Como sabemos que estás orbitando en la web sin hacer nada, dale play al soundtrack del 2013. Sin más orden que el alfabético, una sola consigna: elija y gane.

“Reflektor” – Arcade Fire:

Lo primero, inevitable de remarcar: “Reflektor” es una canción cristalina y translúcida, pero oscura y profunda al mismo tiempo. ¿Quién es el hombre espejo, la bola de espejos andante al que se homenajea en el video? La respuesta la tenemos en la brumosa voz que no es Win Butler. Es la bestia pop, el amigo que trajo para Arcade Fire la confirmación de estar entre los grandes del momento: David Bowie. Puerta de entrada a un enorme álbum homónimo, esa ambivalencia entre el baile y lo siniestro –las dos caras de lo festivo- quizás se resuma en apenas dos versos que canta Regine Chassagne: “Entre la nuit, la nuit et l’aurore / entre les royaumes des vivants et les morts”. S.R.M.

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“Do I Wanna Know?” – Arctic Monkeys:

Un beat con reverb de caverna y un riff efectista dan la bienvenida a AM, el quinto disco de los de Sheffield. Y qué comienzo. Hit indiscutido y un escalón encima del resto del álbum, “Do I Wanna Know?” brilla por partida doble: está la voz de Alex Turner en su mejor momento, intensa, ambigua e irresistible; y está el impecable manejo de la dinámica, que apila falsetes y guitarras casi furtivamente hasta armar una montaña de tensión noctámbula capaz de perforar mentes y quedarse ahí un buen rato. En su bautismo de fuego, el nuevo sonido de los Arctic Monkeys arranca con todo. S.F.

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“Stuck Together Pieces” – Atoms for Peace:

Escuchando este tema de Amok por arriba, se puede identificarlo como la instancia donde más claramente se distingue el bajo de Flea, que conduce esta marcha paquidérmica con mano firme. Pero también están la voz de Thom Yorke en su faceta más optimista y seductora, las guitarras entrelazadas a un sintetizador similar a una sección de vientos y esa percusión directamente sabrosa; tanto, que se queda con el final en fade out. Misión cumplida para Atoms for Peace: la banda trasciende la sombra de Yorke y arma un sonido propio, emotivo y fascinante. Pavada de logro. S.F.

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“God is Death?” –  Black Sabbath:

La vieja escudería del metal británico más pesado apeló a buena parte de su propio legado musical para ofrecer uno de los regresos más extraordinarios en la historia del rock. En “God is Dead?” hay mucho del mejor Sabbath: un clima oscuro como la peor tormenta, un arpegio ominoso de Iommi y unas notas graves del bajo de Butler que parecen surgir del mismo infierno como telón de fondo para una letra genial de Ozzy. El príncipe de las tinieblas menciona al filósofo alemán Friedrich Nietzsche y a Satán, y pone en duda la existencia de Dios, pero su denuncia apunta a cuestiones bien terrenales: “¿En quién podés confiar cuando la corrupción, la lujuria y el credo de los injustos te deja vacío e incompleto?”, dispara Ozzy. Es el mismo recurso de “War Pigs”, el clásico que iba a llamarse “Walpurgis”: retórica satánica como disfraz y aguda crítica social como esencia. M.R.

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“Sleeping Where I Fall” – Chelsea Light Moving:

El divorcio entre Thurston Moore y Kim Gordon dejó a Sonic Youth en estado vegetativo y sus miembros no tardaron en armar sus proyectos. El de Thurston es Chelsea Light Moving, que en su disco homónimo y en este tema en particular deja bien claras sus intenciones: ¡BOOM! Los procedimientos son los de otrora: un riff à la Experimental Jet Set, Trash and No Star se topa con una distorsión digna de los comienzos del grunge y en el medio todo se disuelve en una bola de acoples. “Sleeping Where I Fall” es, entonces, una declaración concisa: en la división de bienes, Moore se quedó con el rock y la tenencia del noise. S.F.

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“Get Lucky” – Daft Punk feat. Pharrell Williams:

Ya la escuchamos millones de veces. En la fiambrería, en el bondi, en la sala de espera de cada momento de la vida. La bailamos, la gastamos, la sobreinterpretamos, la criticamos, la puteamos, la defendimos a muerte frente a metaleros y progresivos. Son tres acordes, sí. Son truquitos de computadora, sí. Pharrell Williams hasta en la sopa, sí. Pero también es la más perfecta expresión de la fórmula pop para ganarse esas millones de reproducciones en Youtube –casi 155M, para ser exactos. Los robots más cool volvieron con Random Access Memories, un discazo enorme lleno de hits. Pero en su núcleo el magma incandescente es este leitmotiv que pareciera nunca terminarse. S.R.M.

