Aquí la primera de una serie de recomendaciones de nuestro enviado especial al Festival de Cine Independiente de Buenos Aires: el BAFICI 16.

Por Claudio Kobelt

Primera semana del Bafici 16, ese encuentro de cine independiente de todo el mundo que tiene lugar en la ciudad de Buenos Aires y es tradición para cinéfilos y curiosos de lo nuevo y no tan convencional en materia del séptimo arte. En esta primera entrega les contaremos acerca de tres de las películas vistas en los primeros días del festival, las que nos dejan con grandes esperanzas de lo que resta por ver.

20000 Days on Earth (Dir: Iain Forsyth, Jane Pollard):

La luz de la mañana ilumina la habitación, el despertador suena pero el querido Nicholas ya está despierto hace rato. Su piel blanca, sus ojos profundos y su cabello azabache atraen todas las miradas en la pantalla. Su presencia, como dice Kylie Minogue rato después, es como la de un árbol en una película de Hitchock: gigantesca, amenazante y encantador por igual.

Nick Cave se pone bajo el lente de Forsyth y Pollard para un film fascinante por donde se lo mire, sea uno o no admirador del talentoso cantautor (aunque claro, los fundamentalistas de Las Malas Semillas lo amaran aún más que antes).  Así, las cámaras capturan un registro a medio camino entre el documental y la ficción, el día numero 20000 (de ahí el nombre) en la vida de Cave: Lo vemos frente a una máquina de escribir escupiendo historias  de monstruos y tragedias, ensayando con los Bad Seeds y su particular amistad con Warren Ellis, las reveladoras sesiones con el psicoanalista y su historia familiar, en donde expresa que su único temor en la vida es a perder la memoria, porque “memoria es lo que somos.”

También lo acompañamos en su visita a un archivo muy particular donde será interrogado y contará sin pudor cada una de las anécdotas tras esas fotos de la adolescencia y de sus años en Birthday Party, su vieja y no tan valorada banda post punk de los años ochenta. El día concluye con imágenes de uno de sus shows en vivo, capturando sensiblemente el especial vínculo de Cave con su audiencia, y dejando claro su rol indiscutido de crooner místico y embrujado, un elegante hechicero de voz oscura.

Me permito destacar dos momentos excelentemente logrados: uno breve pero exquisito, es aquel de un plano de Cave y sus dos hijos sentados frente al televisor mirando “Scarface”. Los niños, al igual que él, son hermosamente pálidos, vestidos de traje negro y de sonrisa siniestra, mientras comparten y desgarran una porción de pizza y ríen a carcajadas con los tiros y líneas de Tony Montana bajo una intensa luz blanca.  Otro punto fuerte a destacar son aquellas escenas que suceden en el auto: Cave va de un lado a otro solo, manejando su vehículo sin acompañantes, pero de pronto está acompañado y dialogando con el ex Bad Seed Blixa Bargeld, el actor Ray Winstone, y la mencionada Kylie Minogue, con quienes debate acerca del  pasado, el futuro,  y su peculiar relación con cada uno de ellos. Es genial el momento cuando le pregunta a Blixa si dejó los Bad Seeds por algo particular contra él, o cuando confiesa frente a Minogue su incapacidad para conectarse con los espectadores más allá de la primera fila. Estas escenas en el auto son particularmente brillantes por su concepción: ¿Cave va dialogando con ellos? ¿Está hablando solo? ¿Recuerda una charla, la recrea, la genera, o es todo parte de un guion?

Una película brillante, no solo por la vuelta de tuerca al formato archiconocido del rockumental, sino por la gracia con que Cave se toma a sí mismo, la autoparodia de su lugar de estrella de rock y su mítica figura. Técnicamente impecable, desde su elección de planos a su correcta edición y el increíble sonido, este film es una de las joyas imperdibles de este festival, y, aunque no lo necesite, ratifica a Nick Cave como esa criatura salvaje, enorme y bella que vino contarnos la luz inmensa que hay en la oscuridad.

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A vingança de uma mulher (Dir: Rita Azevedo Gomes)

Roberto es un dandy, un joven seductor y adinerado que oculta una profunda sensación de vacío tras su vida de sonrisas y lujuria, hasta que conoce a una hermosa prostituta española, que es mucho más de lo que deja ver, y que tras un juego de histeria y seducción le hará saber a Roberto su verdadera historia, una de amor, búsqueda y fatalidad. “Ya sabes quién soy, pero no sabes quién soy” dice ella luego de narrarle su trágica semblanza y su particular búsqueda de venganza. Pero ¿es venganza cuando la persona receptora de ese desquite no se entera de dicha represalia? ¿Y si no se entera nunca? Ella bien lo dice: en algún momento lo sabrá, y eso es todo lo que importa.

Con una excelente puesta teatral, una banda de sonido fundamental, y unas actuaciones soberbias, A vinganca… es una película dura, densa y lenta, de esas difíciles de recomendar, pero que si uno logra apreciar en toda su belleza y magnitud saldrá tan fascinado y deslumbrado  como esta humilde redactor.

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Mary Is Happy, Mary Is Happy (Dir: Nawapol Thamrongrattanarit)

Dos adolescentes en pleno colegio secundario viven sus vidas dejándose llevar por sus impulsos, o en este caso, por los designios de una serie de Tweets aplicados al guión.  ¿Cómo es esto? Todos tenemos, en mayor o menor medida, y bastante más sometida con el correr de la madurez, esa fuerza natural que nos manda a hacer cosas aunque no sabemos bien porqué, esa voz interna descarriada que oímos y acatamos sin mucho razonar. En el caso de nuestra protagonista, esta fuerza natural está dada por una serie de tweets que aplicados al guión deciden la suerte de Mary. Por lo que si el próximo mensaje dice “En Francia”, Mary se despertará en París, sin saber cómo o porqué llego allí.

Mary is Happy… es un ejercicio delirante y sumamente divertido, anárquico y caótico,  sin rumbo fijo, tan impredecible como esperar cual será el próximo tweet. Divertida, melancólica, trabajando la adolescencia, la amistad y el amor, Mary Is Happy… entrega en su primer hora de duración un film imperdible, pleno de humor absurdo y trastornado, con geniales guiños y chistes a Wong Kar Way y “Life of Pi” entre otros, pero durante la última media hora la película desemboca en un drama sin resolución, lento y aburrido, se acaba el humor y todo es abulia y moraleja. Vale totalmente la visión de este film por su mencionada primera parte,  audaz, cómica y brillantemente  incoherente, y por su innovador recurso del Twitter como herramienta de guión. La última media hora es una lástima, y que deja con ganas de saber que viene después, o en este caso, cuál será el próximo post.//z

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