Palo Pandolfo despliega su versatilidad musical y poética en Esto es un Abrazo, un álbum enérgico para demostrar por qué es uno de los músicos más influyentes de los últimos veinte años.

Por Nahuel Ugazio

Luminosidad, energía y contención: esa parece ser la temática del cuarto disco en solitario de Palo Pandolfo, uno de los músicos más versátiles e influyentes de los últimos años.

En ese carácter de artista intangible, Esto es un abrazo es una carta de amor tanto a la música como a todo lo que la rodea; incluso a su propia historia. Un impulso para los músicos más jóvenes, un disco que expresa una sensación de calidez en la escucha, por lo conmovedor y lo salvaje. Porque Palo es un poeta y un difusor de la música argentina y latinoamericana, pero también es un rockero que supo curtir antros y noches oscuras, y esto sigue presente en su nueva producción.

“Soy el sol” es la canción que abre el disco, y a su vez sirve de carta presentación, mostrando el camino que iremos recorriendo a través de los trece tracks que componen el álbum. Ritmo, energía, poesía y luz. En este combo de percusión, Palo repite la figura del sol, imagen que estará presente en muchos tramos de la placa.

“El Leñador” despliega un ska con aires balcánicos. World music para bailar, y cuya letra, retrato de un trabajador en primera persona, recuerda al Trabajando en el Ferrocarril de Pappo’s Blues. Palo demuestra que con el reggae y el ska se siente bien cómodo. “Ra”(el dios del sol, nuevamente presente) suena como un Ska 2tone de los ochenta, aquí aprovecha para desplegar la potencia de su voz. Lo mismo sucede en canciones como “Cuelga la rama”, en la que se anima al raggamuffin.

“Madre computadora” reflexiona sobra la influencia de los medios digitales y su alcance. A través de un marcado riff rocker, Palo se pone en el papel de un pobre tipo en problemas y dudas que se pregunta: “¿Qué haré, que me pasará sin madre computadora? ¿Sobreviviré?”

Presentando una estructura más acústica, “Más que humanos” se muestra como uno de los momentos más poéticos del álbum, una canción con toques latinos y sobre todo, de amor.

Se sabe que Palo es un gran cantante, y lo que sucede en muchos tramos, es que el cantante trabaja su voz, no solamente como una herramienta de expresión, sino como un instrumento más. Claro ejemplo de esto es “El ángel del suburbio”: entre la psicodelia y la canción norteña, este carnavalito lisérgico y salvaje se fusiona con los punteos de la guitarra y la voz oscilante de Palo. Uno de los puntos más altos de la placa.

Por el lado salvaje de la vida y el rock, las guitarras se hacen presentes en “Dame Luz”, (en la que también experimenta con el hip-hop) “Ando Adelante” y “La Rebelde”, un temazo junto a Boom Boom Kid.

“La misma suerte” vuelve a los elementos acústicos pero cierra una clara intención pop, un tema redondo y bello que incluye los coros de Leo García. Esto es un abrazo, esto es calidez y esto es energía.//z

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