TNT estrenó la segunda temporada de la serie Falling Skies con un episodio doble que reafirma el giro argumental que los guionistas le dieron a la historia en los últimos episodios de su primera entrega.

Por Luis García Fanlo

Falling Skies perdió la ingenuidad originaria de sus personajes naif y familiares así como su invocación a un patriotismo escolar fuera de época, que le había significado una pérdida importante de audiencia, para asumir la estética clásica del género -aquella que legó La guerra de los mundos- y combinarla con cuestionamientos éticos propios de las series apocalípticas al estilo The Walking Dead. A partir de esta nueva fórmula, oscura, apocalíptica, éticamente controversial y estéticamente clásica, la nueva Falling Skies va camino a instalarse como una referencia ineludible en el transitado mundo de las historias de invasiones alienígenas. Y en este contexto el episodio doble con el que se abre la segunda temporada puede ser considerado como uno de los mejores, en años, que nos ha ofrecido la ciencia ficción en las pantallas televisivas con una excelente actuación de sus personajes principales, en particular Tom Mason (Noah Wyle) que finalmente asume su rol protagónico con solvencia y versatilidad. Batallas, nuevos efectos especiales, y más misterios y controversias no tanto acerca de por qué estos alienígenas han invadido la Tierra sino sobre el método que están utilizando para llevar adelante su misión, son los principales ingredientes que tiene en sus inicios esta segunda temporada de Falling Skies. Esperemos que siga en ese rumbo.//z

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