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“The Stars (Are Out Tonight)” – David Bowie:

“Espero que vivan para siempre”, dice Bowie hablando de las estrellas en el estribillo de este temazo con aura de clásico instantáneo. Y él, que supo ser una de las grandes estrellas del rock, está más vivo que nunca: cuando su carrera parecía terminada y su monumental obra a cuestas le permitiría retirarse tranquilo, el ex Duque Blanco sorprendió al mundo con un nuevo gran disco que incluye este hit que rankea entre lo mejor de su catálogo. El video clip de la canción, dirigido por la canadiense Floria Sigismondi, tiene un alto componente de androginia y le suma aún más misterio a una letra que es ya de por sí enigmática, pero lo importante está en la música: Bowie evita teatralismos y regala una gran interpretación vocal al moverse con su clásica elegancia sobre los arreglos de cuerdas y las tremendas guitarras de David Torn, y suelta una frase que bien puede resumir su carácter de artista que siempre mira al futuro: “Las estrellas nunca descansan”. M.R.

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“My Number” – Foals:

“My Number”, prueba cabal de que Foals se terminó de afianzar en el mainstream, respira, suda y sangra baile. La clave está en la comunión de todos los sonidos que van poblando la canción, pequeñas partículas que van y vienen sobre una melodía irresistible. Encima Yannis Philippakis, frontman canchero y dueño del beat, se ríe de la  postmodernidad en un estribillo re ganchero. Hiper cool. J.V.

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“The Wire” – HAIM:

Tres hermanas de California que aprendieron a tocar música de sus padres se las arreglaron para ser el debut más esperado del año pasado. Con un primer EP de cuatro canciones, Este, Danielle y Alana Haim se convirtieron en las niñas mimadas de Spin y NME, tocaron para el Primer Ministro inglés, y recién a finales de Octubre editaron Days Are Gone, su primer larga duración. “The Wire” sintetiza toda esa energía pop/rock de los ochenta (The Pretenders) pero no por eso deja de sonar fresco, nuevo y de lo mejor del 2013. M.B.

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“What Doesn’t Kill You”- Jake Bugg:

Bajo el inocultable signo de Arctic Monkeys, la última esperanza blanca del rock británico vuelve a quedarse con todas los flashes. El video dura 3 minutos clavados, la canción tiene la vibra punk que los de Sheffield exploraron y explotaron con creces en su ya importante discografía. Jake Bugg no parece hacerle asco a las comparaciones ni aún al salierismo: alejado ya de la acústica y la tradición de los padres fundadores Dylan y Neil Young, What Doesn’t Kill You es una canción para entrar por la ventana al siglo XXI. S.R.M.

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“The Messenger” – Johnny Marr:

Cuántas dudas pasaron por las cabezas de los fanáticos de la música inglesa cuando le pusieron “play” al disco del ex guitarrista de The Smiths. Y cuántos fueron los que se sorprendieron al escucharlo. “The Messenger” es una pieza moderna, que guarda las mejores guitarras de Marr y que simplifica, un poco, el recorrido del brit pop desde 1982, cuando, junto a Morrissey, salían al mundo. Bajos rítmicamente llevaderos y una voz que finalmente convence, “The Messenger” se lleva uno de los más grandes premios para los oídos del 2013. A.A.

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“Ambulancer” – Lee Ranaldo and The Dust:

Cuando dos guitarras hablan y se entienden, el universo calla y todo entra en sintonía. Eso es lo que pasa a lo largo de “Ambulancer”, donde lo más importante que se dice no está en la voz de Lee Ranaldo sino en la forma en que las guitarras entrelazan sus voces para crear pasajes melódicos y rítmicos —por momentos susurro tibio, por momentos viento ardido que todo lo barre— que fluyen con la cristalina diversidad de un río de montaña. Y la bata y el bajo, bancando el éxtasis de la armonía como si fueran una sola presencia mineral, crecen o se suavizan para acompañar las elegantes mutaciones de esas guitarras que siguen hablando dentro nuestro hasta después que la canción se termina. C.J.F.

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“Royals” – Lorde:

Mientras que todo el mundo pop seguía obnubilado los pasitos de “Get Lucky” y miraba con estupor y/o fascinación el twerking de Miley Cyrus y se hartaba de sacarle fotos con la lengua afuera, una piba de 16 años (ahora tiene diecisiete) desde Nueva Zelanda se convirtió en el centro de atención solo con su voz. Subida a la más sencilla base de hip-hop, “Royals” llegó a cosechar casi 153 millones de vistas en Youtube con su video y las marcas más importantes se peleaban para utilizar la canción en sus publicidades. No se la pierdan este año en el Lollapalooza Argentina. M.B.

