Segunda y última parte de nuestra charla con Sergio Ch. y Alfredo Felitte, de Ararat. Los músicos nos hablan de las nuevas bandas, la proyección internacional y dan detalles del nuevo disco.

Por Martín Barraco y Matías Roveta

Escuchar a Sergio y a Alfredo contar sus historias de rock y de la noche, intentando recordar fechas (por ejemplo, si el Pepsi en el que compartieron grilla con Nine Inch Nails fue el de 2008 o 2009), es ver no solo a dos integrantes de la misma banda, sino a dos compañeros de ruta. Si bien arrancaron por separado -Sergio con Los Natas, Alfredo con Taura y luego Banda de la Muerte-, el destino los hizo recorrer el mismo camino en paralelo y los unió finalmente en esta “cabalgata hacia la luz” que es hoy Ararat. Y para fundir esa alianza se cruzó ante ellos Tito Fargo -otro hombre de larguísimo recorrido rockero-, que llegó al grupo para canalizar toda su experiencia y materializarla en el próximo disco de la banda, en el que debutará oficialmente y oficiará además de productor. Esta nueva creación del trío ya está lista y a la espera de convertirse en la brújula que los guie en su búsqueda musico-espritual que encarnan juntos al frente de Ararat.

AZ: Los Natas siempre tuvieron mucha proyección internacional. ¿Ararat la tiene?

S: En un primer momento nos sentíamos como solos en esta nueva propuesta. Pero de repente empezaron a llegar mails de Holanda, para ir al festival Roadburn, o de la gente de Orange Factory, una compañía que organiza giras para muchas bandas gringas de la escena, como Brant Bjork o Monster Magnet. Algunas que están gustando mucho ahora son Om y Sunn, que son grupos de bajo y batería más algún teclado, alguna guitarra. Son las que están cerrando los festivales de lo que se conoce como stoner, que en realidad no se lo llama más así, sino heavy psicodelia o sludge. A nosotros nos dio un poco de esperanza eso, ¡tan locos no estábamos! [risas].

A: Eso quiere decir que no estaba tan mal lo que intuitivamente ya veníamos haciendo.

AZ: ¿Qué bandas dentro de la escena les parecen interesantes?

S: Dragonauta, y me gusta mucho Avernal, que son unos pibes del sur. Son muy metaleros y pesados.

AZ: ¿Y de las nuevas?

S: Se está abriendo una brecha nueva que me parece muy interesante, que es la de bandas como Patrulla Espacial o El Perrodiablo, que son un poco más garageros…

A: Las Diferencias, una banda que Sergio está produciendo ahora…

S: Sí, es una banda muy especial. El baterista tiene una diferencia física muy marcada y es uno de los mejores que vi en mi vida.

A: Otra muy buena es 3 Miligramos, que tocaron con nosotros hace poquito en el Viernes Verde. El Perrodiablo es buenísima. Me divierten mucho y me parecen muy buena gente también.

S: La Patrulla Espacial me rompe la cabeza: es una suerte de The Rolling Stones mezclados con algo de stoner, pero más ordenado, más prolijito.

A: Si lo pensás bien, pese a las diferencias que tenemos con las otras bandas por los años, las apoyamos a todas. Boca y River están en el mismo barrio [risas].

S: Sí, eso también se aplica a Ararat. Nosotros de entrada no nos planteamos ningún tipo de competencia con nadie. Y en este palo hay mucha competencia. Yo lo veo con los alumnos a los que le doy clase de composición: sufren porque tienen que compartir fecha con una banda que tiene equipos más grandes o una SG más brillante. Se fijan a ver quién hace las canciones más largas, quién toca el mejor solo. Y todo eso no sirve para nada, al final te lo metés en el culo. Me di cuenta de eso cuando toqué en un Pepsi con Los Natas [se refiere a la edición de 2008]. Llegamos, descargamos, probamos sonido y yo inflaba el pecho: “Acá están, llegaron Los Natas”. Después vi los equipos de Nine Inch Nails y me quería morir. Pensé: “Ah, bueno, no llegamos ni a la esquina”. La lucha no pasa por competir con otras bandas, pasa por poder sentirte bien después de un ensayo, por poder compartir cosas con amigos.

AZ: La superación está en uno mismo…

A: Claro. Siempre va a haber una banda mejor que la tuya, con mejores canciones, mejores equipos y mejor sonido. Pero vos tenés que estar contento en dónde estás, ser vos mismo, agradecer y respirar.

A: Aparte, “llegar” es justamente eso. Por ejemplo, el primer disco de [Black] Sabbath, que para mí es el mejor, lo escuchás y tiene pifies, está mal grabado. Pero es hermoso. Los ves en vivo y suenan igual que en el disco, con los mismos errores. Y vos decís, “¿Cómo hacen para sonar igual?” ¡Es que así lo grabaron, macho! ¿Qué es lo bueno de esos pibes? ¡Que son ellos mismos todo el tiempo, incluso con sus errores! Nunca dijeron: “Uh, acá la estamos pifiando. Cambiemos”. Pifiaban cada vez que tocaban esa parte. La búsqueda de la perfección lleva a ser como todos los demás perfectos: nunca vas a ser diferente. Lo importante es que seas vos mismo, no que seas perfecto.

S: La perfección es buscar la humanidad y la verdad en lo que hagas. Es la búsqueda de tu sanidad mental, física y espiritual, para poder transmitírsela a la gente.

AZ: Sergio, Ararat nació a partir de la necesidad de expresar musicalmente la lucha de tus antepasados armenios contra la opresión. ¿De qué manera se vincula la lucha que desataron ellos, hace casi cien años en Armenia, con tu lucha diaria acá?

