La banda de Ariel Minimal volvió a Niceto para una nueva edición de su ya clásico festival con la presentación de cuatro destacadas bandas para empezar a seguir de cerca. Cerraron la noche de sábado con una sobrecarga de sentimiento y precisión, acompañados de una multitud cada vez más grande.

Por Seba Rodríguez Mora

Fotos de Florencia Videgain

Como una máquina sensible, capaz de fallar pero también de cambiar, adaptarse y funcionar a la perfección, el trío integrado por Ariel Minimal en guitarra, Fósforo García en bajo y Franco Salvador en batería cerró este Festipez Volumen VII con un show intenso y a lleno total. Alejándose un poco de la habitual lista de temas que vienen presentando en un año repleto de presentaciones en vivo, Pez fue un postre de lujo para el banquete de rock que arrancó bastante más temprano, con la presentación de las cuatro bandas invitadas: Misiones, Persona, Compañero Asma y Los Espíritus. Todas conectadas desde el llano, de igual a igual, por la buena onda en común o la coincidencia musical. Cada una dejó en claro que no fueron elegidas porque sí para brillar en los dos escenarios que se habilitaron –el principal y Lado B, con cinco minutos de diferencia entre cada banda-: vimos gente que hace lo que quiere, quiere lo que hace y se merece que les prestemos atención.

Abrió la noche pasadas las 20.30 hs. Misiones –trío liderado por Toto Tobares en guitarra y voz- con un set corto pero efectivo donde repasaron las canciones de su primer EP, De la mecánica entre la Vida y la Muerte, con una atractiva y marcada influencia del sonido progresivo del Pez quinteto y cuarteto, ése de la época de Convivencia Sagrada y también Folklore. Estables desde hace un par de años y con su primer disco en proceso, presentaron letras poéticas y grandes canciones (de ser posible dénse una vuelta por su Bandcamp, no tiene desperdicio) como “El Último Beatle en Pie”. Un gran inicio para una noche que tuvo atractivos para todos los gustos.

La creciente monada se mudó entonces al Lado B para chocar de frente con la que seguramente fue la revelación del sábado: Persona, un cuarteto de dos guitarras, bajo y batería nos tiraron por la cabeza todo el metal que encontraron por ahí, desde su lejano hogar de Maschwitz. Amontonados en el minúsculo escenario que les tocó, mostraron los dientes entre riffs de bajo para colgarse y cambios de ritmo para armar el pogo de amigos y desconocidos. Nadie canta, pero suenan bien alto, y nadie se animaría a reclamarles una letra: todo lo que tienen que decir está en “El Eternauta” o “El Perseguidor”, canciones demoledoras “para que cada uno se imagine el momento que quiera de ese libro”. Gustavo Fernández, violero peludo y cordial de la banda, me contaba de la conexión que hay con Minimal y compañía (los cuales anduvieron agitando las cabecitas con una sonrisa de oreja a oreja durante todo el set), de cómo se coparon con ellos cuando los vieron tocando como soporte en una fecha en zona Norte y así terminaron rockeando su media hora en el Festipez. Anduvieron también ofreciendo su recomendable EP en el kiosquito de Niceto y se quedaron por ahí a festejar la enorme performance.

Otra vez en el escenario principal, Hernán Espejo comandó el potente pop de Compañero Asma, su banda/seudónimo desde hace ya unos largos años. Acompañado por Ale Leonelli (bajo de Honduras) y Blas Finger (baterista de Las Cosas), presentaron una recorrida por la extensa discografía independiente del guitarrista y compositor, como para tomarse un respiro a mitad de camino. Prolijísimos, hicieron una interesante presentación para un Niceto que ya empezaba a inundarse de remeras con la mano de poder de Los Orfebres o el lema “Paz Amor Libertad Respeto” –con el particular diseño de arte que Pez históricamente ofrece a los fanáticos a precios populares en su merchandising casero-, aunque también un importante grupito cantaba bien atento canciones como “En la torre de Londres”, un cuento cantado para escuchar desde el disco Guitarra Dulce Hogar, de 2009.