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“Came Back Haunted” – Nine Inch Nails:

Prescindamos de formalismos: Si “Came Back Haunted” es LA canción de Hesitation Marks es por una razón muy simple: condensa como en una especie de cóctel en ebullición todas las posibilidades sonoras de ese complejo y delicado organismo —entre biológico y cibernético— que es NIN. Loops que generan una pared rítmica impenetrable y voraz, guitarras que van desde el acompañamiento atmosférico al rugido o la llamarada, y la voz de Reznor omnipresente como los rabiosos salmos de un exorcismo, hacen una canción que parece meticulosamente diseñada para colarse en nuestra sinapsis neuronal y llenarla de rajaduras. C.J.F.

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“Queenie Eye” – Paul McCartney:

Hace por lo menos tres décadas que el ex Beatle no tiene por qué molestarse en probar su valía, pero jubilarse debe parecerle aun peor. ¡Menos mal! En este hitazo de New, el genio de Liverpool combina esas melodías impecables tan suyas con una producción digna del siglo XXI. Es un éxito doble: suena tan clásico como actual. En “Queenie Eye”, Paul combina sintetizadores y orquesta con sus elementos musicales más arquetípicos y de alguna forma hace que suene natural. Otra joya más, y van… Ah, traten de evitar tararearlo cuando se meta en sus cabezas. S.F.

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“Sirens” – Pearl Jam:

“Quise escribir algo que tuviera un sentimiento onda Pink Floyd”, le dijo Mike McCready a la revista norteamericana Billboard sobre “Sirens”, una power ballad que surgió luego de que el guitarrista de Pearl Jam viera un show de Roger Waters haciendo The Wall completo. Y, ciertamente, el emocionante solo con delay y distorisón que toca McCready al promediar la canción vuela como un flechazo encendido directo al corazón y tiene bastante de la epicidad de los punteos inolvidables de Gilmour en ese álbum. El resto es puro Eddie Vedder en una de sus mejores interpretaciones vocales: combina su cálido registro de barítono con esos típicos quiebres melódicos sufrientes y sus “ohhh” irresistibles, en una letra que reivindica al amor ante lo inevitable de la muerte y que hizo llorar al propio McCready. M.R.

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“I Appear Missing” – Queens of the Stone Age:

El corazón de …Like Clockwork es una power ballad rockerísima con potencia termonuclear. El gancho está en la melodía hermosa de la primera mitad, ornamentada por Josh Homme con gusto elefantiásico: todo tipo de guitarras, las estampidas de Dave Grohl, coros espectrales. Un intermezzo en el que un terremoto parece irrumpir en el estudio lleva a la parafernalia de la segunda mitad, con violas heroicas que escalan diapasones sobre un pulso cabalgante. Toda una detonación emocional, “I Appear Missing” contiene la moraleja del disco: incluso bajón, QOTSA sigue volando cabezas. S.F.

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“All The Time” – The Strokes:

The Strokes ya no sorprende a nadie y “All The Time” es más de lo mismo en la discografía de este grupo de Nueva York. Sin embargo, no hace falta sorprender en la música. Con gustar, creemos, sólo alcanza. Y, en ese sentido, “All the Time” es una pieza que no sienta mal en ninguna escucha ni en ningún compilado de rock que se haga. Con el mismo sonido, las mismas voces y las mismas guitarras (aunque con una batería un poco más potente), el corte difusión de Comedown Machine mantiene a los neoyorquinos por la misma senda que se trazaron en 1998. A.A.

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“Ya Hey” – Vampire Weekend:

Los estadounidenses de Vampire Weekend intentaron sorprender en 2013 con su disco Modern Vampires of City y, especialmente, con su corte difusión “Ya Hey”. El sonido del tema es más que correcto y fluctúa, a lo largo de sus 5´13´´ a través de varios estilos musicales contemporáneos; aunque su apego a un reggae poco elaborado, al estilo Simply Red, los deja a mitad de camino de cualquiera de los rumbos que quisieron tomar. La interesante producción y el sonido de “Ya Hey” sintetizan el rumbo trazado por Vampire Weekend. A.A.

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“Demon To Lean On” – Wavves:

El peso de un debut tan auspicioso como el de King of The Beach (2010), puede en ocasiones ser una carga demasiado pasada, pero a principio del año pasado Wavves salió a la cancha con Afraid of Heights y su cantante Nathan Williams confirmó su título de rey de la nueva generación X. Más afianzado en su rol de letrista, se despacha con una canción que pinta de cuerpo entero a todo un grupo de jóvenes perdidos entre el faso y la Playstation, en trabajos de medio tiempo y con la historia repetida del No Future de los Sex Pistols, pero con Instagram y Twitter. M.B.

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