S: Mis abuelos eran ocho hermanos que se escaparon de Armenia, pasaron por Atenas, quedaron refugiados en un barco del puerto, y acá pudo llegar uno solo, Ararat Chotsourian. Toda esa carga emotiva la heredé y quedó en mi ADN: ese sentimiento de lucha, de escapar, de evitar la persecución a cualquier precio para llegar a un lugar de paz. No es que estemos vengando la sangre del pueblo armenio, pero todo eso a mí me empuja a encontrar ese lugar de paz que a mi abuelo tanto le costó lograr. El fin con Ararat es llegar, como pudo llegar mi abuelo, a estar sano, tener algo para dar y estar bien acompañado.

AZ: Y vos Alfredo, ¿cómo te reconocés en esa misma lucha que tiene que ver con cuestiones tan personales de Sergio?

A: No es sólo la lucha que una colectividad sufrió, sino que se trata de la lucha del ser humano por vivir y sobrevivir. Creo que las letras de Sergio apuntan a ese tipo de sufrimiento, a esa lucha, a ese resurgir, a ese querer vivir. Está simbolizado en lo armenio, pero no es sólo armenio. Nos sumamos (con Tito) a ese sentimiento de lo hermoso que es querer vivir y tratar de hacerlo. Se trata de exorcizar. Y del mensaje, porque las bandas se componen de canciones, pero también de lo que transmiten [lo dice enfatizando el término] más allá de su sonido.

S: Lo que dice Alfredo es que Ararat tiene mucha bajada de línea, no estamos boludeando. El mundo cambió mucho. Lo ves en la calle: la gente está viviendo con mucha angustia, muchos nervios. Yo no sé si es el mejor momento para levantar la bandera del oscurantismo, del satanismo o de las cruces invertidas. Nosotros creemos que para poder salir adelante hay que hacer un camino mucho más de luz. Por eso, la leyenda de Ararat pasó de ser “música de la resistencia” a lo que ahora llamamos “la cabalgata hacia la luz”. Estamos empezando a tirar buena onda y esperanza…

A: Cada vez las letras son más positivas. Es todo más complejo, pero más positivo.

S: Queremos hacer eso que viene después de la venganza de los pueblos, de la sangre, cuando todos empiezan a reconciliarse…

AZ: Llega la reconstrucción…

S: Exacto, llega la reconstrucción. El otro día salí a ver a Viticus y me dijo: “Mirá Sergio, si vos te subís al escenario y no aprovechás esa oportunidad para transmitirle alegría a la gente, entonces quedate en tu casa”. Me quedé helado.

A: Si vos la estás pasando mal ahí arriba, abajo la van estar pasando mal seguro.

S: Tal vez una persona va a ver Ararat mañana y dice “che, loco pero es re pesado y oscuro”. Bueno, pero no sabés de dónde venimos [risas].

AZ: ¿Y a partir de esa “búsqueda de luz” están trabajando en el próximo disco?

S: Sí, por ejemplo, esta es una de las letras para el tercer disco [dice mientras agarra un pequeño cuaderno manuscrito y se dispone a leer]: “Construyendo, consumiendo/ Comenzando del mismo lugar/ Llega el viento cuando tiemblo/ Ahora puedo ver y respirar”. Es como un mantra, pero como un mantra de sanación: “Ahora puedo ver y respirar” ¡Tomá! Estamos pidiendo sanación a gritos… Lo que importa para nosotros es poder superar nuestras locuras de muchos años de noche y de rock pesado a cualquier precio. Estamos abiertos a que en las letras salga realmente lo que uno siente. Yo lo veo parecido a mis primeros años con Los Natas, cuando recién empezaba: haciendo algo que realmente sentía, y era eso y nada más.

AZ: ¿Y qué cosas puntuales cambiaron, de cara a la producción de un nuevo álbum, ahora que Ararat está consolidado como trío?

S: Que estamos abiertos a todo. Abiertos a Tito, fundamentalmente, con todas sus opiniones, sus consejos y su experiencia. Cambió también la dinámica de cómo llegar a las canciones. En Ararat II hice la composición yo solo. Después se sumó Alfredo, terminamos de componer con él y fuimos a grabar a los estudios El Attic con Patricio Claypole, que es nuestro productor e ingeniero. Lo hicimos medio sin saber bien qué estábamos haciendo. Ahora con Tito es diferente: él está laburando como productor del disco Es muy buen productor musical. Tal vez el proceso de composición con Alfredo es el mismo, pero ahora está Tito que nos ayuda a canalizar todo lo que estamos haciendo.

A: Lo bueno de Tito es que siempre respeta lo esencial. La esencia [siempre conceptualizando] de Ararat. O sea: no cambia a la banda.

AZ: ¿Qué pueden anticipar de ese trabajo?

S: Ya hay como diez canciones. Estamos viendo cuáles entran y cuáles no. Hay muchos temas de piano y muchos de guitarras acústicas. Y están los típicos batacazos de bajo y batería. Estamos analizando todo. En el momento que tengamos ganas de disfrutar y de sentarnos a grabar, vamos al estudio y lo hacemos.

AZ: No hay apuro por sacarlo, se lo toman con calma…

S: Más que nada no hay apuro porque en algún punto los temas ya están compuestos. Hasta hay de sobra. Lo más entretenido para el público en este momento es que sigamos tocando Ararat II, porque recién ahora se están haciendo amigos de los temas. Vamos a ir haciendo un poco lo que nos vaya pidiendo la gente. La idea no es únicamente desafiar a nuestra bronca y nuestro ego, sino que Ararat sea algo en conjunto. Que la gente lo vaya entendiendo y disfrutando a medida que la banda va creciendo.

AZ: Que el público sea como el cuarto integrante del grupo…

S: Sí, completamente.