Se estrenó en Argentina un film sobre el escritor ruso Sergéi Dovlátov, una historia de censura y reinvención bajo el ojo del Estado soviético.

Por Juan Alberto Crasci

Dovlatov (2018) no es una biopic tradicional. Su director, Aleksei German Jr., se vale de una semana de noviembre de 1971 en Leningrado, durante los preparativos de un nuevo aniversario de la revolución rusa, para contar la vida de Sergéi Dovlátov (1941-1990). Y en esos pocos días se condensa también la de todos los artistas disidentes en la Unión Soviética: la imposibilidad de publicar, los escritos a pedido de diarios y revistas oficiales, las dificultades para ingresar al sindicato de escritores ―el modo institucional de ganarse un lugar en las revistas― y la persecución estatal a manos de la KGB.

German Jr. hace de su personaje principal la figura sobre la que orbita no solamente su familia, sino también toda la bohemia ninguneada por el régimen soviético. Como contrapartida, y de fondo, siempre está presente el poder estatal, con su iconografía, el despliegue militar y una ciudad sin sombras, constantemente iluminada ―“Electrificaremos Rusia”, supo decir Lenin―, sin lugar para esconderse de esa maquinaria absurda y controladora.

Iósif Brodsky (1940-1996), artistas plásticos y poetas, entre ellos Kuznetsov ―poeta y obrero del subterráneo―, salen y entran de los prolongados planos secuencia, moviéndose y hablando alrededor del imponente Dovlátov, de casi dos metros de altura, siempre vestido de negro, con su portafolio lleno de manuscritos y el humor amargo que lo mantuvo a resguardo de la cultura oficial, al poner de manifiesto lo ridículo y torpe de las propuestas del sistema.

Resulta curioso que a lo largo del film se escuchen versos de Brodsky o Kuznetsov pero no haya referencias a escritos de Dovlátov, ni se lo vea a él escribiendo. Quizás la apuesta de German Jr. sea la de agigantar la falta de visibilidad de esa obra y de los inconvenientes del autor para volverla pública.

Brodsky le dice a Dovlátov, en uno de los últimos momentos de la historia en el que la literatura fue cuestión de vida o muerte: “somos la última generación que puede salvar a la literatura rusa”. Dovlatov es una película sobre el poder y al mismo tiempo un homenaje a los derrotados, a los que eligieron no claudicar, no desviarse del camino personal y de la ética, ni arrastrarse por limosnas. Dovlatov es también una película sobre la patria, la libertad y sus consecuencias. //∆z