuarto traste de la guitarra y que es una combinación que le funcionó a lo largo de su carrera. Es, tal vez, el track menos arriesgado, y hay algo de fórmula en él y su “na na na, bug! yeah! na na na, bug!”. Dentro de las zonas más previsibles, sale mucho más airosa “Spiral Cities”, posible futuro clásico, con los rasgueos luminosos que le dan potencia a los estribillos.

Hay también más teclados, tanto en “Hi Hello” -con esa autorreferencia melódica a “There Is a Light That Neves Goes Out”-, como en el sonido espacial de “Walk Into The Sea”. “Actor Attractor”, a su vez,  recuerda a los buenos momentos de Electronic.

“Tenés que saber que la música es mucho más importante que vos”. Esa frase, o consejo, resume al genio de Johnny Marr a la hora de ocupar su lugar en la música popular de los últimos treinta años: la música antes que el ego, la canción antes que el virtuosismo, la melodía por sobre la cantidad de notas por segundo. Su estilo nace de esa búsqueda por la perfección pop, ya sea desde un disco de girl groups a una colaboración con Pet Shop Boys, y es esa apertura mental y artística la que nos permite esperar siempre algo memorable en un nuevo disco o show de Johnny Fuckin Marr. //∆z