A propósito de la vuelta de Eléctrica, trazamos un breve perfil del hombre detrás del emprendimiento más delirante de la web.

Por Alejo Vivacqua

Si uno se guiara por lo que ve en la pantalla -si es verdad que algo de lo real se trasluce a la ficción-  entonces uno dudaría de si ese productor déspota, canchero y un poco maltratador de Eléctrica tiene algo del Esteban Menis real, amable y dado, que se sentó a conversar con ArteZeta una tarde en Palermo y que, un rato más tarde, dejó asentada una imagen: Jonathan Mayer, por suerte, se parece poco a su creador.

La serie online, con un público fiel desde los primeros capítulos -y que destacamos entre lo mejor de 2014-, presentó hace unos días su segunda temporada, en la que Mayer, Ronnie, Analía y Liniers siguen llevando adelante como pueden la productora, el lugar que Menis construyó para burlarse de la industria del entretenimiento y con el que, dice, logró que mucha gente que lo felicitara por su personaje sea la misma a la que él critica.

Se podría decir que su carrera empezó como estudiante de cine en la FUC – o, si vamos más atrás, en su adolescencia como estudiante de teatro-  si no fuera porque reniega de ese concepto que a algunos les sirve como carta de presentación. Si se le pregunta, no se define ni como actor ni guionista ni director, a pesar de que es él quien le pone el cuerpo a sus proyectos desde la autogestión, algo de lo que no necesariamente hace gala sino que, en parte, lamenta: a sus 37 años, y con un hijo de dos, busca una estabilidad económica para desarrollar en paz, sin la presión que implica sostener a una familia, sus ideas y conocimientos. La independencia lo acompaña desde siempre, desde su irrupción con el sitio Lloro de Felicidad hasta Incómodos, su única película hasta el momento, que fue bancada gracias a una plata que le pidió a su hermano.

La idea de Eléctrica empezó a rondarle en su cabeza luego de ver Come fly with me, una comedia británica de los creadores de Little Britain, aunque su influencia mayor viene de Larry David, del que dice haber visto todas sus temporadas al frente de Curb your enthusiasm. La comedia existencialista, que aúna a tipos tan geniales como Louis C.K., Seinfeld o Woody Allen, es el género en el que uno podría encasillar al humor de Menis. Primero le ofreció la idea a I.Sat y, al ser rechazada, recibió el apoyo de la Universidad de Tres de Febrero, que desde su canal online produce contenidos web apuntados a un público joven. Su plan original era buscar la forma de hacer algo con Liniers, y cuando vio a Paula Grinszpan y a Iair Said en distintas películas decidió llamarlos para el proyecto que este año tuvo financiación pura y exclusiva de la gente a través de Idea.me y que cuenta con las participaciones de Clemente Cancela, Esteban Lamothe y Lali Espósito, entre otros.

No tiene rutina a la hora de escribir guiones, algo de lo que se lamenta y que le generó en este último tiempo un desorden para redondear una idea que viene trabajando en torno a su reciente paternidad. Su hermano y un amigo lo ayudan junto a su madre María Victoria, cineasta y dramaturga, de quien dice que aprendió algo fundamental: no le da vergüenza pedir trabajo a colegas o amigos. Es así como, por ejemplo, llamando a la guionista Carolina Aguirre consiguió una participación en la novela Guapas. También comenta con resignación que últimamente está leyendo poco y viendo poco cine, algo que supo hacer mucho: es fanático de Kubrick, elogia a Nanni Moretti y lo apasiona Cassavetes, el padre de la autogestión y del que parece haber tomado algo.

Desde el comienzo disparatado de la segunda temporada, con la entrevista que Facundo Pastor le hace a un Jonathan Mayer recién salido de la cárcel, ese cuarteto que conforma una de las productoras más entrañables parece devolver con creces la fe que depositaron en él los que ayudaron a que Eléctrica siguiera con vida para, al menos por un rato más, esquivarle a eso de que sin plata es difícil sostenerse. Que se lo pregunten a Esteban Menis, si no. //∆z