En medio de la ansiedad por el comienzo del show principal, Los Espíritus subieron a Lado B y nos metieron en un trance magnético y movedizo. Jugando al Tetris humano para no molestarse entre ellos, los seis integrantes (dos violas eléctricas, una acústica, bajo, batería y hasta percusión) hicieron lo que pudieron y lo hicieron bien en un set cruzado por ciertos problemitas de retorno y accidentes inesperados. Momentos salseros, blues hendrixiano con un notable guitarrista principal y cantante de voz extraña, amante del wah wah y los solos flasheros, que a mitad de uno de ellos casi pierde un ojo con una cuerda que voló. No le importó –o al menos no se preocupó hasta un par de temas después- y la siguió descosiendo con las cinco que le quedaban. “Lo Echaron del Bar”, tema con una divertida historia border en la letra, los conectó con Minimal y pegaron onda para participar de esta fecha. En poco tiempo estarán presentando la reunión de sus tres EPs grabados en un larga duración y el mes que viene se presentan con La Patrulla Espacial –participante en uno de los Festipez anteriores- en Sitio Plasma.

Al fin. Rencontra agotado el espacio y reducido el aire caluroso de la primavera rockera, el trío más alto del under porteño salió a la cancha en una nube de incienso espiritual -sahumerios y algunas otras cosas humeantes- con “Rompo tu Piel de Asno”, “Fuerza” (ya no se la guardan para el final) y el agitador “Cavernas”. Un comienzo que a todas luces decía que esta noche volveríamos a ver el despliegue metalero al que nos están empezando a acostumbrar en su poblada gira de 2012. Sin embargo, Pez está apto para sorprender. Minimal, más parecido a Bakunin que nunca, le dejó el micrófono a Franco (batería) para “Cassette”, y a partir de ahí brotó una hermosa sucesión de canciones, mientras un globo amarillo –el boca en boca dice que era el fantasma del reciente ex Pez Pepo Limeres, tecladista por los últimos diez años en la banda- rebotaba por entre las cabezas amontonadas en la valla: “La Estética del Resentimiento”, “Para las Almas Sensibles”, “Toda la Mañana” (distorsionada mantiene ese mismo aire benefactor, gran versión), “El Viaje” (tal vez suena un poco chata sin el violín y los teclados del original en el disco Hoy). En un enroque peculiar, Franco se calzó una Gibson y Minimal se sentó en la batería tocando ¡como zurdo! para presentar uno de los temas (“Blues para Quién”) del nuevo disco solista del primero, que sale en estos días y lo presenta en ZAS el 3 de noviembre.

Para despertarnos del espejismo sensible, nada mejor que el homenaje al fanatismo por Black Flag de la banda, en la forma de “Bandera Negra”, un estridente tema nuevo que ya tiene bastante rotación en vivo. También hubo otro inédito (“Los Verdaderos Sonidos de la Libertad”) que también promete. Para ese momento, con una bellísima Galasso encima, Minimal daba cátedra tanto en las cuerdas como en el papel de frontman del que tanto desdeña. Abogando por “un disco más, un trago menos”, hizo propaganda del puestito de discos y remeras, al mismo tiempo que atendía el bardeo constante de la gente que lo busca para reírse de sus originales respuestas.

De ahí en adelante, el show subió y subió hasta el final. “Vamos!”, “El Cuerpo es un Momento”, “Roma”, “Edificios” y “Ahogarme” prepararon a un público que, más allá del impasse más tranquilo previo, quería un poco de quilombo. Y lo tuvieron, con “Lo interesante Es por Afuera” y esa muchachita que voló mosheando un par de veces hacia el escenario, con “Último Acto” y su fenomenal poder de fuego y el bis inesperado “Campos de Inconciencia”, para sonar hasta bien pasada la medianoche.

Conclusión: no hacen falta Travoltas, los Bee Gees ni efectos especiales para tener fiebres de sábado por la noche en Buenos Aires. Estemos atentos a por dónde andan Pez y sus bandas secuaces, aplastando gentilmente todo a su alrededor.